El poema que escribió y que publicó en Twitter el doctor Ricardo Castro, intensivista
del Hospital Clínico de la Universidad Católica, describe el instante terrible en que se
le comunica a un paciente con Covid-19 que lo único que queda por hacer es sedarlo
y conectarlo a un ventilador mecánico. "Es un momento único, porque tristemente un
porcentaje de ellos no va a despertar nunca más", explica.
Los enfermos están conscientes y saben muy bien lo que pasa a su alrededor. Si no se dan cuenta de que están teniendo más problemas para respirar, hay una señal clarísima que les indica que todo está empeorando: el traslado desde una sala común a una de cuidados intensivos. Cada vez están más y más adentro del hospital.
"Uno puede anticipar o percibir algo de sus luchas, de sus pensamientos, de sus sensaciones, de sus emociones. El paciente quiere alguna certeza, quiere por último aferrarse a que yo le diga que todo va a estar bien, pero son promesas que uno a veces no puede hacer", cuenta.
En ese momento, el enfermo, nervioso y asustado, se comunica con su familia por teléfono. "Se están despidiendo. Vemos los whatsapps que mandan: "Te amo", "te quiero", "todo va a estar bien", "nos vemos". Me imagino que al otro lado hay alguien llorando desesperado, porque el Covid-19 les ha quitado la posibilidad de ver a sus seres queridos. Una despedida virtual es un escenario que no nos había tocado enfrentar", explica.
A los problemas físicos muchas veces hay que añadir los de ánimo. "Hay pacientes con el papá que murió de Covid-19, un hermano, un primo. Uno tiene el deber de contenerlos. Si ellos se niegan a ser intubados, uno tiene que decirles que si no hago nada estoy consintiendo que se mueran", manifiesta Castro.
No hay que perder demasiados minutos. El paciente debe conectarse a un ventilador. "Lo que me más me afecta es que, crea lo él que crea, tiene que ser intubado. La falta de derecho a pataleo es muy violenta, como los cuidados intensivos, en que a veces no hay tiempo para preguntas. Cuando hay una crisis que amenaza la vida, hay que proceder y actuar", asegura.
El poema que escribió, dice, recoge su experiencia y la de otras personas que han sido testigos de estos momentos. Algunos le han sugerido que lo mande a revistas científicas internacionales que tienen espacio para este tipo de textos. "Puede ser, no es mi intención primaria. Sí ha interpretado a muchos y sé que varios colegas son poetas recién nacidos. Se han animado y han escrito cosas durante la pandemia", cuenta el médico.
Los enfermos están conscientes y saben muy bien lo que pasa a su alrededor. Si no se dan cuenta de que están teniendo más problemas para respirar, hay una señal clarísima que les indica que todo está empeorando: el traslado desde una sala común a una de cuidados intensivos. Cada vez están más y más adentro del hospital.
"Uno puede anticipar o percibir algo de sus luchas, de sus pensamientos, de sus sensaciones, de sus emociones. El paciente quiere alguna certeza, quiere por último aferrarse a que yo le diga que todo va a estar bien, pero son promesas que uno a veces no puede hacer", cuenta.
En ese momento, el enfermo, nervioso y asustado, se comunica con su familia por teléfono. "Se están despidiendo. Vemos los whatsapps que mandan: "Te amo", "te quiero", "todo va a estar bien", "nos vemos". Me imagino que al otro lado hay alguien llorando desesperado, porque el Covid-19 les ha quitado la posibilidad de ver a sus seres queridos. Una despedida virtual es un escenario que no nos había tocado enfrentar", explica.
A los problemas físicos muchas veces hay que añadir los de ánimo. "Hay pacientes con el papá que murió de Covid-19, un hermano, un primo. Uno tiene el deber de contenerlos. Si ellos se niegan a ser intubados, uno tiene que decirles que si no hago nada estoy consintiendo que se mueran", manifiesta Castro.
No hay que perder demasiados minutos. El paciente debe conectarse a un ventilador. "Lo que me más me afecta es que, crea lo él que crea, tiene que ser intubado. La falta de derecho a pataleo es muy violenta, como los cuidados intensivos, en que a veces no hay tiempo para preguntas. Cuando hay una crisis que amenaza la vida, hay que proceder y actuar", asegura.
El poema que escribió, dice, recoge su experiencia y la de otras personas que han sido testigos de estos momentos. Algunos le han sugerido que lo mande a revistas científicas internacionales que tienen espacio para este tipo de textos. "Puede ser, no es mi intención primaria. Sí ha interpretado a muchos y sé que varios colegas son poetas recién nacidos. Se han animado y han escrito cosas durante la pandemia", cuenta el médico.