Conductor del vehículo quemado en emboscada advierte que “viajar por las carreteras del sur es incierto”. “Hemos estado al lado de nuestra hija, acompañándola en todo momento”, dice la madre.
No hubo aviso previo de que serían víctimas de un ataque. Ni gritos para que el conductor detuviera el camión. Tampoco balazos al aire o a los neumáticos como amenaza para que se bajaran. La única señal de que la violencia rural se había cruzado en el camino de la familia Peña Oñate era una barricada, unos 150 metros más adelante de la marcha de su vehículo.“Los encapuchados que nos atacaron estaban escondidos, agazapados, entre unos árboles, y dispararon directo a la cabina”, relata el transportista Alejandro Peña, padre de Monserrat, la niña de 9 años que en la medianoche del viernes fue alcanzada por un impacto de perdigón en su espalda.
La gravedad de la lesión obligó a que fuera intervenida durante la tarde del sábado y hoy continúa su recuperación en el Hospital Regional de Temuco.
Al conversar con “El Mercurio”, el padre recalca: “Como familia, no queremos seguir reviviendo lo ocurrido, porque esto es muy doloroso” y, además, “porque estamos cansados y centrados en que nuestra hija se recupere y supere lo que ha tenido que vivir”.
“Estamos mucho más tranquilos”, reconoce Alejandra Oñate, madre de la menor. “Monserrat tuvo una buena noche y la trasladaron a otra sala para hacerle un nuevo escáner”, cuenta. “Ella ha estado bien, no ha tenido fiebre y hemos estado al lado de nuestra hija, acompañándola en todo momento”, relata.
A diferencia de Monserrat, y pese a que iban los tres juntos en la cabina, Peña y su mujer resultaron ilesos, aunque recibieron el estallido de los parabrisas tanto en sus brazos como en su cabello.
“Con ayuda de Dios, vamos a salir adelante de a poquito”
El conductor conoce bien la ruta en la que fueron emboscados, porque dos a tres veces por semana cubre un tramo de 510 kilómetros para trasladar 30 toneladas de cemento desde una planta en Coronel hasta una bodega en Osorno, donde vive junto a su familia.“Viajar por las carreteras del sur es incierto y me había topado con fogatas, balaceras y con atentados que les tocaron a otros colegas, pero nunca había estado tan cerca de un ataque”, responde, luego que su hija fuera sometida al segundo escáner.
El transportista reconoce: “Esto ha sido muy fuerte e impactante”, pero, prosigue, “con ayuda de Dios, vamos a salir adelante de a poquito”.
Asegura que siempre realiza ese recorrido de manera solitaria. “Nunca viajo con la familia, pero esta vez fue como un designio divino, no sé si llamarlo así. Ellas me pidieron acompañarme y yo accedí”, relata, y añade que “si no hubiera estado con mi familia, creo que me habrían matado ahí”.
Para explicar ese escenario, el transportista manifiesta que “sin ellas, yo habría opuesto más resistencia y otro gallo cantaría”, porque argumenta que “perder este camión significa cortarle las manos a mi jefe y cortármelas a mí también”.
Aunque le inquieta la situación en que quedó la carga que llevaba en el camión, esta vez de 28 mil kilos, y no sabe si es posible recuperar parte de ella, no ha vuelto hasta el lugar del atentado. Su empleador le dijo que se concentrara en la salud de su hija y que conversarían cuando ella sea dada de alta.
“En este momento, no tengo la preocupación de que me despidan, porque mi jefe no es así y sé que me va a ofrecer alguna solución o la vamos a encontrar juntos”, destaca.
Peña vuelve la conversación hacia su hija. “Afortunadamente, ha ido evolucionando súper bien de la operación y ya se encuentra totalmente fuera de riesgo vital”, comenta.
Respecto del examen que se le realizó ayer, detalla que “el perdigón lo sacaron, pero también el escáner sirve para evaluar si ella quedará con algún tipo de secuela, pero este arrojó que la operación resultó perfecta y se pudo descartar otra intervención”.
Ninguno de los padres retornará a Osorno mientras Monserrat no sea dada de alta y pueda viajar con ellos, pero reconocen que los médicos no se han referido al tema.
“Eso está pendiente, no hay que apurar su tratamiento. Me imagino que la tienen que seguir evaluando hasta estar seguros de su recuperación”, concluye Peña.