Los registros del jueves en la playa muestran que las olas eran grandes, los vientos fuertes y no había salvavidas. Otro hombre llega nadando hasta el que se ahogaba, pero termina también atrapado. De repente, la cadena logra acercarse lo suficiente y cumple su cometido, rescatando con éxito a los dos. Todo termina en aplausos.
La Guardia Costera de Lulworth no reportó heridos.
"Había una cadena de personas que se extendía hasta el mar tanto como se atrevían. Finalmente, la persona logró sortear una ola y alguien logró agarrarla. Pensé que terminaría de manera diferente", relató Jennie Bell, una de las presentes, a la BBC (haga click aquí: hÜps://bbc.in/2E8sTs6). Emily Foote, otra testigo, dijo a "Daily Mail": "La espuma era como una lavadora y en un momento pensé que terminaríamos con diez víctimas en el mar en lugar de una sola. Intentaron lanzarle cosas y eran devueltas por el viento".
Corriente de retorno
Christian Venegas, ingeniero consultor de riesgo y director académico de Fundación Ciudades Resilientes, comenta: "Este tipo de rescates no debieran hacerlo personas inexpertas. Es muy arriesgado. Una de las primeras reglas de un rescatista es no ser una víctima más. Muchas veces la desesperación lleva a que la gente tome decisiones erróneas basados no en la razón, sino que en sentimientos, y empiezan las tragedias. Pelear contra la naturaleza es muy complicado, por eso uno debe analizar el lugar antes de ir de paseo a un espacio de esparcimiento".Rodrigo Neira, director general de la Escuela Nacional de Salvavidas, opina: "La técnica de cadena humana funciona bastante bien, sin embargo requiere que los participantes tengan cierto grado de conocimientos para no tener que empezar a capacitarlos en medio de una emergencia. Esta cadena humana podría ser entrenada durante los veranos por las poblaciones que van a disfrutar de la playa o sectores con estas características, como en la operación Deyse. Lo importante es que sea dirigido por personal adecuado, que los salvavidas estén capacitados, que esto se enseñe en los colegios, que exista una dirección general de lo que se va a enseñar".
Alejandro Vilches, director académico de Guardavidas Seal Chile, postula: "Se notan claramente las condiciones del mar con una marejada con viento, no muy grande, pero sí lo suficiente para crear una fuerte resaca o corriente de retorno. Esta corriente tiene velocidades increíbles de tracción, que pueden llegar a dos metros por segundo y pueden atrapar al mejor nadadon Hay que mantener la calma y nadar hacia los lados para salir por otro sector o flotar hasta que la fuerza sea menor. Es admirable la condición humana de tener la actitud noble de formar una cadena humana y arriesgarse, pero desde el punto de vista técnico no se justifica que haya bañistas en una playa sin seguridad. Un solo guardavidas hubiese llegado con su equipo a acompañar a la víctima hasta recibir más apoyo".