Por la misma fecha, la colorina confesó sufrir varios desórdenes alimenticios, como bulimia y anorexia, enfermedad que la aquejó durante 23 años y que trató en el Centro Rosewood, ubicado en Santa Monica, Estados Unidos. "Llevo ocho meses sana", dice orgullosa Block, que este jueves debutó con una webserie bautizada como "Ser".
La producción inspirada en su vida tiene hasta ahora dos capítulos, ambos con una duración de alrededor de seis minutos. "Cuento la historia de Winny, una mujer que está sola a la merced de sus miedos, fobias e inseguridades, recién separada, sin familia y que debe enfrentar una peligrosa enfermedad mental en plena cuarentena", explica Block, que asegura que "todos los jueves, a las 22 horas, se puede ver un nuevo capítulo a través de la cuenta de Instagram (@ser.igserie)".
-¿Cómo nació la serie?
-Hace tiempo tenía una idea basada en una imagen de una mujer que despertaba todos los días pensando en ser o no ser. La pandemia me sorprendió en medio de un cambió de vida. Tres días antes de la primera cuarentena recibí un llamado del que era mi ex marido en que me ofrecía ayuda y me proponía enfrentar esta catástrofe juntos. Al principio pensé nica, pero nos fuimos entendiendo.
-¿Ahora están juntos?
-Sí. Yo le conté mi idea y le pareció que era un proyecto valioso en el que podíamos congeniar y darle sentido a este encierro.
-¿Qué hace él en la serie?
-La música obviamente y también mira el guión. Yo dirijo y hago el resto.
Borrón y cuenta nueva
Nicole Block y Juan Cristóbal Meza actualmente están viviendo juntos. La pareja completó una terapia online de pareja. "Nos cambió todo. Lo recomiendo, pero sí hay que estar abierto a escuchar, a respirar tres veces y tomarse los tiempos", dice la actriz.-¿Cómo se les ocurrió la idea de hacer terapia?
-Partió porque yo la exigí. Le dije ok, empecemos hablar pero debemos hacer terapia Es sumamente útil tener un mediador y otra perspectiva, en especial cuando hay problemas de pareja.
-¿Qué temas trataron?
-Cosas que nos molestaban o nos dolían del otro. Es complicado explicarlo sin puntualizar algo específico, pero sí puedo decir que al final de cada sesión terminábamos matados de la risa celebrando. Obviamente que durante (las sesiones) sí nos agarrábamos un poco, pero después terminábamos re contentos y esperábamos la próxima sesión. Aprendimos a guardar las inquietudes y a tratarlas cuando había un mediador que nos podía ayudar.
-¿Siguen en terapia?
-Nos dieron el alta.
-¿Qué sucede ahora sin terapeuta?
-Ya somos capaces de conversar nuestros problemas de una forma más madura, sin discutir.
-¿Él la ayuda con su desorden alimenticio?
-Ya casi no es tema porque me ve muy motivada, pero sí me pregunta y siempre está atento.