La periodista y animadora del matinal de TVN, que tiene siete meses y medio de embarazo, llamó al doctor Sebastián Ugarte, jefe de la unidad de Paciente Crítico de la clínica Indisa y a su ginecólogo. "Ambos me dijeron que me hiciera el test, por si acaso", cuenta. El resultado fue positivo.
"Ese viernes 26 de junio me fui a hacer el examen, pero siempre pensando que saldría negativo, porque no tenía ningún síntoma. Nos acostamos con Ignacio (Rivadeneira, su marido), estábamos viendo tele y como a las 2 de la mañana me puse a revisar mis mails. Dentro del buzón apareció un correo nuevo con una licencia médica. Dale, dije, salí positivo".
La primera llamada fue a su ginecólogo. "No me preocupé por mi embarazo porque desde que llegó el Covid al país me puse a leer harto sobre cómo afectaba a las embarazadas y no hay ningún informe que confirme que es dañino para las embarazadas y los bebés en formación porque la placenta los protege. Mi ginecólogo me dijo lo mismo y me dio un antigripal especial para embarazadas".
Pese a que el virus fue asintomático en ella, lo siguiente para la animadora del Festival de Viña fue ocuparse de la cuarentena de 14 días que tenía que iniciar: "Esa misma madrugada me cambié de pieza. Me fui a una que usamos como para estudiar. Tiene un escritorio, una cama de plaza y media y un baño. Nacho cambió las sábanas y nos dormimos".
Al otro día vino la conversación vía Facetime con sus hijas, Violeta, de 7, Jacinta de 5 y Luisa de 3 años. "Les tuve que explicar por videollamada que la mamá estaría por unos días en esa pieza por el virus y que ellas, al igual que el papá, también se tendrían que hacer el examen".
-¿Cómo salieron los resultados del resto de la familia, María Luisa?
-Se hicieron el examen y Nacho y Violeta salieron negativos. La Luisa y Jacinta salieron positivas aunque por suerte, también asintomáticas, así que también se fueron en cuarentena y en la casa con todos los resguardos con ellas y conmigo.
Ahora ellas también salieron de cuarentena.
-¿De qué forma vivió su cuarentena?
-Lo más tranquila posible, porque tuve la suerte de ser asintomática. Los cuatro primeros días aproveché de estar muy empijamada, de dormir, de descansar. Pero después, al quinto día, me empecé a desesperar.
-¿En qué sentido?
-Como estoy embarazada y tengo una guata grande, porque mi guagua ya es grande, me empezó a doler mucho la cola, las piernas. Así que empecé a ducharme todos los días, a vestirme y estirar un poco mi cuerpo, dentro de lo que me permite la guata. También me empecé a poner en otras posiciones en la cama, me paraba y me sentaba en la cama, buscando una forma de activar, porque tampoco había mucho espacio para caminar
-¿Cómo se organizó con las niñas?
-Nacho se hizo cargo de todo, pero hubo una parte muy difícil: hacerles entender a las niñas que no podíamos vernos. Los primeros días se ponían guantes y mascarillas y abrían la puerta de la pieza donde yo estaba para entrar; tuve que cerrar con llave. Cuando se ponían a llorar por algo y me llamaban hacíamos Facetime. Lo que más me costó, y también a ellas, fue no poder abrazarlas. Es muy difícil explicarles a tus hijas que no las puedes abrazar, darles un beso, que si les pasa algo no las puedes contener. Eso me partió el corazón.
-¿Y la casa, Mari?
-Nacho igual tenía que trabajar, pero se hizo cargo de todo. Lo logró, porque él es muy tranquilo igual, así que se organizó súper bien con las niñas, el home school , las tareas más hogareñas. Comíamos lo que había en la casa, pollo con arroz o con ensaladas, y él me dejaba la bandeja con comida en la puerta.
-¿Aprovechó de hacer otras cosas en cuarentena?
-Hice algo que hace años no hacía: leerme un libro. Leí entero "Instrumental", de James Rhodes, lo hice en dos días (288 páginas) y empecé"La amiga estupenda", de Elena Ferrante. Y comí muchos chocolates que me mandaron mis amigas.
-¿Cómo fue el fin de la cuarentena?
-Fue el jueves y aquí todas gritaban. Yo estaba feliz, Nacho aliviado jajajá. Finalmente estaba agradecida porque acá tanto yo como mis dos hijas fuimos Covid-19 asintomáticas. Y todo ha sido volver a la rutina. Ahora, de hecho, tengo que hacer tareas con ellas.