Villarrica, ciudad balneario del sur de Chile, tiene unos 50.000 habitantes. Está a una
media hora de Lican Ray y Pucón. Así que cada verano, cuando se instalaban los
turistas, Yazmín Vásquez (@yazminvasquezpuali), panelista de "MILF" y oriunda de
allí, escuchaba el mismo comentario. "Llegaron los santiaguinos gritando, tocando la
bocina y creyendo que el auto vuela".
"Recuerdo un verano en que un tipo me tocaba y me tocaba la bocina, estábamos detenidos en una luz roja. Yo me paré, me bajé y le dije: ¿Qué quieres que haga: que levante el auto y vuele? Tranquilízate. Aunque la gente esté de vacaciones en el sur, sigue al ritmo de la capital", comenta la periodista y modelo.
A mediados de los 90, Vásquez llegó a instalarse a Santiago. Tenía 17 años y venía a estudiar periodismo en la Uniacc. Lo hizo conduciendo un Toyota Tercel y con varias precauciones impuestas por sus papás: no podía salir en el vehículo después de las 20 horas y, como vivía cerca de una comisaría, la dejaron "encargada".
"Lo peor es que yo, la imbécil, les hacía caso. Me habría ahorrado cuantos viajes en micro por la noche y habría estado mucho más cómoda", dice, con humor.
Ahora, con casi dos décadas radicada en Santiago y con visitas al sur para casi todos los feriados y vacaciones, tiene un diagnóstico claro: en la capital del país se maneja muy diferente. "Acá el nivel de estrés es más grande: sacamos la cabeza por la ventana, tocamos la bocina y es algo es normal, pero allá en el sur no", dice.
En Santiago "la gente tiene un estilo de conducción a la defensiva, además de que hay más autopistas y rotondas, y las micros son más grandes y por ende asustan más", teoriza.
Pero a la panelista no le parece tampoco que todo sea tan idílico. "En el sur la gente es más lenta, y como no hay tanto semáforo ni avenidas, se tiende a respetar menos la señalética".
-¿Se puso a manejar apenas llegó a Santiago?
-Yo aperré, me acostumbré. Cuando recién llegué yo manejaba bien, pero como el ritmo en Santiago era diferente pensé en tomar un curso. Pero miraba a los pobres cabros que lo hacían, conduciendo despacito y con tanta cara de miedo que preferí que no. Me demoré unos tres meses en acostumbrarme. Tenía y tengo problemas con los pilares; con las micros, que las encuentro demasiado grandes; con entrar a las rotondas, y además me costaba estacionarme de cola. Pero ahora no, encuentro que soy seca.
-¿Cómo lo hizo?
-Me di cuenta de que uno siempre tiene que andar por su carril. Al final manejar sólo es práctica, pero hay gente que no le pierde el miedo nunca. Imagínate que tengo un amigo que se compró un auto y no lo ha manejado nunca.
-¿Se le ha ido pegando este estilo de conducción de la capital?
-Qué pena, pero sí, se me ha pegado el estilo santiaguino de manejar, sobre todo en lo arrebatada. El problema acá radica en que uno siempre sale al filo de la hora y cualquier cosa que pase en el camino te altera. Ahora yo también soy de las que grita, dice garabatos y baja el vidrio.
-Cambiemos de tema, ¿ha salido a manejar en cuarentena?
-Tuve que ir a hacer un trámite urgente al banco y me costó que la llave funcionara porque estaba sin la batería. Después de ir al banco definitivamente no funcionó, estuve como diez minutos pegándole al vidrio hasta que dije: no queda otra y lo abrí de manera manual. Sonaba la alarma y me subí. Pero llegó Seguridad Ciudadana, pensaban que me lo estaba robando. Yo andaba con parka, gorro, antifaz y mascarilla. Les dije: ya sé que me veo poca cosa, pero el auto es mío. Así que me tuve que devolver con la alarma sonando, muerta de plancha.
A su juicio, el problema es que en Santiago las distancias son muy largas. "Eso implica una ansiedad permanente de llegar al otro punto, cualquier cosa que te detenga es lo que te genera este estrés", dice.
¿Alguna ciudad que le parezca menos sureña para manejar? "Concepción, está mucho más poblada, con varias vías rápidas y muchas avenidas principales", comenta Oyarce, quien tiene 30 años de experiencia de conducción off-road. Sus favoritas son "Temuco y Puerto Montt, porque bocinean menos".
-¿Algún inconveniente de manejar en el sur?
-El parque automotriz es mucho más antiguo, todos los autos de entre 5 y 8 años de antigüedad terminan ahí. Entonces cuando uno circula en las partes rurales hay que estar atento. La gente suele ser más distraída, no señalan tanto, doblan en U y como tienen vehículos más antiguos a veces andan con las luces quemadas; entonces sí o sí hay que andar más atento.
"Recuerdo un verano en que un tipo me tocaba y me tocaba la bocina, estábamos detenidos en una luz roja. Yo me paré, me bajé y le dije: ¿Qué quieres que haga: que levante el auto y vuele? Tranquilízate. Aunque la gente esté de vacaciones en el sur, sigue al ritmo de la capital", comenta la periodista y modelo.
A mediados de los 90, Vásquez llegó a instalarse a Santiago. Tenía 17 años y venía a estudiar periodismo en la Uniacc. Lo hizo conduciendo un Toyota Tercel y con varias precauciones impuestas por sus papás: no podía salir en el vehículo después de las 20 horas y, como vivía cerca de una comisaría, la dejaron "encargada".
"Lo peor es que yo, la imbécil, les hacía caso. Me habría ahorrado cuantos viajes en micro por la noche y habría estado mucho más cómoda", dice, con humor.
Ahora, con casi dos décadas radicada en Santiago y con visitas al sur para casi todos los feriados y vacaciones, tiene un diagnóstico claro: en la capital del país se maneja muy diferente. "Acá el nivel de estrés es más grande: sacamos la cabeza por la ventana, tocamos la bocina y es algo es normal, pero allá en el sur no", dice.
En Santiago "la gente tiene un estilo de conducción a la defensiva, además de que hay más autopistas y rotondas, y las micros son más grandes y por ende asustan más", teoriza.
Pero a la panelista no le parece tampoco que todo sea tan idílico. "En el sur la gente es más lenta, y como no hay tanto semáforo ni avenidas, se tiende a respetar menos la señalética".
-¿Se puso a manejar apenas llegó a Santiago?
-Yo aperré, me acostumbré. Cuando recién llegué yo manejaba bien, pero como el ritmo en Santiago era diferente pensé en tomar un curso. Pero miraba a los pobres cabros que lo hacían, conduciendo despacito y con tanta cara de miedo que preferí que no. Me demoré unos tres meses en acostumbrarme. Tenía y tengo problemas con los pilares; con las micros, que las encuentro demasiado grandes; con entrar a las rotondas, y además me costaba estacionarme de cola. Pero ahora no, encuentro que soy seca.
-¿Cómo lo hizo?
-Me di cuenta de que uno siempre tiene que andar por su carril. Al final manejar sólo es práctica, pero hay gente que no le pierde el miedo nunca. Imagínate que tengo un amigo que se compró un auto y no lo ha manejado nunca.
-¿Se le ha ido pegando este estilo de conducción de la capital?
-Qué pena, pero sí, se me ha pegado el estilo santiaguino de manejar, sobre todo en lo arrebatada. El problema acá radica en que uno siempre sale al filo de la hora y cualquier cosa que pase en el camino te altera. Ahora yo también soy de las que grita, dice garabatos y baja el vidrio.
-Cambiemos de tema, ¿ha salido a manejar en cuarentena?
-Tuve que ir a hacer un trámite urgente al banco y me costó que la llave funcionara porque estaba sin la batería. Después de ir al banco definitivamente no funcionó, estuve como diez minutos pegándole al vidrio hasta que dije: no queda otra y lo abrí de manera manual. Sonaba la alarma y me subí. Pero llegó Seguridad Ciudadana, pensaban que me lo estaba robando. Yo andaba con parka, gorro, antifaz y mascarilla. Les dije: ya sé que me veo poca cosa, pero el auto es mío. Así que me tuve que devolver con la alarma sonando, muerta de plancha.
Tranquilidad sureña
Omar Oyarce, conductor del programa "Aventura 4x4" que se exhibe actualmente por Facebook y que tiene más de 21 años al aire, explica que le ha tocado recorrer manejando desde Arica a Punta Arenas. "Yo considero que el sur es después de Chillán y allí la diferencia se ve desde la carretera. Se maneja con más tranquilidad y distancia, no está el estrés permanente de que te toquen bocina".A su juicio, el problema es que en Santiago las distancias son muy largas. "Eso implica una ansiedad permanente de llegar al otro punto, cualquier cosa que te detenga es lo que te genera este estrés", dice.
¿Alguna ciudad que le parezca menos sureña para manejar? "Concepción, está mucho más poblada, con varias vías rápidas y muchas avenidas principales", comenta Oyarce, quien tiene 30 años de experiencia de conducción off-road. Sus favoritas son "Temuco y Puerto Montt, porque bocinean menos".
-¿Algún inconveniente de manejar en el sur?
-El parque automotriz es mucho más antiguo, todos los autos de entre 5 y 8 años de antigüedad terminan ahí. Entonces cuando uno circula en las partes rurales hay que estar atento. La gente suele ser más distraída, no señalan tanto, doblan en U y como tienen vehículos más antiguos a veces andan con las luces quemadas; entonces sí o sí hay que andar más atento.