El nuevo coronavirus, por el momento, no ha tenido la presión adaptativa suficiente
como para tener que cambiar drásticamente su maquinaria de infección y
transformarse en un virus mucho más potente, capaz de evadir a todo sistema
inmune que se le cruce. Aquel hallazgo, realizado por investigadores del Walter Reed
Army Institute of Research, centro de investigación biomédica dependiente del
Departamento de Defensa de Estados Unidos, implica un excelente pronóstico para
los desarrolladores de medicamentos: una sola vacuna puede otorgar protección
global contra todas las variantes del nuevo coronavirus.
"Nuestros estudios sugieren que, hasta la fecha, la diversidad limitada en el SARS- CoV-2 no debería impedir que una sola vacuna proporcione protección global", concluye la investigación.
"Eso significa que el virus no está mutando tanto. Es súper bueno, no solo para las vacunas, sino para los antivirales. La mayoría de las vacunas se concentran en producir anticuerpos contra la unión del virus a las células humanas y la evidencia indica que el virus no está mutando en esa región, por lo tanto, las vacunas debiesen ser igual de efectivas para la distintas variantes del virus", asegura.
El primer susto que tiene un investigador cuando trabaja con vacunas, cuenta María Isabel Oliver, directora de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Andrés Bello, es justamente la tasa de mutación que puede llegar a tener el virus.
Para generar una vacuna, dice la doctora en Biología Celular y Molecular mención Inmunología, los científicos activan el sistema inmune a través de la incorporación de una parte del virus que va incluido en la inyección. El problema ocurre, menciona la investigadora, cuando el virus empieza a mutar justo en esa parte que le incorporaron a la vacuna. Si pasa eso, subraya, la efectividad falla porque el sistema inmune fue entrenado para reconocer una cosa y no otra.
"Es un gran desafío encontrar esa parte del virus que se pondrá en la vacuna. Por eso los investigadores hicieron este estudio, que es bastante grande, completo y complejo", dice.
"Los resultados de este estudio son una excelente noticia para las biofarmacéuticas, porque quiere decir que la elección del antígeno, que es la proteína Spike, fue acertada. Esa proteína es una estructura importante del virus porque es el mecanismo de entrada a las células humanas, es la llave. Hasta el momento no ha sido blanco de mutaciones", destaca.
Encontrar una mutación que altere a la proteína Spike, asegura Oliver, en estos momentos, sería una hecatombe: echar atrás todo el trabajo y empezar casi de cero a buscar otra manera de enseñarle al sistema inmune a reconocer el virus.
"Las mutaciones han sido neutras, es decir, no han ocurrido en lugares importantes para la estabilidad del virus. Si llegase a ocurrir una mutación por selección adaptativa puede empezarnos a preocupar que los anticuerpos que se generaron contra una variante del virus sean incapaces de atacar a otra y ésta pueden infectar a las células saltándose la respuesta inmune generada contra la variante anterior", describe el investigador de la Fundación Ciencia y Vida.
La doctora Oliver agrega que las mutaciones han sido neutras hasta el momento, pero puede que más adelante cambie el panorama.
"Si el virus se ve sometido a una presión adaptativa intentará ocupar otras vías de infección si es que tiene bloqueada la que usualmente ocupa, que es la proteína Spike. Así funciona el principio básico de la evolución de todos los organismos. Nosotros evolucionamos y nos quedamos con lo mejor. Pasa eso, por ejemplo, con los virus de la influenza. Sobrevive el más fuerte, el que se adapte a las injurias que puede hacerle el medio", finaliza.
"Nuestros estudios sugieren que, hasta la fecha, la diversidad limitada en el SARS- CoV-2 no debería impedir que una sola vacuna proporcione protección global", concluye la investigación.
Mutaciones insignificantes
Nicolás Muena, virólogo de la Fundación Ciencia y Vida, explica que en el estudio se analizaron 18.414 secuencias distintas. Solo el 5% de esas secuencias, agrega el investigador, tienen once mutaciones comunes entre ellas, aunque poco significativas como para hacer que el virus cambie su forma de infectar a las células humanas y esquivar al sistema inmune."Eso significa que el virus no está mutando tanto. Es súper bueno, no solo para las vacunas, sino para los antivirales. La mayoría de las vacunas se concentran en producir anticuerpos contra la unión del virus a las células humanas y la evidencia indica que el virus no está mutando en esa región, por lo tanto, las vacunas debiesen ser igual de efectivas para la distintas variantes del virus", asegura.
El primer susto que tiene un investigador cuando trabaja con vacunas, cuenta María Isabel Oliver, directora de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Andrés Bello, es justamente la tasa de mutación que puede llegar a tener el virus.
Para generar una vacuna, dice la doctora en Biología Celular y Molecular mención Inmunología, los científicos activan el sistema inmune a través de la incorporación de una parte del virus que va incluido en la inyección. El problema ocurre, menciona la investigadora, cuando el virus empieza a mutar justo en esa parte que le incorporaron a la vacuna. Si pasa eso, subraya, la efectividad falla porque el sistema inmune fue entrenado para reconocer una cosa y no otra.
"Es un gran desafío encontrar esa parte del virus que se pondrá en la vacuna. Por eso los investigadores hicieron este estudio, que es bastante grande, completo y complejo", dice.
Le achuntaron con Spike
Oliver describe que los científicos han utilizado la proteína Spike como base de la mayoría de las vacunas candidatas contra el Covid-19."Los resultados de este estudio son una excelente noticia para las biofarmacéuticas, porque quiere decir que la elección del antígeno, que es la proteína Spike, fue acertada. Esa proteína es una estructura importante del virus porque es el mecanismo de entrada a las células humanas, es la llave. Hasta el momento no ha sido blanco de mutaciones", destaca.
Encontrar una mutación que altere a la proteína Spike, asegura Oliver, en estos momentos, sería una hecatombe: echar atrás todo el trabajo y empezar casi de cero a buscar otra manera de enseñarle al sistema inmune a reconocer el virus.
Evolución neutra del virus
El virólogo Nicolás Muena explica que el estudio estadounidense determinó que la evolución del SARS-CoV-2 ha sido neutra en vez de ocurrir por selección adaptativa. Cuando los virus mutan por selección adaptativa, dice, significa que han acumulado mutaciones que les permiten favorecer su funcionamiento a nivel de infección o evasión de la respuesta inmune del ser humano."Las mutaciones han sido neutras, es decir, no han ocurrido en lugares importantes para la estabilidad del virus. Si llegase a ocurrir una mutación por selección adaptativa puede empezarnos a preocupar que los anticuerpos que se generaron contra una variante del virus sean incapaces de atacar a otra y ésta pueden infectar a las células saltándose la respuesta inmune generada contra la variante anterior", describe el investigador de la Fundación Ciencia y Vida.
La doctora Oliver agrega que las mutaciones han sido neutras hasta el momento, pero puede que más adelante cambie el panorama.
"Si el virus se ve sometido a una presión adaptativa intentará ocupar otras vías de infección si es que tiene bloqueada la que usualmente ocupa, que es la proteína Spike. Así funciona el principio básico de la evolución de todos los organismos. Nosotros evolucionamos y nos quedamos con lo mejor. Pasa eso, por ejemplo, con los virus de la influenza. Sobrevive el más fuerte, el que se adapte a las injurias que puede hacerle el medio", finaliza.