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Escombros genómicos

"En vez de buscar el coronavirus en las personas, vamos directamente al ambiente de la ciudad", cuenta Eduardo Castro Nallar, doctor en ciencias biológicas de la Universidad George Washington y profesor de la Universidad Andrés Bello. Desde hace ocho semanas, su equipo está rastreando el genoma del nuevo coronavirus en pasamanos y boleterías del Metro, en teclados de cajeros automáticos y en superficies a la salida de supermercados. "Hemos tomado muestras y en algunas hemos detectado coronavirus por PCR", explica. Son fragmentos muertos de virus, que no tendrían el poder de contagian "Escombros genómicos", como él los llama. La idea del proyecto es crear una especie de sistema de alerta temprana que indique si hay nuevas variantes del virus circulando en la ciudad. Próximamente comenzarán a tomar muestra del aire.

Nervio frénico

La ventilación mecánica puede provocar una disfunción en el diafragma, el principal músculo de la respiración. "Es una de las principales causas que dificulta el proceso de desconexión del paciente al ventilador mecánico, lo que se asocia a malos resultados funcionales a largo plazo", cuenta Francisco Saavedra Rodríguez, ingeniero civil biomédico de la Universidad de Concepción. Su proyecto propone crear un dispositivo para estimular superficialmente con electricidad el nervio frénico, que activa el diafragma. "Esto permitirá mantener al diafragma activo durante el periodo de ventilación mecánica, previniendo el problema de disfunción diafragmática y aumentando el éxito de la extubación en los pacientes Covid-19", explica.

El gran misterio del nuevo coronavirus

¿Por qué una persona contagiada enferma gravemente y otra, también contagiada, ni siquiera se siente mal? El gran misterio del nuevo coronavirus es lo que pretende descubrir el proyecto liderado por Ricardo Verdugo, doctor en genética de la Universidad de California Davis y director de ChileGenómico, una iniciativa del Programa de Genética Humana del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. "Nuestro objetivo es buscar cuáles son las variantes genéticas que determinan que algunas personas manifiesten formas severas de la enfermedad, mientras que otras manifiesten formas mucho más leves y que nunca requieran hospitalización o asistencia", explica. El equipo de Verdugo quiere recolectar el genoma de 4.000 personas. Los interesados podrán contactarse con los investigadores a través de un sitio web y se les harán encuestas para saber qué síntomas tuvieron, si estuvieron hospitalizados y si necesitaron ventilación mecánica. Lo más probable es que luego se les tome una muestra de saliva, la manera más sencilla de obtener el código genético.

Telerradiología

"IA TRAD" es la sigla de Inteligencia Artificial Telerradiología. Así se llama el proyecto que lidera Steffen Hãrtel, doctor en física en la Universidad de Bremen, investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile y presidente del comité académico del Centro Nacional de Sistemas de Información en Salud. La idea inicial es aplicar la inteligencia artificial paran analizar radiografías y tomografías tomadas en cualquier parte del país a pacientes con Covid-19. "La gracia que tiene es que adopta completamente la perspectiva del médico. No es un loco ingeniero que viene con una solución e invade el hospital, sino que un traje a medida del radiólogo", explica. Actualmente especialistas del Hospital Clínico de la Universidad de Chile analizan imágenes tomadas y enviadas desde regiones, pero la demanda es muy grande. La inteligencia artificial ayudaría mucho. Hártel piensa más allá y dice que este proyecto es un ejemplo de la digitalización que necesita el país. "No sólo lo estamos haciendo para Covid-19, sino que también para el 20, el 21 y el 22", asegura.

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