"Antes del coronavirus, no eran más de dos universitarios en todo un semestre que me pedían que les resolviera una prueba a cambio de dinero. Ahora la frecuencia se disparó: más de 16 personas me han contactado para eso", cuenta el profesor del Liceo Bicentenario de Coronel, quien, preocupado por la expansión de esta mala práctica, escribió una carta al diario "El Mercurio", titulada "Honestidad académica".
"Mi preocupación va en que a pesar de que dejo claro en mi aviso que no hago ese trabajo, igual me contactan. Imagino que otros profesores, por necesidad, terminan accediendo a realizar estos favores. Pero alguien que está estudiando para ser ingeniero civil no puede recibirse sin saber bien los conocimientos de su profesión. Ejemplos de errores emblemáticos hay bastantes: el puente Cau-Cau, edificios que se cayeron para el terremoto, etcétera", dice.
Aravena cuenta que los mensajes que le llegan son explícitos. "Voy a tener una prueba mañana, te pago si la haces por mí. Jamás he llegado a la parte del dinero, porque los rechazo antes. Una vez, antes de la pandemia, una persona que estaba haciendo un curso para postular a un ascenso, me ofreció $100.000".
"Quizás ahora es más fácil caer en vicios, debido a la falta de supervisión presencial. Lo único que puede servir es dar una formación ética desde el principio, desde que un estudiante elige una carrera y comprender el valor de esa profesión para la sociedad", reflexiona.
Al microbiólogo Eduardo Jeria (30) también le han llegado este tipo de ofertas en páginas como superprof.cl, donde ofrece clases particulares. "Al principio los rechazaba, pero hubo unos que fueron tan insistentes que decidí aceptarlos solo con la intención de hacerlos reprobar y contactar al profesor para informarle la situación", confiesa.
Jeria recuerda que el monto más alto que le han ofrecido fueron 50 mil pesos a cambio de hacerse pasar por el estudiante en el aula virtual de una universidad.
Aprendizaje versus título
El doctor en ingeniería Gonzalo Pizarro, a cargo de la implementación de la integridad académica de la Universidad Católica, comenta que cada vez es más frecuente el contract cheating (engaño por contrato), una forma de deshonestidad académica en la que los estudiantes pagan a otros para completar sus cursos."El valor de aprender se ha eliminado completamente. El título ha tomado una importancia tan grande, que todo lo que pasa entre medio da lo mismo. El aprendizaje es lo que ha quedado fuera de la ecuación. En esto hay que generar conciencia. Uno no se pasa las luces rojas para evitar un parte, uno no se pasa las luces rojas para no atropellar a alguien. Acá es lo mismo. Yo no hago trampa no porque evito un castigo, yo hago mi trabajo honesto porque es lo que corresponde para ser un profesional digno y útil a la sociedad. No se trata de lo bueno y lo malo, sino que de un cambio de mentalidad", dice el director académico de docencia.
-¿Esto se ha acentuado durante la pandemia?
-Mi impresión es que la gente deshonesta no es un montón, no son todos, pero la percepción es más grande. Y los alumnos honestos, cuando tienen esa percepción de que hay muchos deshonestos, probablemente sienten que quedan en desventaja. Por eso se meten en cosas así en momentos en que hay más facilidades.
-¿Cómo manejan el tema de las evaluaciones online?
-Estamos promoviendo conversaciones sobre confianza y honestidad en las clases. Además, a los profesores les hemos dado recomendaciones, como por ejemplo, hacer pruebas que requieran del pensamiento y trabajo individual. Si las respuestas a la prueba aparecen todas en Google, es una mala prueba. También hacer pruebas con texto abierto para evaluar el aprendizaje y no la memorización.
