"Todos necesitamos siempre una mano y es bueno cuando a uno le toman la mano y caminamos juntos. Así debería ser la sociedad". Esa fue la reflexión de Juan Recabarren en "Vamos chilenos".
El denominado "Farkas de los pobres" tiene un puesto en la feria en Peñablanca. Vende porotos y zapallo y con esos mismos productos durante la pandemia se puso a armar ollas comunes para los adultos mayores del sector, aunque ya suma 1 5 años colaborando con la comunidad. "Reparto 350 platos a la semana. Los hago los lunes, martes y miércoles", cuenta. El apodo se lo ganó por su solidaridad, pero también porque Leonardo Farkas lo premió con 5 millones de pesos al conocer su labor y en 2015 Chilevisión le consiguió el furgón en el que se traslada. "No soy rubio como él y tengo el pelo tieso", advierte.
Juan Recabarren cuenta que "a veces doy más de lo que tengo, me consigo colchones antiescaras y pañales para los abuelitos que están solos. Mis hijos (de 33, 29 y 27 años) a veces se enojan conmigo, pero yo soy feliz ayudando". Su historia conmovió a La Jueza, Carmen Gloria Arroyo, que terminó con la voz quebrada al saludarlo en un contacto por videollamada.
-¿Qué lo motiva, Juan?
-Yo sé lo que es pasar hambre. Mi mamá me regaló a una a amiga y después ella me abandonó a los 8 años. Viví en la calle. Dormía en las caletas amontonado. Robaba fruta de los cajones y les daba a todos. A los 24 años conocí a mi mamá. Ahora soy el único que la ayuda porque mis hermanos no quieren saber nada de ella.
-¿Y por qué se dedica a los adultos mayores?
-Porque no conocí a mis abuelos. Está bueno que por primera vez se preocupen de los adultos mayores. Sería ideal que las municipalidades hicieran un catastro completo de cuántos abuelos tienen en cada comuna para acompañarlos. Con una palabra de aliento o una conversación ellos están felices.