Fernanda Stuardo (25 años) se puso los zapatos con taco alto sólo para tomarse la
foto que ilustra esta nota. Si no hubiera sido por el Covid-19 los debería haber usado
para rendir su examen de grado de derecho en la Universidad de Concepción, el
jueves 27 de agosto. Sin embargo, con la pandemia, su prueba máxima para titularse
de abogada finalmente fue a través de la plataforma Google Meet, que funciona
bastante parecido a Zoom, y eso le permitió presentarse en zapatillas ante la
comisión que la evaluó.
El camino para dar el examen de grado, Fernanda lo inició en enero del año pasado cuando egresó de derecho y aprobó su tesis. "Mi idea era rendir el examen en diciembre. Pero vino el estallido social y todo se empezó a atrasar", recuerda ella. Con la emergencia sanitaria declarada en marzo pasado sus planes volvieron a cambiar: "Me juntaba con un grupo de compañeros a estudiar en la biblioteca central de la universidad, pero la cerraron y me tuve que encerrar en mi casa a estudiar. Me hice un horario: desde las 9 hasta las 14 horas. Me daba un recreo de dos horas para almorzar y retomaba a las 16 hasta las 20 horas. A la larga eso me afectó. En mayo tuve una crisis de angustia".
Fernanda relata su experiencia desde la sala de espera de una clínica de Concepción mientras espera su turno para tomarse la PCR. "Vine con mis dos hermanas y mi papá porque mi mamá dio positivo de coronavirus al día siguiente de mi examen", cuenta ella. "Yo ando con dolor de cabeza, pero pienso que también puede ser producto del estrés post examen", suma.
-¿Cómo superó la crisis de angustia?
-Pasé dos semanas sin tomar ningún libro ni cuaderno. Estaba con síntomas de depresión. Sentía que no tenía sentido seguir estudiando y dar el examen mientras estaba la escoba en el país por el coronavirus. Sentía que no estaba aportando en nada. Le pedí ayuda a una siquiatra, dormí mucho y mis papás, como me vieron tan mal, me regalaron un cachorro shih tzu. Teo me tiró para arriba altiro. Me cambió la actitud y retomé los estudios con más energías. En las últimas tres semanas agregué dos horas más de estudio diario y también sumé los fines de semana.
Para el examen de grado mismo la Universidad de Concepción siguió los mismos protocolos que en tiempos normales: Fernanda pidió fecha con dos meses de anticipación y un mes antes tuvo una reunión virtual con su jefe de carrera. "La comisión que me evaluó estaba formada por el decano y el vicedecano de la universidad, mi profesor guía de la tesis y un profesor de derecho civil y otro de derecho procesal. Estos dos últimos nombres fueron sorteados en la reunión con el jefe de carrera. Ese día internet funcionó mal, yo veía todo pixelado. Quedé muy nerviosa pensando que no me podía pasar lo mismo para el examen. Mi pololo me recomendó que conectara el computador directamente al modem. Lo hice así y no tuve ningún problema".
-¿Estaba muy nerviosa durante el examen?
-Creo que este sistema me favoreció por varias razones. Primero, cuando hay exámenes presenciales cualquiera puede entrar a la sala y quedarse a tu examen. Ahora yo invité a mis dos mejores amigos a verme, pero ellos estaban con sus cámaras apagadas. Segundo, la comisión que te evalúa se sienta sobre una mini tarima, detrás de un escritorio que está a una cierta altura. Eso significa que tienes que mirarlos hacia arriba y eso es un poco intimidante. Tercero, yo estaba en mi casa, sentada en la misma pieza donde estudié y me preparé. Me sentí jugando de local. Cuarto, debía estar vestida formal y eso incluía los zapatos taco alto. Como sabía que no se verían me quedé con zapatillas y me puse una frazadita en las piernas para abrigarme. La verdad es que estaba súper cómoda durante la hora que duró el examen.
-¿Se toma alguna precaución pensando en si al alumno le gusta hacer torpedos?
-No. Es imposible copiar. Es tanta la cantidad de materia que sería imposible pensar que algo te puede ayudar. Todas las cosas que yo pensé que me iban a preguntar no me las preguntaron. Además, estás tan concentrada que sólo miras a la comisión. En la plataforma los veía de igual a igual a los cinco. Pero cuando ya empecé a responder las preguntas sólo veía las caras de los profesores de derecho civil y procesal. Los otros tres apagaron sus cámaras y micrófonos. Cuando me dijeron que había aprobado con un 7, que es la nota máxima, no lo podía creer. Ahora me falta la práctica profesional, pero es un trámite menor en comparación con el examen de grado que es lo más difícil.
El camino para dar el examen de grado, Fernanda lo inició en enero del año pasado cuando egresó de derecho y aprobó su tesis. "Mi idea era rendir el examen en diciembre. Pero vino el estallido social y todo se empezó a atrasar", recuerda ella. Con la emergencia sanitaria declarada en marzo pasado sus planes volvieron a cambiar: "Me juntaba con un grupo de compañeros a estudiar en la biblioteca central de la universidad, pero la cerraron y me tuve que encerrar en mi casa a estudiar. Me hice un horario: desde las 9 hasta las 14 horas. Me daba un recreo de dos horas para almorzar y retomaba a las 16 hasta las 20 horas. A la larga eso me afectó. En mayo tuve una crisis de angustia".
Fernanda relata su experiencia desde la sala de espera de una clínica de Concepción mientras espera su turno para tomarse la PCR. "Vine con mis dos hermanas y mi papá porque mi mamá dio positivo de coronavirus al día siguiente de mi examen", cuenta ella. "Yo ando con dolor de cabeza, pero pienso que también puede ser producto del estrés post examen", suma.
-¿Cómo superó la crisis de angustia?
-Pasé dos semanas sin tomar ningún libro ni cuaderno. Estaba con síntomas de depresión. Sentía que no tenía sentido seguir estudiando y dar el examen mientras estaba la escoba en el país por el coronavirus. Sentía que no estaba aportando en nada. Le pedí ayuda a una siquiatra, dormí mucho y mis papás, como me vieron tan mal, me regalaron un cachorro shih tzu. Teo me tiró para arriba altiro. Me cambió la actitud y retomé los estudios con más energías. En las últimas tres semanas agregué dos horas más de estudio diario y también sumé los fines de semana.
Para el examen de grado mismo la Universidad de Concepción siguió los mismos protocolos que en tiempos normales: Fernanda pidió fecha con dos meses de anticipación y un mes antes tuvo una reunión virtual con su jefe de carrera. "La comisión que me evaluó estaba formada por el decano y el vicedecano de la universidad, mi profesor guía de la tesis y un profesor de derecho civil y otro de derecho procesal. Estos dos últimos nombres fueron sorteados en la reunión con el jefe de carrera. Ese día internet funcionó mal, yo veía todo pixelado. Quedé muy nerviosa pensando que no me podía pasar lo mismo para el examen. Mi pololo me recomendó que conectara el computador directamente al modem. Lo hice así y no tuve ningún problema".
-¿Estaba muy nerviosa durante el examen?
-Creo que este sistema me favoreció por varias razones. Primero, cuando hay exámenes presenciales cualquiera puede entrar a la sala y quedarse a tu examen. Ahora yo invité a mis dos mejores amigos a verme, pero ellos estaban con sus cámaras apagadas. Segundo, la comisión que te evalúa se sienta sobre una mini tarima, detrás de un escritorio que está a una cierta altura. Eso significa que tienes que mirarlos hacia arriba y eso es un poco intimidante. Tercero, yo estaba en mi casa, sentada en la misma pieza donde estudié y me preparé. Me sentí jugando de local. Cuarto, debía estar vestida formal y eso incluía los zapatos taco alto. Como sabía que no se verían me quedé con zapatillas y me puse una frazadita en las piernas para abrigarme. La verdad es que estaba súper cómoda durante la hora que duró el examen.
-¿Se toma alguna precaución pensando en si al alumno le gusta hacer torpedos?
-No. Es imposible copiar. Es tanta la cantidad de materia que sería imposible pensar que algo te puede ayudar. Todas las cosas que yo pensé que me iban a preguntar no me las preguntaron. Además, estás tan concentrada que sólo miras a la comisión. En la plataforma los veía de igual a igual a los cinco. Pero cuando ya empecé a responder las preguntas sólo veía las caras de los profesores de derecho civil y procesal. Los otros tres apagaron sus cámaras y micrófonos. Cuando me dijeron que había aprobado con un 7, que es la nota máxima, no lo podía creer. Ahora me falta la práctica profesional, pero es un trámite menor en comparación con el examen de grado que es lo más difícil.