A simple vista parecía una balsa colmada de diversión. Los bañistas del balneario
municipal de Antofagasta podían subirse en ella, y bailar y saltar y tirarse piqueros a
destajo. Una plataforma soñada que aguantaba a más de 50 veraneantes a la vez.
Un carrete andante, en el mar, gratuito. Pero paralelamente al jolgorio, en tribunales
se desarrollaba una demanda judicial que esta semana, luego de más de dos años,
terminó en la Corte Suprema.
La Cuarta Sala del máximo tribunal condenó a la Municipalidad de Antofagasta a pagar una indemnización de $19.116.524 y una multa $1.005.440, por infracción a la Ley de Propiedad Intelectual, a Ramón Madariaga, quien en 2017 concursó en la licitación "Adquisición e instalación de nueva balsa Balneario Municipal", por el uso no autorizado en licitación pública de diseños de construcción.
Según el fallo, el municipio pidió a otra empresa la construcción de la balsa utilizando el diseño, plano y especificaciones técnicas de Madariaga.
El caso llegó a la Suprema porque en la primera sentencia el juez decretó que, al no tener inscrita la obra, Madariaga no era su propietario. Pero la Corte de Apelaciones de Antofagasta revirtió la decisión y sí le dio el favor. El municipio presentó un recurso de casación. Finalmente Madariaga llevó el caso a la Suprema, que falló en su favor.
La Cuarta Sala del máximo tribunal condenó a la Municipalidad de Antofagasta a pagar una indemnización de $19.116.524 y una multa $1.005.440, por infracción a la Ley de Propiedad Intelectual, a Ramón Madariaga, quien en 2017 concursó en la licitación "Adquisición e instalación de nueva balsa Balneario Municipal", por el uso no autorizado en licitación pública de diseños de construcción.
Según el fallo, el municipio pidió a otra empresa la construcción de la balsa utilizando el diseño, plano y especificaciones técnicas de Madariaga.
El caso llegó a la Suprema porque en la primera sentencia el juez decretó que, al no tener inscrita la obra, Madariaga no era su propietario. Pero la Corte de Apelaciones de Antofagasta revirtió la decisión y sí le dio el favor. El municipio presentó un recurso de casación. Finalmente Madariaga llevó el caso a la Suprema, que falló en su favor.