Es una conducta casi tan espontánea como decir "iqué calor!", el comentario más
obvio del verano. Cuando las casas se calientan, nos sofocamos y, casi por inercia,
abrimos las ventanas para que entre un poco de viento. Pero es un error. Una especie
de espejismo.
"Es una brisa engañosa, por momentos la sentimos muy agradable, pero lo único que nos trae es más calor seco al interior de la casa. Es mejor tener las ventanas cerradas y usar un ventilador para generar una corriente refrescante. Hay que ventilar (abrir las ventanas) cuando las temperaturas afuera están bajas, ojalá toda la noche, o al menos un par de horas en la madrugada", dice la arquitecta y consultora en sustentabilidad María Blender.
Un consejo que comparte Rubén Jacob, doctor en diseño y profesor del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile. Según él, la recomendación de no abrir las ventanas durante el día es válida para cualquier tipo de clima.
"De hecho, en verano el aire seco es menos terrible que el aire húmedo", especifica.
Como en toda regla, hay una excepción. En las horas que no sean de máxima radiación solar (a partir de las 18 horas aproximadamente) sí se podrían abrir dos ventanas, siempre y cuando estén enfrentadas, dice Jacob.
"Generar corriente de aire es lo que se llama ventilación cruzada; es como si fuese un ventilador, pero sin costo eléctrico. Si abres una ventana que está frente a otra ventana, vas a notar que se mueve el aire y, sin duda, va refrescar la casa, porque va sacar el aire caliente, pero si abres una ventana que está al lado de la otra, por mucho que las abras, no se va a generar esa corriente", explica.
Otro error muy común es usar mal un ventilador de techo.
"A diferencia de los que son de pie, a los de techos hay que cambiarle el sentido de giro entre invierno y verano, porque si no, lo que hacen es repartir el aire caliente en vez de generar una corriente más fresca. En el invierno deben girar en el sentido de los punteros del reloj, y en el verano contra el puntero de reloj", dice el arquitecto Jacob.
"Puedes poner el ventilador frente a una mesa, por ejemplo, donde esté un bol o bandeja metálica con hielo y sal (la sal impide que el hielo se derrita muy rápido). El aire, al pasar por esa bandeja, se enfría. Esa una forma de bajar la temperatura", explica el arquitecto Jaime Criado, docente de la Escuela de Diseño del Duoc UC.
Las plantas también son de utilidad.
"Y más que al interior de la casa, sirven al exterior, pegadas a los muros, o en los balcones en el caso de los departamentos. Las plantas reciben esa radiación y hacen fotosíntesis, eso hace que el calor no llegue directamente al concreto de la casa, por eso son súper importantes", explica Loreto Prat del Río, ingeniera agrónoma y docente de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
¿Y las cortinas? La arquitecta María Blender aconseja: "Las cortinas de dos capas y las blackout son para el invierno. En verano, lo más útil es hacer sombra por fuera de la ventana: un toldo, cortina enrollable, plantas, postigos, celosías. Por el interior pueden servir unas cortinas blancas de tela lisa. Pero más útil sería poner la misma cortina por el exterior. Como solución provisoria y muy económica sirve papel blanco normal pegado sobre la ventana por el exterior. Ojalá pegado sobre el marco operable (el que se mueve), de manera que el papel quede a unos milímetros de distancia del vidrio". Y ya profesionalmente se pueden ser toldos verticales, que parecen sencillas cortinas roller que se instalan por el exterior, pero están hechas con materiales que resisten por más tiempo la exposición a los rayos IJ\L
"Es una brisa engañosa, por momentos la sentimos muy agradable, pero lo único que nos trae es más calor seco al interior de la casa. Es mejor tener las ventanas cerradas y usar un ventilador para generar una corriente refrescante. Hay que ventilar (abrir las ventanas) cuando las temperaturas afuera están bajas, ojalá toda la noche, o al menos un par de horas en la madrugada", dice la arquitecta y consultora en sustentabilidad María Blender.
Un consejo que comparte Rubén Jacob, doctor en diseño y profesor del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile. Según él, la recomendación de no abrir las ventanas durante el día es válida para cualquier tipo de clima.
"De hecho, en verano el aire seco es menos terrible que el aire húmedo", especifica.
Como en toda regla, hay una excepción. En las horas que no sean de máxima radiación solar (a partir de las 18 horas aproximadamente) sí se podrían abrir dos ventanas, siempre y cuando estén enfrentadas, dice Jacob.
"Generar corriente de aire es lo que se llama ventilación cruzada; es como si fuese un ventilador, pero sin costo eléctrico. Si abres una ventana que está frente a otra ventana, vas a notar que se mueve el aire y, sin duda, va refrescar la casa, porque va sacar el aire caliente, pero si abres una ventana que está al lado de la otra, por mucho que las abras, no se va a generar esa corriente", explica.
Otro error muy común es usar mal un ventilador de techo.
"A diferencia de los que son de pie, a los de techos hay que cambiarle el sentido de giro entre invierno y verano, porque si no, lo que hacen es repartir el aire caliente en vez de generar una corriente más fresca. En el invierno deben girar en el sentido de los punteros del reloj, y en el verano contra el puntero de reloj", dice el arquitecto Jacob.
Otras ideas
El siguiente es un truco casero y efectivo."Puedes poner el ventilador frente a una mesa, por ejemplo, donde esté un bol o bandeja metálica con hielo y sal (la sal impide que el hielo se derrita muy rápido). El aire, al pasar por esa bandeja, se enfría. Esa una forma de bajar la temperatura", explica el arquitecto Jaime Criado, docente de la Escuela de Diseño del Duoc UC.
Las plantas también son de utilidad.
"Y más que al interior de la casa, sirven al exterior, pegadas a los muros, o en los balcones en el caso de los departamentos. Las plantas reciben esa radiación y hacen fotosíntesis, eso hace que el calor no llegue directamente al concreto de la casa, por eso son súper importantes", explica Loreto Prat del Río, ingeniera agrónoma y docente de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile.
¿Y las cortinas? La arquitecta María Blender aconseja: "Las cortinas de dos capas y las blackout son para el invierno. En verano, lo más útil es hacer sombra por fuera de la ventana: un toldo, cortina enrollable, plantas, postigos, celosías. Por el interior pueden servir unas cortinas blancas de tela lisa. Pero más útil sería poner la misma cortina por el exterior. Como solución provisoria y muy económica sirve papel blanco normal pegado sobre la ventana por el exterior. Ojalá pegado sobre el marco operable (el que se mueve), de manera que el papel quede a unos milímetros de distancia del vidrio". Y ya profesionalmente se pueden ser toldos verticales, que parecen sencillas cortinas roller que se instalan por el exterior, pero están hechas con materiales que resisten por más tiempo la exposición a los rayos IJ\L