En Universidad Católica la imagen de Raimundo Tupper se eternizó y este lunes, al
cumplirse 25 años desde su fallecimiento en Costa Rica, reapareció una vez más su
legado futbolístico, pero sobre todo el humano. "Me encanta que se le recuerde, me
gusta que trascienda. Me siento un privilegiado de haberlo conocido y haber sido su
amigo. Me encanta que la gente se entere de lo que era Raimundo", dice Rodrigo
Gómez, ex compañero y partner del Mumo.
"Han pasado 25 años y cada día hay más gente que lo conoce, lo sigue y entiende su mensaje. Su trascendencia, pese a haber sido un futbolista exitoso de la UC y la Selección, está afuera de la cancha. Era una persona que teniéndolo todo, siempre estuvo más preocupado de los más débiles, y en estos momentos complicados se extraña una persona así. Su trascendencia se da porque, en general desde el fútbol, no se encuentra gente de esa calidad. Su vida fue mucho más que el fútbol", agrega.
Gómez cuenta que los gustos en común lo llevaron a una amistad infranqueable con Tupper. "Nos unimos a través de la lectura o la música, Raimundo era un gran lector, mucho más que yo. Era muy inquieto, le gustaba leer, estudiar y prepararse porque entendía que el fútbol era un momento, un espacio, una etapa y que la vida continuaba. Cuando un amigo se va, como cantaba Alberto Cortez, no se puede llenar ese espacio, queda vacío, pero uno aprende a vivir sin el amigo. Pasan cosas, uno se casa y tiene hijos, pero efectivamente quedan hermosos recuerdos", dice.
El ex volante conoció al Mumo Tupper en la tercera infantil de Universidad Católica, en 1981, fueron compañeros en el primer equipo de la UC, en la Selección chilena y en la Universidad Diego Portales donde, junto a Luka Tudor, Andrés Olivares y Nelson Parraguez, estudiaron ingeniería comercial en las noches. Las inquietudes intelectuales los unió y les permitió conocer a variadas celebridades.
"Tenemos una foto buenísima con Nicanor Parra, íbamos a España y la conversación fue maravillosa. El fue muy generoso con nosotros y se sorprendió también que fuéramos futbolistas y estuviéramos con él conversando tanto rato. A Joan Manuel Serrat lo fuimos a ver en Colombia, estábamos allá por la Copa Libertadores, y coincidimos en el hotel. Fuimos a su recital y aprovechamos de sacarnos una foto".
"En otra ocasión fuimos de vacaciones a Cuba y tratamos de encontrar a Silvio Rodríguez, pero no lo pudimos conocer. Fuimos cinco amigos y estando en La Habana, le seguimos la pista a todas partes. Hicimos la ruta donde vivía y no tuvimos suerte. Caminamos por todos lados y no dimos con él. Fuimos a recitales de Silvio en Chile, llegábamos a las tres de la tarde al estadio", cuenta Rodrigo Gómez.
Para la familia Tupper Lyon el recuerdo de Raimundo está siempre presente, aunque saben que el 20 de julio es una fecha especial, sobre todo para sus hermanos Andrés, Enrique, José Miguel, Patricia y sus sobrinos, entre ellos Martín.
"Lo recordamos siempre, porque es alguien que nos une. Yo estaba por cumplir seis años cuando falleció en 1995, tengo recursos ligados a la Católica, de cuando nos traía al estadio y nos llevaba a los camarines. Trabajo hace tres años en la UC como jefe de operaciones del plantel profesional y veo el cariño en el club todos los días", comenta Martín Tupper.
"Somos bastantes primos, todos bien cercanos y en estas fechas nos reunimos de la forma que se pueda. Generalmente se hacía una misa o se comparte en familia, porque al Mumo le gustaba eso. Uno siempre tiene ídolos en cualquier disciplina, en la música o en el arte, pero hay algunos que causan un impacto particular no sólo por lo que hicieron, en este caso como futbolista, sino que también por querer ayudar a la gente o simplemente por dar una opinión política cuando correspondía", asegura Martín.
"Han pasado 25 años y cada día hay más gente que lo conoce, lo sigue y entiende su mensaje. Su trascendencia, pese a haber sido un futbolista exitoso de la UC y la Selección, está afuera de la cancha. Era una persona que teniéndolo todo, siempre estuvo más preocupado de los más débiles, y en estos momentos complicados se extraña una persona así. Su trascendencia se da porque, en general desde el fútbol, no se encuentra gente de esa calidad. Su vida fue mucho más que el fútbol", agrega.
Gómez cuenta que los gustos en común lo llevaron a una amistad infranqueable con Tupper. "Nos unimos a través de la lectura o la música, Raimundo era un gran lector, mucho más que yo. Era muy inquieto, le gustaba leer, estudiar y prepararse porque entendía que el fútbol era un momento, un espacio, una etapa y que la vida continuaba. Cuando un amigo se va, como cantaba Alberto Cortez, no se puede llenar ese espacio, queda vacío, pero uno aprende a vivir sin el amigo. Pasan cosas, uno se casa y tiene hijos, pero efectivamente quedan hermosos recuerdos", dice.
El ex volante conoció al Mumo Tupper en la tercera infantil de Universidad Católica, en 1981, fueron compañeros en el primer equipo de la UC, en la Selección chilena y en la Universidad Diego Portales donde, junto a Luka Tudor, Andrés Olivares y Nelson Parraguez, estudiaron ingeniería comercial en las noches. Las inquietudes intelectuales los unió y les permitió conocer a variadas celebridades.
"Tenemos una foto buenísima con Nicanor Parra, íbamos a España y la conversación fue maravillosa. El fue muy generoso con nosotros y se sorprendió también que fuéramos futbolistas y estuviéramos con él conversando tanto rato. A Joan Manuel Serrat lo fuimos a ver en Colombia, estábamos allá por la Copa Libertadores, y coincidimos en el hotel. Fuimos a su recital y aprovechamos de sacarnos una foto".
"En otra ocasión fuimos de vacaciones a Cuba y tratamos de encontrar a Silvio Rodríguez, pero no lo pudimos conocer. Fuimos cinco amigos y estando en La Habana, le seguimos la pista a todas partes. Hicimos la ruta donde vivía y no tuvimos suerte. Caminamos por todos lados y no dimos con él. Fuimos a recitales de Silvio en Chile, llegábamos a las tres de la tarde al estadio", cuenta Rodrigo Gómez.
Para la familia Tupper Lyon el recuerdo de Raimundo está siempre presente, aunque saben que el 20 de julio es una fecha especial, sobre todo para sus hermanos Andrés, Enrique, José Miguel, Patricia y sus sobrinos, entre ellos Martín.
"Lo recordamos siempre, porque es alguien que nos une. Yo estaba por cumplir seis años cuando falleció en 1995, tengo recursos ligados a la Católica, de cuando nos traía al estadio y nos llevaba a los camarines. Trabajo hace tres años en la UC como jefe de operaciones del plantel profesional y veo el cariño en el club todos los días", comenta Martín Tupper.
"Somos bastantes primos, todos bien cercanos y en estas fechas nos reunimos de la forma que se pueda. Generalmente se hacía una misa o se comparte en familia, porque al Mumo le gustaba eso. Uno siempre tiene ídolos en cualquier disciplina, en la música o en el arte, pero hay algunos que causan un impacto particular no sólo por lo que hicieron, en este caso como futbolista, sino que también por querer ayudar a la gente o simplemente por dar una opinión política cuando correspondía", asegura Martín.