Uno de ellos es Hans Goecke, ingeniero comercial que aprovechó el dato de un familiar y compró un terreno en Curarrehue, cerca de Pucón, justo cuando empezaba la pandemia.
"La idea era verlo antes de comprarlo. Pero como estaba conveniente, vimos el proyecto por videollamada y lo compramos. Pero no hemos podido conocerlo personalmente", cuenta Goecke.
Más cerca de su destino estuvieron sus suegros Erika Ayala y Carlos Latorre, que no ven desde el verano su casita en Las Cruces.
"Después de un fin de semana largo, fuimos evitando que (las autoridades) pensaran que íbamos a pasear. Pero llegamos a Leyda y estaba el control sanitario. Teníamos unos permisos, llevábamos la chapa de una puerta para cambiarla, pero no hubo caso. Así que tuvimos que dar media vuelta y volver, no pudimos llegar a nuestra casa", relata Érika Ayala.
La principal preocupación de esta pareja es la delincuencia, pues ya les pasó algo antes.
"Hace un par de años entraron unas personas y estuvieron un fin de semana completo. Hicieron lo que quisieron", recuerda la mujer. "Imagínate ahora. Si pasó algo, no sabemos. Nuestros vecinos son gente adulta y no se les puede pedir mucho".
Hugo Miranda, quien tiene una casa en Algarrobo, decidió subirse al auto y partir a instalar una alarma para prevenir problemas.
"Yo sabía que no había permiso y me arriesgué. Primero fui a Carabineros de mi comuna, les comenté mi problema y me dieron un certificado para poder ir, pero no era muy regular. Duraba una hora y no era un permiso oficial. (En el cordón sanitario) me controlaron igual, vieron el permiso y me dejaron pasar", describe.
Distinto es el caso de comunidades o condominios, donde quienes están radicados en el lugar hacen las veces de seguridad vecinal. Para esos propietarios lo que los tiene sin dormir son los daños producidos por la falta de cuidado durante tantos meses. Nadie pudo ir a preparar las techumbres para las lluvias, por ejemplo.
"En nuestro caso no es la seguridad el principal problema, sino los posibles daños en las propiedades por efecto del clima, desde goteras hasta ventanas rotas", comenta Marcos Pareja, presidente del Club Deportivo Nacional en Algarrobo, donde se vive esta situación.
Pareja aprovecha de aconsejar a quienes están en esta situación: es vital conocer a los vecinos.
"Es una muy buena forma para estar seguros, y en estos días, evitar el traslado de gente y posible contagio a esta zona desde otra que este más contaminada como lo es la Región Metropolitana", dice.
Cordones y permisos
"Los cordones sanitarios buscan evitar la salida y entrada a una región, salvo que la persona tenga un salvoconducto o un permiso temporal ya sea para tratamiento médico, fallecimiento o funeral o por mudanza", explica la mayor Estrella Sotelo, jefa de la Comisaría Motorizada de Tránsito.Las excepciones son los permisos colectivos por trabajo esencial. Y no hay más.
"Si cruzas con cualquier otro permiso individual, te van a detener por infringir el artículo 318 del Código Penal (que habla sobre el respeto a las normas de salud impuestas por la autoridad), lo mismo que si andas sin ningún permiso. En general, lo que se hace es que si te pillan, te hacen devolver con la idea de que ese retorno sea inmediato", agrega.
Distinto es en días hábiles, cuando el cordón sanitario no está instalado. En esas circunstancias hay que considerar el estatus sanitario de las comunas.
"Si vas de una comuna en transición como Huechuraba, hacia una comuna en transición como Melipilla, tienes que resguardar que en el desplazamiento no pases por una comuna en cuarentena. Pero si alguna está en cuarentena, o en el traslado pasas por una comuna en cuarentena, necesitas el permiso temporal además del pasaporte sanitario (necesario para pasar de una región a otra). Hay que tener ojo con el trayecto", agrega Sotelo.