La odontóloga Joaquina Erazo (26) también es trazadora. Hace un mes trabaja para la Seremi de Salud de Valparaíso, en un call center instalado en una sala de computación del DUOC UC de la ciudad puerto. Cuenta que llama a unos 15 casos positivos al día. Cada llamada dura unos 10 minutos, pero cuenta que hay personas que pueden estar hasta 25 minutos hablando de sus problemas. Gana entre $800.000 y $1.000.000.
Yolanda y Joaquina son parte de los 3.940 trazadores que hay en todo el país, según la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza. "La estrategia de trazabilidad tiene como objetivo principal contribuir a limitar la transmisión de persona a persona mediante la detección rápida de los casos Covid-19 y la identificación de sus contactos. Así prevenimos nuevos brotes y retrasamos la propagación de la enfermedad", agrega.
La seremi de Salud RM, Paula Labra, explica que hay dos perfiles de trazadores: los funcionarios de la salud, como Joaquina, quienes están encargados de hacer la investigación epidemiológica del caso índice; y los trazadores de casos estrechos, como Yolanda, quienes tienen que llamar a los potenciales contagiados y seguir su evolución. Pueden ser profesionales fuera del área de la salud.
"El personal de salud requiere el título universitario y el curso de trazabilidad de la Universidad de Chile. Además de una disponibilidad de hacer turnos 2x2. Los profesionales de contacto estrecho necesitan conocimiento en excel y en base de datos y tener habilidades blandas para la comunicación directa con pacientes", asegura.
¿Cómo es un día de trabajo de un trazador? Yolanda lo describe así: "Lo primero que hago es decir buenos días o buenas tardes. Luego me presento y explico el motivo de la llamada. Le digo a la persona que llamo desde la Seremi de Salud y que en nuestro registro aparece como un contacto estrecho de un paciente con Covid-1 9. Le digo que estamos en seguimiento de trazabilidad y que necesito hacerle una serie de preguntas en relación a su salud".
"Estamos distanciados puesto por medio -agrega la periodista-. Mi compañero del lado, por ejemplo, está a dos metros. A nosotros nos entregan alcohol gel y toallitas. Entonces, todas las mañanas, debemos limpiar nuestros puestos con esas toallitas antes de empezar a trabajar. Por supuesto tenemos que usar todo el día mascarilla y también usamos escudo facial. Tenemos prohibido comer en nuestros puestos, porque no nos podemos sacar las mascarillas".
"Almorzamos en una especie de casino -prosigue- Por mesa se usan solo dos puestos y nos ubicamos mesa por medio. Acá todo es muy estructurado. Por ejemplo, con las toallitas que nos pasan también limpiamos nuestra mesa y nuestras sillas antes de almorzan En mi caso, llevo mi almuerzo, porque hay microondas habilitados para calentar la comida. Ahora bien, si vas a utilizar el microonda, debemos sacar la toallita y limpiarlo antes".
Joaquina reflexiona sobre su nuevo trabajo: "Nuestra pega es esencial, pese a no estar en la primera línea de los hospitales. Somos una primera línea de soporte dentro de los hogares. Estamos para las preguntas y para escuchar a las personas. Es bien triste oír historias de personas que dicen que no tienen puertas para separar las piezas y las dividen con cortinas. Obviamente a esas personas las derivo a una residencia sanitaria. O las personas que tienen que salir a trabajar, les gestiono la licencia, porque no pueden salir a exponerse más".
-¿Termina muy cansada al final del día, Yolanda?
-Igual termino cansada cuando te tocan muchos llamados. Aunque es más el agotamiento por estar todo el rato sentada. Como que se te seca mucho la boca por tanto hablar. Hablamos todo el día por teléfono. Por eso tenemos breaks para tomar agua y descansar un poco. Lo que hago para la garganta es pararme e ir al baño a tomar un vaso de agua.
-¿Y usted, Joaquina?
-Es harta pega. Más cansa cuando las personas están muy asustadas o son más agresivas o desconfiadas. Son las menos, y en general la gente agradece mucho el llamado, y lo está esperando, pero hay personas que son muy miedosas. Y se entiende. Eso requiere un trabajo más psicológico. Hay gente, por ejemplo, que me ha dicho: yo no tengo por qué darte mi rut. Y es como: señora, por favor, entiéndame es para la Seremi jajajá.