El ex ministro del Hacienda del primero y parte del segundo gobierno de Sebastián
Piñera, Hernán Larraín, ha cumplido estrictamente el confinamiento durante el brote
epidémico del Covid-19, realizando todas sus actividades de manera remota, atento
a los efectos que la pandemia está generando en nuestra economía.
Felipe Larraín es actualmente profesor titular de la Facultad de Economía y Administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile y miembro del Comité Ejecutivo del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes), institución que ha volcado gran parte de su trabajo a analizar y proponer políticas para enfrentar una crisis económica que, según los indicadores del segundo trimestre, arrojó que nuestra economía se contrajo en 14% y el consumo cayó en 22% en comparación al año pasado.
En esta entrevista, Larraín explica el momento que está pasando nuestra economía y cómo podremos salir del estancamiento.
-Varios especialistas consideraron al inicio de la pandemia que la crisis sería transitoria, de tres meses, pero llevamos más de seis meses paralizados. ¿Se alargó la crisis?
-Es lógico que esto va a ser un poco más largo, pero creo que hacia fines de año vamos a estar saliendo de esta crisis, especialmente durante la segunda mitad de este año, en el último trimestre. El peor trimestre fue el segundo de este año cuando vimos el 14% de caída del PIB (Producto Interno Bruto).
-¿Por qué la pandemia afectó tan fuertemente a la economía?
-Porque golpeó a la oferta y la demanda simultáneamente. La oferta, porque hemos visto muchas limitaciones para poder producir, y la demanda, porque la gente ha estado confinada, aislada. Y, aunque no tengamos confinamiento, la gente va a seguir teniendo temor a salir por el contagio. Esto ha afectado mucho a rubros como el comercio.
-¿Cuál es el efecto de la paralización del comercio?
-El comercio es nuestro principal empleador, ocupa el 20% de nuestra fuerza laboral. Antes de esta crisis, el comercio empleaba cerca de un millón seiscientos mil personas.
-¿Es este el sector más golpeado?
-También están golpeados los eventos masivos, servicios, entretención, transporte de pasajeros terrestre y aéreo. El Covid-19 nos dio un duro golpe.
-Aquí el problema es general. Hay empresas grandes como Latam que están viviendo situaciones muy complejas y uno no puede excluir a estas empresas grandes de acceso a garantías estatales. Obviamente que hay que hacerlo cautelando el interés público.
-En este contexto, en que la gran mayoría de la población está afectada, ¿por qué habría que destinar recursos a las grandes empresas?
-Lo más importante es partir por ayudar a los más vulnerables, que son los más pobres del país, y a la clase media. Luego están las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que, en su conjunto, emplean más gente que las empresas grandes; y luego están las grandes empresas, que tienen altos niveles de empleo y son las que hacen el grueso de la inversión a nivel país. Las empresas grandes son responsables del 70% de la inversión.
-¿Por qué no focalizar el esfuerzo en las pymes, que son las grandes empleadoras?
-Existe un importante nexo entre las empresas pequeñas y medianas con las empresas grandes. Gran parte de las empresas medianas y pequeñas son proveedoras de las grandes. Esto implica que si tú cortas o no apoyas a las empresas grandes y estas no pueden continuar, se genera un efecto directo en todas las empresas vinculadas a ellas.
-Todo este proceso de reactivar la economía ha implicado aumentar su endeudamiento público para transferir recursos a las empresas. ¿Cómo debería enfrentar el Estado esa deuda pública?
-Lo primero que tenemos que entender es que este es un fenómeno transitorio y los programas aplicados en estas circunstancias se van a terminar. Los créditos a las empresas, los bonos, el ingreso familiar de emergencia, fueron diseñados como medidas transitorias. Ahora, lo clave es lograr pronto la recuperación del empleo.
-¿Y cómo está el empleo?
-Las últimas cifras del INE mostraron una tasa de desempleo del 12% lo que implica que se han destruido un millón ochocientos mil empleos y mucha de esa gente ha salido de la fuerza laboral.
-¿Cómo?
-La tasa de empleo ha caído mucho porque hay una destrucción del empleo muy grande. La cifra del Centro de Estudios Longitudinales de la Universidad Católica habla de niveles superiores a los dos millones en la destrucción de empleos. Es clave lograr recuperar el empleo una vez que vamos saliendo de la fase de confinamiento.
-Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con niveles de deuda más altos en el sector público y darle sostenibilidad a esa deuda.
-¿Cómo está nuestra deuda pública en relación con otros países?
-Hay países que tiene una deuda pública sobre el 100%, Estados Unidos está sobre el 100% y Japón está cerca del 200% de deuda. Esto no implica que nosotros podemos seguir aumentándola, Japón y Estados Unidos son países distintos al nuestro.
-¿Cómo podemos hacer frente a esa deuda?
-Lo primero es que las medidas transitorias sean realmente transitorias. Cuando esas medidas se terminen, va a bajar el gasto. Lo segundo es que la reactivación va a permitir incrementar la recaudación porque aumentará la actividad económica.
-Entonces es clave entrar a una etapa de recuperación pronto.
-Nos tenemos que preocupar de que la economía crezca, porque está ampliamente demostrado que la mejor fuente de recaudación es el crecimiento económico. Por cada punto de crecimiento que logremos, se recaudan del orden de 600 millones de dólares el primer año. Al segundo año, son 1.200 millones.
-¿La deuda podría implicar reducir el gasto público?
-Va a ser clave revisar los programas del Estado y reasignar recursos. Si estamos por hacer una reforma del Estado hay que evaluar los programas.
-¿Es una posibilidad el aumento de impuestos?
-Primero enfrentemos la informalidad que hace que existan personas que circulan por la vida sin pagar ningún impuesto. Hay que hacer un esfuerzo para lograr formalizar el empleo informal y, en parte, lo hemos logrado a través de factura electrónica y ahora, boleta electrónica.
-Otro impuesto que ha estado sonando fuerte es a las plataformas de internet que han sido las grandes favorecidas con el confinamiento. ¿Es factible?
-Efectivamente, por razones de equidad, tienen que pagar lo mismo las transacciones de internet que las presenciales. No hacerlo implica una tremenda desventaja a los que tienen una tienda.
-¿El retiro del tendrá efecto en el consumo y la reactivación?
-Tendrá efecto, pero será de muy corto plazo. Durante agosto, septiembre y octubre vamos a ver algún efecto de este 10 por ciento, pero no va a durar más allá de eso.
-¿Por qué hubo tanta oposición a esta medida por parte de los economistas?
-Lo que preocupó del 10 % es el daño institucional, que era saltarse la institucionalidad y forzar una reforma constitucional. Otra cosa que preocupó es que, justo cuando estamos discutiendo que las pensiones son bajas, estamos retirando dinero destinado a la jubilación, lo que implica un deterioro adicional a las pensiones futuras.
Felipe Larraín es actualmente profesor titular de la Facultad de Economía y Administración de la Pontificia Universidad Católica de Chile y miembro del Comité Ejecutivo del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes), institución que ha volcado gran parte de su trabajo a analizar y proponer políticas para enfrentar una crisis económica que, según los indicadores del segundo trimestre, arrojó que nuestra economía se contrajo en 14% y el consumo cayó en 22% en comparación al año pasado.
En esta entrevista, Larraín explica el momento que está pasando nuestra economía y cómo podremos salir del estancamiento.
-Varios especialistas consideraron al inicio de la pandemia que la crisis sería transitoria, de tres meses, pero llevamos más de seis meses paralizados. ¿Se alargó la crisis?
-Es lógico que esto va a ser un poco más largo, pero creo que hacia fines de año vamos a estar saliendo de esta crisis, especialmente durante la segunda mitad de este año, en el último trimestre. El peor trimestre fue el segundo de este año cuando vimos el 14% de caída del PIB (Producto Interno Bruto).
-¿Por qué la pandemia afectó tan fuertemente a la economía?
-Porque golpeó a la oferta y la demanda simultáneamente. La oferta, porque hemos visto muchas limitaciones para poder producir, y la demanda, porque la gente ha estado confinada, aislada. Y, aunque no tengamos confinamiento, la gente va a seguir teniendo temor a salir por el contagio. Esto ha afectado mucho a rubros como el comercio.
-¿Cuál es el efecto de la paralización del comercio?
-El comercio es nuestro principal empleador, ocupa el 20% de nuestra fuerza laboral. Antes de esta crisis, el comercio empleaba cerca de un millón seiscientos mil personas.
-¿Es este el sector más golpeado?
-También están golpeados los eventos masivos, servicios, entretención, transporte de pasajeros terrestre y aéreo. El Covid-19 nos dio un duro golpe.
Ayudar a todos
-El Estado ha tenido que salir a jugar un rol muy relevante al incrementar la deuda pública para tomar acciones contracíclicas que activen la economía en momentos de crisis. ¿Considera que el Estado debe apoyar a todas las empresas por igual?-Aquí el problema es general. Hay empresas grandes como Latam que están viviendo situaciones muy complejas y uno no puede excluir a estas empresas grandes de acceso a garantías estatales. Obviamente que hay que hacerlo cautelando el interés público.
-En este contexto, en que la gran mayoría de la población está afectada, ¿por qué habría que destinar recursos a las grandes empresas?
-Lo más importante es partir por ayudar a los más vulnerables, que son los más pobres del país, y a la clase media. Luego están las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que, en su conjunto, emplean más gente que las empresas grandes; y luego están las grandes empresas, que tienen altos niveles de empleo y son las que hacen el grueso de la inversión a nivel país. Las empresas grandes son responsables del 70% de la inversión.
-¿Por qué no focalizar el esfuerzo en las pymes, que son las grandes empleadoras?
-Existe un importante nexo entre las empresas pequeñas y medianas con las empresas grandes. Gran parte de las empresas medianas y pequeñas son proveedoras de las grandes. Esto implica que si tú cortas o no apoyas a las empresas grandes y estas no pueden continuar, se genera un efecto directo en todas las empresas vinculadas a ellas.
-Todo este proceso de reactivar la economía ha implicado aumentar su endeudamiento público para transferir recursos a las empresas. ¿Cómo debería enfrentar el Estado esa deuda pública?
-Lo primero que tenemos que entender es que este es un fenómeno transitorio y los programas aplicados en estas circunstancias se van a terminar. Los créditos a las empresas, los bonos, el ingreso familiar de emergencia, fueron diseñados como medidas transitorias. Ahora, lo clave es lograr pronto la recuperación del empleo.
-¿Y cómo está el empleo?
-Las últimas cifras del INE mostraron una tasa de desempleo del 12% lo que implica que se han destruido un millón ochocientos mil empleos y mucha de esa gente ha salido de la fuerza laboral.
-¿Cómo?
-La tasa de empleo ha caído mucho porque hay una destrucción del empleo muy grande. La cifra del Centro de Estudios Longitudinales de la Universidad Católica habla de niveles superiores a los dos millones en la destrucción de empleos. Es clave lograr recuperar el empleo una vez que vamos saliendo de la fase de confinamiento.
Niveles de deuda
-¿Es peligroso tener una deuda pública sobre el 40% del PIB?-Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con niveles de deuda más altos en el sector público y darle sostenibilidad a esa deuda.
-¿Cómo está nuestra deuda pública en relación con otros países?
-Hay países que tiene una deuda pública sobre el 100%, Estados Unidos está sobre el 100% y Japón está cerca del 200% de deuda. Esto no implica que nosotros podemos seguir aumentándola, Japón y Estados Unidos son países distintos al nuestro.
-¿Cómo podemos hacer frente a esa deuda?
-Lo primero es que las medidas transitorias sean realmente transitorias. Cuando esas medidas se terminen, va a bajar el gasto. Lo segundo es que la reactivación va a permitir incrementar la recaudación porque aumentará la actividad económica.
-Entonces es clave entrar a una etapa de recuperación pronto.
-Nos tenemos que preocupar de que la economía crezca, porque está ampliamente demostrado que la mejor fuente de recaudación es el crecimiento económico. Por cada punto de crecimiento que logremos, se recaudan del orden de 600 millones de dólares el primer año. Al segundo año, son 1.200 millones.
-¿La deuda podría implicar reducir el gasto público?
-Va a ser clave revisar los programas del Estado y reasignar recursos. Si estamos por hacer una reforma del Estado hay que evaluar los programas.
-¿Es una posibilidad el aumento de impuestos?
-Primero enfrentemos la informalidad que hace que existan personas que circulan por la vida sin pagar ningún impuesto. Hay que hacer un esfuerzo para lograr formalizar el empleo informal y, en parte, lo hemos logrado a través de factura electrónica y ahora, boleta electrónica.
-Otro impuesto que ha estado sonando fuerte es a las plataformas de internet que han sido las grandes favorecidas con el confinamiento. ¿Es factible?
-Efectivamente, por razones de equidad, tienen que pagar lo mismo las transacciones de internet que las presenciales. No hacerlo implica una tremenda desventaja a los que tienen una tienda.
-¿El retiro del tendrá efecto en el consumo y la reactivación?
-Tendrá efecto, pero será de muy corto plazo. Durante agosto, septiembre y octubre vamos a ver algún efecto de este 10 por ciento, pero no va a durar más allá de eso.
-¿Por qué hubo tanta oposición a esta medida por parte de los economistas?
-Lo que preocupó del 10 % es el daño institucional, que era saltarse la institucionalidad y forzar una reforma constitucional. Otra cosa que preocupó es que, justo cuando estamos discutiendo que las pensiones son bajas, estamos retirando dinero destinado a la jubilación, lo que implica un deterioro adicional a las pensiones futuras.