A fines de octubre del año pasado, cuando Íñigo Urrutia, actor de muchas teleseries
incluyendo la reestrenada "Aquelarre" (TVN), salía de su departamento cercano a
Plaza Italia, en calle Seminario, quedaba en medio de un ambiente de ebullición con
gritos, banderas, protestas, gas lacrimógeno, enfrentamientos y furia. Hoy, cuando
sale de su casa, enfrenta naturaleza, lluvia, frío, trabajo agrícola y paz. ¿Qué pasó?
Decidió irse de Santiago y refugiarse en un campo familiar, en Villarrica. ¿Cómo es su
nueva vida en el sur? Aquí lo cuenta él mismo.
Chao Zona Cero. "Me vine a fines de abril porque estaba cansado. No tenía trabajo, porque se suspendió todo, y el ambiente donde yo vivo, cerca de Plaza Italia, estaba súper candente. Fue mucho para mí. Mucha bomba lacrimógena, mucha energía, mucha violencia y no me estaba haciendo bien, así es que tomé la decisión de irme. Eso después coincidió con la pandemia y estar encerrado tampoco me hacía bien. Dije chao, tengo ganas de hacer otras cosas y esta es la oportunidad de hacerlas ".
Agotamiento. "Vivir cerca de Plaza Italia me agotó mental y emocionalmente. Yo estoy de acuerdo con muchos de los cambios que se necesitan, estoy por el Apruebo (en el plebiscito), pero estando ahí... todo era mucho, demasiada euforia, rabia, pena, miedo, se transformó en una zona muy conflictiva para vivir y tomé la decisión de hacer algo que fuera sano para mí, conectarme con la naturaleza, que siempre fue un deseo".
La idea del huerto. "Este era un fundo de mi abuela que se dividió entre sus hijas, entre las que está mi mamá y hay casas de veraneo. Hay mucha tierra y yo tenía ganas de darle un sentido al espacio y no que sólo fuera un lugar para vacacionar, sino que algo que produzca y donde yo pueda aprender y enseñarle a mis sobrinos. Esa es mi ilusión, que ellos se conecten a esto que para mí es importante: cuidar el planeta (...) Quise hacer un huerto y un invernadero, y ponerme a trabajar en eso sin ninguna expectativa más allá de estar haciendo algo útil".
A trabajar. "Primero cerqué y tuve que trabajar la tierra, limpiar de malezas, regar y armé un invernadero. Todo nuevo y yo soy cero carpintería. El trabajo lo he hecho solo, pero con ayudas puntuales. Aún no manejo la motosierra (...) me falta un par de meses para poder cosechar ensaladas como me gustaría. Son cosas orgánicas. Evité los fertilizantes artificiales".
Duro. "Termino muerto. No me levanto tan temprano, como a las 8:30 horas y trabajo como hasta las 19 horas, hasta que haya luz. El trabajo físico es heavy, yo hacia crossfit (disciplina deportiva) y eso me ayudó mucho porque es pesado, debes tener un estado físico aceptable y ser aperrado para trabajar la tierra (...) pero al final del día me resulta súper satisfactorio".
Sin tele y gastando lo justo. "Hay una tele, pero no pago el cable. En Santiago no tenía. He conocido gente bacán, como cuando viajas solo. Gente muy amable y muy buena onda que me ha ayudado mucho (...) Me apaño con el arriendo de mi departamento. Tampoco necesito tanto, más allá de comer y moverme en el auto. No tengo mucho gasto".
Contento. "Me ha hecho muy bien (estar acá), estoy muy feliz porque la pandemia no la he sentido mucho. Cuando veo noticias lo único que hay es tragedia, todo es terrible (...) estar acá me permite enfocarme en otras cosas y no estar pegado al teléfono. Esa energía tan intensa que se vive en la ciudad, que en un momento de mi vida disfruté, no la necesito ahora".
¿Vuelve? "No lo sé, la verdad no lo sé. Me gusta la idea de poder quedarme acá, pero también tengo que buscar la forma de ganarme la vida. Estoy viendo cómo hacerlo, podría recurrir a los centros culturales, para ver si puedo hacer clases o si no dedicarme a hacer del huerto una empresa familiar. Estoy viendo, pero súper abierto a lo que venga. No quiero hacerme millonario, sino simplemente vivir contento".
Chao Zona Cero. "Me vine a fines de abril porque estaba cansado. No tenía trabajo, porque se suspendió todo, y el ambiente donde yo vivo, cerca de Plaza Italia, estaba súper candente. Fue mucho para mí. Mucha bomba lacrimógena, mucha energía, mucha violencia y no me estaba haciendo bien, así es que tomé la decisión de irme. Eso después coincidió con la pandemia y estar encerrado tampoco me hacía bien. Dije chao, tengo ganas de hacer otras cosas y esta es la oportunidad de hacerlas ".
Agotamiento. "Vivir cerca de Plaza Italia me agotó mental y emocionalmente. Yo estoy de acuerdo con muchos de los cambios que se necesitan, estoy por el Apruebo (en el plebiscito), pero estando ahí... todo era mucho, demasiada euforia, rabia, pena, miedo, se transformó en una zona muy conflictiva para vivir y tomé la decisión de hacer algo que fuera sano para mí, conectarme con la naturaleza, que siempre fue un deseo".
La idea del huerto. "Este era un fundo de mi abuela que se dividió entre sus hijas, entre las que está mi mamá y hay casas de veraneo. Hay mucha tierra y yo tenía ganas de darle un sentido al espacio y no que sólo fuera un lugar para vacacionar, sino que algo que produzca y donde yo pueda aprender y enseñarle a mis sobrinos. Esa es mi ilusión, que ellos se conecten a esto que para mí es importante: cuidar el planeta (...) Quise hacer un huerto y un invernadero, y ponerme a trabajar en eso sin ninguna expectativa más allá de estar haciendo algo útil".
A trabajar. "Primero cerqué y tuve que trabajar la tierra, limpiar de malezas, regar y armé un invernadero. Todo nuevo y yo soy cero carpintería. El trabajo lo he hecho solo, pero con ayudas puntuales. Aún no manejo la motosierra (...) me falta un par de meses para poder cosechar ensaladas como me gustaría. Son cosas orgánicas. Evité los fertilizantes artificiales".
Duro. "Termino muerto. No me levanto tan temprano, como a las 8:30 horas y trabajo como hasta las 19 horas, hasta que haya luz. El trabajo físico es heavy, yo hacia crossfit (disciplina deportiva) y eso me ayudó mucho porque es pesado, debes tener un estado físico aceptable y ser aperrado para trabajar la tierra (...) pero al final del día me resulta súper satisfactorio".
Sin tele y gastando lo justo. "Hay una tele, pero no pago el cable. En Santiago no tenía. He conocido gente bacán, como cuando viajas solo. Gente muy amable y muy buena onda que me ha ayudado mucho (...) Me apaño con el arriendo de mi departamento. Tampoco necesito tanto, más allá de comer y moverme en el auto. No tengo mucho gasto".
Contento. "Me ha hecho muy bien (estar acá), estoy muy feliz porque la pandemia no la he sentido mucho. Cuando veo noticias lo único que hay es tragedia, todo es terrible (...) estar acá me permite enfocarme en otras cosas y no estar pegado al teléfono. Esa energía tan intensa que se vive en la ciudad, que en un momento de mi vida disfruté, no la necesito ahora".
¿Vuelve? "No lo sé, la verdad no lo sé. Me gusta la idea de poder quedarme acá, pero también tengo que buscar la forma de ganarme la vida. Estoy viendo cómo hacerlo, podría recurrir a los centros culturales, para ver si puedo hacer clases o si no dedicarme a hacer del huerto una empresa familiar. Estoy viendo, pero súper abierto a lo que venga. No quiero hacerme millonario, sino simplemente vivir contento".