Esta historia comienza con Claudia Conserva desahogándose en Instagram. "Muerta de cansada por las labores de la casa", posteó la animadora en su cuenta (@clonserva) este martes.
La historia continúa con la misma Claudia Conserva explicando por qué se siente tan cansada. "Yo soy maniática del orden y la limpieza. Me gusta que las cosas funcionen bien", aclara. "Es algo que descubrí cuando viví en Italia (2012), donde es muy difícil encontrar a alguien que te ayude con las labores domésticas, por lo que tuve que hacer todo sola", sigue la conductora del programa "Milf" (lunes a viernes, 15 horas, Canal TV+).
Con el inicio de la pandemia, en marzo, la persona que ayudaba a Claudia en las tareas hogareñas tres veces por semana dejó de ir. "Estoy con teletrabajo en las mañanas y en las tardes voy a la productora a hacer el programa. El desafío ha sido lograr que el tiempo me alcance para todo", contextualiza la conductora que vive con su marido Juan Carlos "Pollo" Valdivia y sus hijos Renato (19 años) y Matilda (16). "A las 8 de la mañana saco a pasear al perro, a las 9 hago una hora de cardio en la (bicicleta) elíptica y después me pongo a limpiar. Me organicé súper bien", agrega.
-¿Cómo así?
-Los lunes son más intensos: cambio las sábanas y toallas, aspiro todo el departamento, trapeo y limpio las cubiertas con limpiamuebles, plancho la ropa de la semana y lavo los vidrios. El resto de la semana mantengo la limpieza. Cada dos semanas limpio la parrilla. Además, me gusta cocinar todos los días para el almuerzo y dejo algo avanzado para la noche.
-¿Por qué no delega?
-El Pollo está todo el día en la productora, cocina en la noche, guarda la loza y me ayuda a hacer la cama. Mis hijos hacen sus camas y ordenan sus piezas, Renato me ayuda a veces con la loza, pero la limpieza en general está a mi cargo. Ni siquiera ocupo el lavavajillas porque encuentro que queda todo más limpio a mano. Me ayuda sicológicamente saber que tengo la casa limpia, así puedo trabajar tranquila. Me saco la mugre entre las 8 de la mañana y las 1 5:30 horas, todo esto intercalado con reuniones por Zoom, respondiendo mails y WhatsApp.
-En Instagram dijo que está"muerta de cansada".
-Estoy sobreexigida al máximo. En marzo me dio tendinitis en el brazo izquierdo de tanto hacer fuerza para mover muebles. Me llegaba a despertar en la noche por el dolor, pero no he ido a la clínica, porque sé que la única solución es hacer reposo. Todos los días cuando termino de hacer las cosas me pongo hielo en el brazo para que se desinflame.
-¿Piensa que si no hace usted las cosas no van a quedar bien?
-Sí, me pasa un poco. El Pollo y mis hijos me piden que descanse y me relaje con el tema, pero yo me autoexijo. Me gusta cumplir bien en el trabajo y en la casa. Es un desafío que me estimula poder hacerme cargo de todo.
"Estamos con nuestro sistema nervioso muy activado a raíz de la incertidumbre que enfrentamos con esta situación de pandemia. A nivel personal a cada uno se le ha activado más fuerte el yo crítico, ese que le dice que hay que exigirse más aún y le damos poca cabida al yo realista que nos dice que no nos exijamos tanto", alerta Paulina Lucherini, sicóloga clínica de la Clínica Las Condes. "Lo ideal es redistribuir los tiempos de manera realista y buscar distracciones a lo largo de la jornada", suma.
-¿Qué distracciones?
-Escuchar música, llamar por teléfono a una amiga, tomarse un jugo o un café o hacer ejercicios. Las mujeres quieren cumplir muchos roles a la vez y eso genera muchas exigencias. El hombre cumple muchos roles, pero uno a la vez, no de manera simultánea. Hay que aprender a delegar y pedir ayuda.