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Impactante imagen de hormiga del infierno a punto de comerse a su presa quedó congelada en una gota de ámbar
Con mandíbulas que parecen guadañas y devorando a un pariente extinto de la cucaracha (el Caputoraptor elegans) fue encontrada en Myanmar una hormiga, perfectamente conservada en ámbar, y que habitó el planeta hace 99 millones de años. La resina con el letal insecto y su presa fue analizada por investigadores del instituto de Tecnología de Nueva Jersey, la Academia de Ciencias de China y la Universidad de Rennes, en Francia, y sus hallazgos los publicaron en la revista "Current Biology".

Atrapado sin salida

Según los investigadores, fue un depredador feroz con mandíbulas largas y curvas que se extendían hacia la parte superior de la cabeza, donde, además, tenía un cuerno y por ello la apodaron "hormiga del infierno", aunque su nombre científico es Ceratomyrmex ellenbergeri. "El comportamiento fosilizado es extremadamente raro, especialmente la depredación. Ver a un depredador extinto atrapado en el acto de capturar a su presa es invaluable", reconoce Phillip Barden, profesor asistente en el Departamento de Ciencias Biológicas del mencionado instituto en Nueva Jersey. "Esta depredación fosilizada confirma nuestra hipótesis. La única forma de capturar las presas es que las piezas bucales de estas hormigas se muevan hacia arriba y hacia abajo en una dirección diferente a la de todas las hormigas vivas y casi todos los insectos", acota.

Los paleontólogos hablan que un fósil es toda sustancia orgánica muerta que se ha petrificado o conservado por procesos químicos o geológicos y que se encuentran en la corteza terrestre.

Para Patrich Cerpa, mirmecólogo (especialista en hormigas) y secretario de la Sociedad Chilena de Entomología, el estudio y su hallazgos "no solo permiten conocer la diversidad extinta dentro de esta familia de insectos sociales, sino que además presenta una de las alternativas evolutivas que quedaron en el camino, como es su mandíbula".

Caza congelada

Cerpa comenta que es la única oportunidad de ser testigo de "un episodio de caza congelada en el tiempo por más de 98 millones de años. Este registro, además, resuelve el enigma que tenían los investigadores de cómo las hormigas del infierno usaban sus mandíbulas. El mirmecólogo estima que "si bien existen otros registros fósiles similares de hormigas interactuando con otros artrópodos, estas presentan la morfología base de las hormigas actuales, a diferencia de esta publicación". Detalla que hay cerca de 1 5 mil especies de hormigas y viven en sociedades con estrategias para conseguir alimentos. Karen Moreno, doctora en Ciencias de la Tierra y directora del magíster en Paleontología de la Universidad de Valparaíso, precisa que "el fósil del cretácico no solo informa cómo capturaba a sus presas sino que también devela una parte de la evolución del insecto". "Esa depredación fosilizada es como una foto, un viaje al pasado, que da cuenta de su estrategia de caza y cómo con la ayuda de su mandíbula atrapaba artrópodos. Su mandíbula se movía hacia abajo y no como la moderna que lo hace horizontalmente".

El doctor Marcelo Leppe Cartes, paleobiólogo, director del Instituto Antártico Chileno, agrega que "el principal hallazgo de estos dos invertebrados es que están en el foco de la paleontología del siglo 21, estudiar la fisiología de los organismos y el comportamiento. En este caso, fósiles de hasta cien millones de años preservados en ámbar, uno de los mejores tipos de fosilización porque en resina de conífera se congelan momentos como el de esta hormiga del infierno y su víctima".

Ámbar/piedra

Leppe menciona un hito paleontológico nacional en la Región de Magallanes. "Es el primer registro fósil de un insecto (gorgojo) y se bautizó como Dorotheus guidensis". A diferencia del fósil hormiga encontrado impreso en ámbar, el fósil Dorotheus guidensis fue descubierto en el cerro Guido. Se le puso Dorotheus por la formación Dorotea que consiste en arena calcárea con abundantes fósiles de invertebrados marinos y fragmentos de invertebrados. Y guidensis porque el insecto estaba impreso en una piedra del cerro y también data del cretácico.

Para la paleontóloga Moreno, es difícil la fosilización de una hormiga en otro ambiente que no sea el ámbar. "Son animales pequeños, frágiles, difícil encontrar un fósil de hormiga que se haya preservado en sedimentos como ocurre con huesos de dinosaurios. La hormiga tiene patas finas y cualquier cambio de temperatura las rompería, la ventana al pasado es el ámbar".

Otros predadores

Respecto de la hormiga comiéndose a otro insecto, recuerda Leppe que "hay varios ejemplos de interacción de dos organismos que pueden llegar hasta los 140 millones de años con información de de este tipo. Lo importante es como interactúan ellos dentro de la reconstrucción de un ensamble paleontológico, una fotografía instantánea de una comunidad del pasado". Pone como ejemplo evidencia de ataques de tiburones en el caso de los ictiosaurios fosilizados que quedaron plasmados en el glaciar Tyndall, en el Parque Nacional Torres del Paine que muestran haber sido atacados por los predadores.

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