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Miguel Ángel Bravo renunció a la TV y a Santiago
Durante décadas la vida de Miguel Ángel Bravo (63) estuvo ligada a la televisión. El actor de la Universidad de Chile saltó desde el Teatro Nacional Chileno a programas como "Teleduc" (1977-2002), "Martes 13" (1983-1995), "Noche de gigantes" (1978- 1987) y "Siempre lunes" (1988-1993). También participó en teleseries como "Los títeres" (1984) y "Matrimonio de papel" (1985), y en "Los Venegas" (1989). Pero después se alejó de la tele.

"Estaba metido en todos los canales, era muy pelusa, me hice conocido así, aunque después con los años me di cuenta que no era lo mío, renuncié a la TV, porque encontraba que todo era muy comercial, superficial", dice el hombre, quien se refugió en las tablas.

Estuvo en el Teatro de La Esquina y en el Teatro Forum, giró entonces con sus obras por el país y ganó el premio Altazor y Apes en 2010 por su interpretación en "Diario de un loco". La actividad lo llenaba, aunque en su interior deseaba cumplir un plan.

"Teníamos muchos deseos de irnos de Santiago, y la verdad es que también se juntaron historias en común. Carolina (Spencer, también actriz y su pareja) siempre amó vivir en naturaleza, en libertad. Y yo también. Siempre soñé con vivir en una casita, en una pradera, en una montaña, siempre me encantó la naturaleza".

El anhelo se hizo realidad en 2014 cuando junto a Carolina y su hijo Antú (10), se fueron a vivir a Colliguay, Quilpué. "Esto es un valle en altura, ubicado en la Cordillera de la Costa. Parte en los 800 metros y termina en los 3.000 metros. Nosotros estamos con nuestra casa en los 1.200 metros, tenemos una parcela en una ladera. Hay una vista de cerros y montañas. Veo para abajo el valle", detalla.

"Son como 400 personas las que viven acá. No hay bomberos, no hay carabineros, es un villorrio podríamos decir. Nuestros únicos vecinos están como a un kilómetro. Es una comunidad de gente esforzada, es hermoso. Y bueno, acá nosotros también hemos entregado lo nuestro".

Desde que llegaron a la zona, la actividad artística de la familia no se detuvo. Empezaron a hacer una serie de performances, levantaron un teatro al aire libre, iniciaron talleres de actuación e incluso hicieron una película: "Ancestral: mitos y leyendas de Colliguay" (2018), disponible en YouTube, donde habitantes de la zona dirigidos por ellos, dan vida a cuatro historias tradicionales del lugar.

En esa misma tecla, Bravo y Spencer realizaron hace dos semanas su última propuesta. La bautizaron como "Con-cierto animal", un recital de piano ejecutado por el actor (estudió en el conservatorio) en su anfiteatro ante un público muy particular: un hombre y un grupo de caballos. El registro, donde interpreta la hermosa "Fantaisie-lmpromptu", de Frédéric Chopin, también está en YouTube.

"En estos momentos, en medio del virus, cuando no nos podemos reunir entre seres humanos, quisimos entregarles este recital a los animales... ellos se posicionaron de ese espacio y yo les quise dar ese concierto. El arte es para todos. Y bueno, nosotros queremos buscar la armonía entre arte y naturaleza".

-¿Cómo es la vida del campo?
-El campo es bastante duro, uno tiene que estar paralelizando la actividad artística con el mundo del campo, con nuestra huerta, con la tierra, con las costumbres y la cultura campesina. Es una vida rica, esforzada, y uno tiene que estar al ritmo de la naturaleza. Trabajamos entre la tierra, el campo, nuestros dos perros, nuestros dos gatos... no te voy a decir que es fácil, acá el tiempo a veces es muy veleidoso y a veces hay temporales de viento que te rompen todo, olas de calor, demasiado frío. Hay que estar ahí, al pie del cañón.

-¿A qué se refiere con unir el arte con la naturaleza?
-Muchas veces se dice que entre el arte y la naturaleza no hay compatibilidad. O uno se dedica a una o a la otra. Pero nosotros desde el punto de vista integral vamos avanzando con paso de tortuga, buscando esa armonía. Ese es nuestro objetivo, y siempre tratando de encontrar la felicidad.

-¿Es usted feliz?
-La felicidad es de instantes, aunque en el contexto general, si uno hace una abstracción, yo me siento feliz, porque estoy cumpliendo en parte lo que soñaba que iba a hacer con mi vida. Esto de vivir un poco como Tarzán, con lo mínimo, con lo que yo me imaginaba, me hace decir que me siento feliz.

1 comentarios:

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Gracias a mi amigo Roberto, ayer pude estar en la parcela de Miguel Ángel Bravo, su esposa y su hijo. Traté de imaginar al actor que veía en la TV, pero este hombre sencillo, afable, cordial y de apariencia relajada y feliz hacía difícil la tarea. Su estilo de vida es, con el que muchos de nosotros soñamos poder llevar algún día. Gracias por habernos abierto la puerta de tu hogar y de recibirnos como si fuéramos amigos de hace mucho tiempo.

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