Crio Clinic, el centro estético que Macarena Ramis inauguró en Las Condes el 3 de
marzo alcanzó a funcionar diez días. Tuvo que cerrarlo por la pandemia, tal como lo
hizo con la sucursal que funciona en Providencia. "Ahí estamos viendo cómo vamos
a volver. Es una sensación bien agobiante la que ha provocado esta cuarentena. Sé
que no puedo quejarme, porque hay gente que lo está pasando realmente mal. Soy
agradecida y privilegiada. Mi marido (el empresario Francisco Posada) está con
trabajo y en la casa estamos bien", confiesa la animadora.
Sin embargo, hay algo que la tiene muy afectada en estos días. "Mi mamá está muy enferma, con un cáncer súper avanzado y agresivo. Se lo diagnosticaron hace once meses y frente al coronavirus es una paciente de alto riesgo. Está en su casa y con visitas súper restringidas para resguardarla", continúa contando Maca, quien para no exponerla a un eventual contagio de Covid-19 sólo la ve a través de la ventana de su pieza. "Voy a visitarla todos los días. Cuando hacía más calor me paraba afuera de la ventana con mascarilla y podía hablarle. Con este frío no podemos abrir la ventana. Ha sido súper duro y violento no poder abrazarla. Pese a todo trato de mentalizarme de manera positiva. Soy cero depresiva, aunque hay días que me siento más agobiada. Para mí ha sido de súper ayuda poder entrenar", asegura.
-¿Cómo así?
-En tiempos normales voy al gimnasio cuatro veces por semana. En cuarentena he duplicado la cantidad de ejercicio porque es la forma de botar el estrés y de darme ánimo. Estoy mucho más disciplinada. Me motiva y me hace levantarme animada y con un propósito en el día. Tenía cosas súper básicas en mi casa: un mat (colchoneta delgada), bandas elásticas y una cuerda para saltar, hasta que me llegó el dato de que podía arrendar más equipos y me ha funcionado.
Macarena cuenta que gracias a Instagram llegó hasta un ginmasio donde arrendó bancas y un cajón para entrenar, mancuernas de distintos tamaños y una barra con ocho discos de diferentes pesos. "En total pagamos 100 mil pesos al mes. Nos sale más barato que pagar el gimnasio. En mi casa entrenamos Paco (su marido), mi hija mayor (Emilia) y el hijo mayor de Paco, que vive con nosotros. Cada uno en su horario porque los niños tienen sus clases. Yo hago de nueve a diez de la mañana, seis veces a la semana, tres de ellas con un profesor que me va guiando por Zoom, porque no es llegar y lanzarse a hacer pesas. Te puedes lesionar", explica.
-¿Se acostumbró a esta nueva modalidad?
-Claramente no es lo mismo que ir al gimnasio, pero uno se acostumbra a todo y ya estoy súper organizada con mis ejercicios. Tengo una rutina armada para todos los días. Hay días en que hago más cardio y otros más localizado. Estoy haciendo sentadillas y hip thrust (un ejercicio para levantar peso con el abdomen) con pesas con discos de 20 kilos.
Sin embargo, hay algo que la tiene muy afectada en estos días. "Mi mamá está muy enferma, con un cáncer súper avanzado y agresivo. Se lo diagnosticaron hace once meses y frente al coronavirus es una paciente de alto riesgo. Está en su casa y con visitas súper restringidas para resguardarla", continúa contando Maca, quien para no exponerla a un eventual contagio de Covid-19 sólo la ve a través de la ventana de su pieza. "Voy a visitarla todos los días. Cuando hacía más calor me paraba afuera de la ventana con mascarilla y podía hablarle. Con este frío no podemos abrir la ventana. Ha sido súper duro y violento no poder abrazarla. Pese a todo trato de mentalizarme de manera positiva. Soy cero depresiva, aunque hay días que me siento más agobiada. Para mí ha sido de súper ayuda poder entrenar", asegura.
-¿Cómo así?
-En tiempos normales voy al gimnasio cuatro veces por semana. En cuarentena he duplicado la cantidad de ejercicio porque es la forma de botar el estrés y de darme ánimo. Estoy mucho más disciplinada. Me motiva y me hace levantarme animada y con un propósito en el día. Tenía cosas súper básicas en mi casa: un mat (colchoneta delgada), bandas elásticas y una cuerda para saltar, hasta que me llegó el dato de que podía arrendar más equipos y me ha funcionado.
Macarena cuenta que gracias a Instagram llegó hasta un ginmasio donde arrendó bancas y un cajón para entrenar, mancuernas de distintos tamaños y una barra con ocho discos de diferentes pesos. "En total pagamos 100 mil pesos al mes. Nos sale más barato que pagar el gimnasio. En mi casa entrenamos Paco (su marido), mi hija mayor (Emilia) y el hijo mayor de Paco, que vive con nosotros. Cada uno en su horario porque los niños tienen sus clases. Yo hago de nueve a diez de la mañana, seis veces a la semana, tres de ellas con un profesor que me va guiando por Zoom, porque no es llegar y lanzarse a hacer pesas. Te puedes lesionar", explica.
-¿Se acostumbró a esta nueva modalidad?
-Claramente no es lo mismo que ir al gimnasio, pero uno se acostumbra a todo y ya estoy súper organizada con mis ejercicios. Tengo una rutina armada para todos los días. Hay días en que hago más cardio y otros más localizado. Estoy haciendo sentadillas y hip thrust (un ejercicio para levantar peso con el abdomen) con pesas con discos de 20 kilos.