"En el reglamento interno de la comunidad se establece si se permiten o no estas actividades, en qué condiciones y los horarios permitidos", responde Carlos Cruces, subgerente de Hapital.
Si el reglamento no lo permite, ¿se podría llegar a un consenso para hacer una excepción por esta vez? "El primer paso es plantear el desarrollo de esta actividad excepcional al comité, que debe tomar la decisión de permitir o realizar la consulta a los copropietarios, quienes con su voto podrán decir su aprobación o no", aclara Cruces.
Mucha prevención
Nunca está de más subrayarlo: armar un asado a carbón en un espacio cerrado implica un peligro mortal de asfixia. Y en la terraza de un edificio, aparte del riesgo, la parrilla genera una humareda muy poco gentil para los vecinos: aunque no esté prohibido, no está de más preguntarles si no les molesta, especialmente a los del piso de arriba.
"Las parrillas deben ser usadas sólo en espacios abiertos y bien ventilados. Las a gas sobre todo, liberan monóxido de carbono, un residuo altamente tóxico y que puede perjudicar a gran parte de la comunidad", advierte.
Luis Carrasco, director Escuela Prevención de Riesgos y Medio Ambiente UTEM, recalca la importancia de que las parrillas eléctricas o a gas para terraza estén certificadas por la SEC. En espacios pequeños, sugiere descartar aquellas de "llama abierta" o que requieran de acelerante para encender (como avivar el fuego con un cartón, secador de pelo, soplador).
"Para eso, las parrillas eléctricas y de gas empotrada son más seguras. Se aconseja tener un extintor a mano, un balde con agua y una toalla totalmente empapada; evitar que los niños jueguen en la zona de fuego y evitar distraer al operador de la parrilla", sugiere.