Debido a su estado de actividad, el volcán Villarrica se encuentra en alerta amarilla.
"Este es el macizo más activo del país y el de mayor peligrosidad", destaca Alfonso
Domeyko, director nacional de Sernageomin (Servicio Nacional de Geología y
Minería). Por eso la entidad recomendó a los turistas que suelen visitar el sector que
se mantengan a una distancia de al menos 500 metros del cráter. ¿La razón? El
potencial de "impacto balístico" con material que expulse el volcán.
Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, aclara que la advertencia se debe a que el Villarrica tiene un lago de lava, algo muy poco común en el mundo, y que de cuando en cuando produce explosiones que lanzan a gran distancia pedazos incandescentes de material, capaces de producir lesiones gravísimas a una persona.
"Pueden salir grandes partículas que siguen trayectorias de parábola, por eso lo llamamos balístico, ante lo cual se deben tomar precauciones", explica Amigo. Añade que no tienen facultades para prohibir actividades cerca del cráter y por eso realizan la advertencia sobre su peligrosidad.
Daniel Basualto, doctor en ciencias de la Geología e investigador del departamento de ingeniería en obras civiles de la Universidad de la Frontera, explica que estos trozos de material pueden ser enormes y viajar a más de mil grados de temperatura. "Tras la erupción del volcán Lonquimay, de la que emergió el cráter Navidad en 1988, saltaron proyectiles de dos metros de diámetro a unos 200 metros de distancia, dejando un cráter de impacto en el suelo", comenta.
-Uffff, es como una bala de cañón.
-De hecho, se las conoce como bombas, no porque sean explosivas, claro. Tras la erupción del Villarrica del año 2015 fueron encontradas bombas de hasta 20 metros de diámetro, las que dejaron una marca en el piso, un cráter. A veces pueden caer otras más pequeñas, pero de todas forman pueden lastimar a alguien o producirle quemaduras de primer grado.
Basualto detalla cómo estos trozos de material volcánico vuelan por los aires. Cuenta que el Villarrica es un volcán con conducto abierto, es decir, el cráter está conectado directamente con "reservorios de magma que se encuentran a varios kilómetros de profundidad".
Junto con la lava, ascienden hasta la superficie una serie de gases que están asociados a la actividad volcánica. "El más predominante en todos los volcanes es el vapor de agua. En segundo lugar se encuentra el dióxido de azufre, que tiene un olor característico muy desagradable que puede irritar las vías respiratorias y causar dolor de cabeza y tos, en la medida en que alguien esté un tiempo expuesto a él. En tercer lugar, el dióxido de carbono, tóxico y peligroso", sostiene el geólogo.
-¿Y qué pasa con esos gases?
-Forman burbujas que, cuando llegan a la superficie, se rompen de forma violenta y trozos del material magmático vuelan por los aires a gran velocidad.
-¿Y si la actividad se hace más intensa en el Villarrica?
-Ampliarán el radio para que las personas se mantengan seguras. En lugar de ser 500 metros, podría ser de kilómetros. A mayor actividad, mayor radio.
Por ahora el Sernageomin mantiene la alerta amarilla sobre el volcán, debido a que su actividad no ha disminuido ni aumentado. Esta precaución sobre el alcance balístico del material del volcán no incluye, claro está, a ciudades próximas como Villarrica y Pucón. Pero esto puede cambiar: de hecho, en 2019 el macizo estuvo en alerta naranja.
Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, aclara que la advertencia se debe a que el Villarrica tiene un lago de lava, algo muy poco común en el mundo, y que de cuando en cuando produce explosiones que lanzan a gran distancia pedazos incandescentes de material, capaces de producir lesiones gravísimas a una persona.
"Pueden salir grandes partículas que siguen trayectorias de parábola, por eso lo llamamos balístico, ante lo cual se deben tomar precauciones", explica Amigo. Añade que no tienen facultades para prohibir actividades cerca del cráter y por eso realizan la advertencia sobre su peligrosidad.
Daniel Basualto, doctor en ciencias de la Geología e investigador del departamento de ingeniería en obras civiles de la Universidad de la Frontera, explica que estos trozos de material pueden ser enormes y viajar a más de mil grados de temperatura. "Tras la erupción del volcán Lonquimay, de la que emergió el cráter Navidad en 1988, saltaron proyectiles de dos metros de diámetro a unos 200 metros de distancia, dejando un cráter de impacto en el suelo", comenta.
-Uffff, es como una bala de cañón.
-De hecho, se las conoce como bombas, no porque sean explosivas, claro. Tras la erupción del Villarrica del año 2015 fueron encontradas bombas de hasta 20 metros de diámetro, las que dejaron una marca en el piso, un cráter. A veces pueden caer otras más pequeñas, pero de todas forman pueden lastimar a alguien o producirle quemaduras de primer grado.
Basualto detalla cómo estos trozos de material volcánico vuelan por los aires. Cuenta que el Villarrica es un volcán con conducto abierto, es decir, el cráter está conectado directamente con "reservorios de magma que se encuentran a varios kilómetros de profundidad".
Junto con la lava, ascienden hasta la superficie una serie de gases que están asociados a la actividad volcánica. "El más predominante en todos los volcanes es el vapor de agua. En segundo lugar se encuentra el dióxido de azufre, que tiene un olor característico muy desagradable que puede irritar las vías respiratorias y causar dolor de cabeza y tos, en la medida en que alguien esté un tiempo expuesto a él. En tercer lugar, el dióxido de carbono, tóxico y peligroso", sostiene el geólogo.
-¿Y qué pasa con esos gases?
-Forman burbujas que, cuando llegan a la superficie, se rompen de forma violenta y trozos del material magmático vuelan por los aires a gran velocidad.
-¿Y si la actividad se hace más intensa en el Villarrica?
-Ampliarán el radio para que las personas se mantengan seguras. En lugar de ser 500 metros, podría ser de kilómetros. A mayor actividad, mayor radio.
Por ahora el Sernageomin mantiene la alerta amarilla sobre el volcán, debido a que su actividad no ha disminuido ni aumentado. Esta precaución sobre el alcance balístico del material del volcán no incluye, claro está, a ciudades próximas como Villarrica y Pucón. Pero esto puede cambiar: de hecho, en 2019 el macizo estuvo en alerta naranja.