La última aparición televisiva que hizo Guido Vecchiola (46) fue en "Soltera otra vez"
(2012), en teatro fue el 201 6, con la obra "El principio de Arquímedes". Desde ahí no
se sabía qué había sido del actor de teleseries emblemáticas como "Adrenalina" y
"Amor a domicilio" (Canal 13) hasta que este lunes estuvo conversando con su
amiga Francisca García-Huidobro en "Francamente", el live de Instagram de
@canall 3cl. Ahí contó dos cosas: vive en la playa y trabaja en la empresa familiar.
"A mediados de 201 6, mi papá, que ya tiene 81 años, me pidió que formara parte del directorio de la empresa familiar. El necesitaba esto y había cosas que hacer también", habla Vecchiola del rol que juega hace tres años en la empresa ligada a la construcción y minería.
-¿Cómo se tomó esta petición? Pensando que lo suyo es la actuación.
-Obviamente no fue una obligación, me lo pidieron y tenía que hacerlo por una cosa familiar. Primero iba a ser por un año, pero ya llevo tres. No me lo tomé mal porque había tenido tanto tiempo para hacer lo que quería, imagina que empecé en la actuación a los 19 años, entonces lo tomé como una oportunidad de aprender otras cosas.
-¿Qué hace en concreto en la empresa?
-Soy parte del directorio familiar de la empresa. Voy a reuniones donde se toman decisiones estratégicas, pero no soy empresario, soy más actor que empresario y eso me ha ayudado a trabajar en esto.
-¿Cómo es eso?
-Claro, porque los actores hacemos personajes y ahora me tocó hacer este personaje más serio, de un directorio. Uno en la actuación está acostumbrado a entrar y salir de universos distintos y ahora estoy en el universo de los negocios. La intuición que uno va desarrollando gracias al teatro también me ayuda a diario en la toma de decisiones. Este mundo de los negocios es súper mental, entonces ayuda mucho haber desarrollado las sensaciones. El trabajo en equipo que se da en el teatro, en las teleseries, ayuda mucho igualmente porque uno cree en las personas, vas formando equipos.
-¿Al principio, cómo fue la recepción en las reuniones de directorio?
-Era extraño porque pasaban algunas cosas por el hecho de venir del mundo de la tele, por decirlo así: primero es que al ser conocido, la gente te presta atención; luego está lo otro, que es que por venir de otro mundo no vas a entender. Pero finalmente uno no tiene que ser seco para todo.
-¿Tuvo que tomar cursos o algo para entender el negocio?
-Traté de armarme de un grupo que sabe más que yo y mi intuición ayuda también. Tomé unos cursos de directorio y unos más y lo otro fue preguntar mucho. Acá (en los negocios) para lo mismo que en la actuación: tú puedes ser súper buen actor, pero si no tienes un buen director y un buen guión, el resultado no es bueno. Acá yo no me hago solo, todo depende del equipo.
-¿Seguirá dedicándose a esto?
-Estoy en un viaje de transición. Esta no es mi nueva vida, creo que voy saliendo de ésta para ir a otra. Por ejemplo, estoy en un curso de clases de cine para aprender de dirección de fotografía, quizás ya estoy armando lo nuevo que vendrá. Por ahora estoy en mi casa atendiendo los temas que requiere la empresa.
-A propósito de casa, ¿se fue a vivir a la playa?
-Sí, vivo allá, más al norte de Maitencillo, en la casa que construí para vivir. Me ayudó mucho a conectarme con otras áreas más físicas, que tienen que ver con la jardinería, los árboles, el construir, aprender gasfitería para conocer el lugar que habito. Durante ese proceso me conecté mucho con mi abuela, Rina Trabucco, que era una arquitecta de alma: siempre construyendo cosas; en su neceser no sólo tenía maquillaje, sino que clavos, martillos.
-Una vida muy distinta, Guido.
-Muy distinta, pero no tanto. Todavía queda mucho, espero, y estoy aprendiendo. Hay una mentalidad de que la vejez es penca y, claro, me gustaría tender la agilidad de los 20, pero cuando cumplí los 40 miré para atrás y pensé que no podría haber sido mejor.
"A mediados de 201 6, mi papá, que ya tiene 81 años, me pidió que formara parte del directorio de la empresa familiar. El necesitaba esto y había cosas que hacer también", habla Vecchiola del rol que juega hace tres años en la empresa ligada a la construcción y minería.
-¿Cómo se tomó esta petición? Pensando que lo suyo es la actuación.
-Obviamente no fue una obligación, me lo pidieron y tenía que hacerlo por una cosa familiar. Primero iba a ser por un año, pero ya llevo tres. No me lo tomé mal porque había tenido tanto tiempo para hacer lo que quería, imagina que empecé en la actuación a los 19 años, entonces lo tomé como una oportunidad de aprender otras cosas.
-¿Qué hace en concreto en la empresa?
-Soy parte del directorio familiar de la empresa. Voy a reuniones donde se toman decisiones estratégicas, pero no soy empresario, soy más actor que empresario y eso me ha ayudado a trabajar en esto.
-¿Cómo es eso?
-Claro, porque los actores hacemos personajes y ahora me tocó hacer este personaje más serio, de un directorio. Uno en la actuación está acostumbrado a entrar y salir de universos distintos y ahora estoy en el universo de los negocios. La intuición que uno va desarrollando gracias al teatro también me ayuda a diario en la toma de decisiones. Este mundo de los negocios es súper mental, entonces ayuda mucho haber desarrollado las sensaciones. El trabajo en equipo que se da en el teatro, en las teleseries, ayuda mucho igualmente porque uno cree en las personas, vas formando equipos.
-¿Al principio, cómo fue la recepción en las reuniones de directorio?
-Era extraño porque pasaban algunas cosas por el hecho de venir del mundo de la tele, por decirlo así: primero es que al ser conocido, la gente te presta atención; luego está lo otro, que es que por venir de otro mundo no vas a entender. Pero finalmente uno no tiene que ser seco para todo.
-¿Tuvo que tomar cursos o algo para entender el negocio?
-Traté de armarme de un grupo que sabe más que yo y mi intuición ayuda también. Tomé unos cursos de directorio y unos más y lo otro fue preguntar mucho. Acá (en los negocios) para lo mismo que en la actuación: tú puedes ser súper buen actor, pero si no tienes un buen director y un buen guión, el resultado no es bueno. Acá yo no me hago solo, todo depende del equipo.
-¿Seguirá dedicándose a esto?
-Estoy en un viaje de transición. Esta no es mi nueva vida, creo que voy saliendo de ésta para ir a otra. Por ejemplo, estoy en un curso de clases de cine para aprender de dirección de fotografía, quizás ya estoy armando lo nuevo que vendrá. Por ahora estoy en mi casa atendiendo los temas que requiere la empresa.
-A propósito de casa, ¿se fue a vivir a la playa?
-Sí, vivo allá, más al norte de Maitencillo, en la casa que construí para vivir. Me ayudó mucho a conectarme con otras áreas más físicas, que tienen que ver con la jardinería, los árboles, el construir, aprender gasfitería para conocer el lugar que habito. Durante ese proceso me conecté mucho con mi abuela, Rina Trabucco, que era una arquitecta de alma: siempre construyendo cosas; en su neceser no sólo tenía maquillaje, sino que clavos, martillos.
-Una vida muy distinta, Guido.
-Muy distinta, pero no tanto. Todavía queda mucho, espero, y estoy aprendiendo. Hay una mentalidad de que la vejez es penca y, claro, me gustaría tender la agilidad de los 20, pero cuando cumplí los 40 miré para atrás y pensé que no podría haber sido mejor.