La idea del estudio era identificar cuáles eran las mayores patologías o trastornos que se agudizaron. Destacaron el insomnio (52,3 %) y síndrome de piernas inquietas (26,5 0/0).
"Este cambio de hora afectará principalmente a aquellos que tienen problemas de sueño, número que aumentó durante la pandemia debido a las cuarentenas prolongadas, el miedo a enfermarse de Covid-19, la falta de exposición a la luz solar, la disminución de la actividad física, y problemas familiares y laborales. Con este cambio de hora la luz solar matinal disminuirá, por lo que la alteración del sueño puede exacerbarse", dice Evelyn Benavides, neuróloga especialista en trastornos de sueño de Clínica Vespucio.
Pero no solo eso. "El cambio de hora puede ser una fuente más de estrés, más en las condiciones que estamos expuestos y sometidos hace bastante tiempo. Como respuesta al nuevo periodo de adaptación, en una primera etapa, las personas pueden experimentar irritabilidad, baja anímica transitoria, sensación de cansancio y malestar físico", dice Fernando Marchant, sicólogo de Vidaintegra.
¿Hay personas que les afecta más este cambio? "Sí, las que presentan inestabilidad en la personalidad y las personas con cuadros del orden afectivo, o que son más ansiosas o depresivas, son más sensibles y vulnerables a los cambios del medio y los cambios circadianos. En ellos, pueden darse más fácilmente cambios a nivel cerebral, en neurotransmisores que alteren o modifiquen su conducta. Por otro lado, pueden afectarse las personas con rasgos de personalidad, más centrados en las auto-exigencias, con un estilo de vida perfeccionista, controladores y más estructurados", dice Marchant.
¿Existe algún tip para adaptarnos a este cambio y que no sea otro problema más en este contexto? "Lo ideal es prepararse tres días antes disminuyendo el consumo de alcohol, exponiéndonos unos 30 minutos a la luz del sol en la mañana, ojalá junto a actividad física, evitar el uso de pantallas en la noche y evitar la automedicación de pastillas para dormir, para que el cambio al horario de verano sea menos incómodo", dice la neuróloga Benavides.
Pero qué pasa si no se hizo la adpatación. "Prepararse para un descanso, dejando de lado las pantallas; tener una temperatura adecuada en el dormitorio, y con la oscuridad y silencio que permita conciliar el sueño. Además, es importante acostarse a la misma hora y comer por lo menos una hora antes y algo más bien liviano", señala el terapeuta ocupacional Claudio Acevedo, de la U. Andrés Bello.