"Aunque a veces cueste un poco hacerlo, yo prefiero ver el lado positivo". La voz es
de Yuyuniz Navas (48), actriz e instructora de yoga, en referencia a esa realidad a
veces terrorífica bautizada como coronavirus. Desde que las cuarentenas surgieron
en el país, ella decidió recluirse casi sin salir de su departamento, en Ñuñoa. "Siento
que esto ha enriquecido a mi familia, el riesgo de morirse nos ha hecho valorarnos
más como clan... veo a esta pandemia como un regalo", sigue ella.
-¿Puede explicar eso por favor?
-Para mí fue un regalo en verdad esta pandemia, porque las instancias para estar con mi hija, con todas las responsabilidad que existen para vivir, son pocas, bien pocas de verdad. Eso yo lo valoro.
Yuyuniz habla de Antonia, su retoña de 19 años. Junto a ella, y en compañía del perro Ron ("porque no ladra, sino que ronronea"), han pasado casi seis meses encerradas en el domicilio. Dato: en Ñuñoa las cuarentenas empezaron el 26 de marzo pasado y desde el 2 de septiembre la comuna pasó a la tercera fase del plan gubernamental "Paso a paso", lo que permite reuniones sociales de hasta 50 personas, sin permisos.
La mamá del relato retoma: "Si bien estar encerradas puede ser una experiencia muy traumática, también ha sido una oportunidad en muchos sentidos, sobre todo para valorar los afectos. Entonces esa riqueza la hemos podido disfrutar con la Anto. Siempre hemos tenido una relación muy cercana y hemos aprendido a convivir de forma muy natural".
Según Yuyuniz cada una "tiene sus espacios, sus límites" y si alguna quiere estar sola "se va a su pieza a escuchar música o hacer otra cosa. Para ella se viene una etapa súper entretenida, la etapa universitaria, que es un tiempo en que uno conoce a gente, sale, vas para acá, para allá. Creo que a pesar de estar confinada, ella se lo tomó súper bien. Hemos podido compartir mucho".
-¿Qué han hecho?
-De todo. La parte de la cocina ha sido muy entretenida, nos hemos puesto a cocinar juntas. De repente, ella ha preparado ponte tú strogonoff de pollo, y yo hago el arroz. Es muy rica esa parte, entretenida. Vamos al supermercado juntas, y ella siempre muy copiloto, me recuerda la mascarilla, el alcohol gel, también los permisos. Es bonito acompañarse.
-¿Son yuntas?
-Yo tengo una relación con mi hija de hacernos cariño, tampoco eso de estar todo el día pegadas. Pero sí soy una mamá cariñosa, hay afecto, conversamos de muchos temas y compartimos la cotidianeidad. Hemos visto "Pasapalabra", otros programas de TV, hemos comido frutillas con chocolate... hemos disfrutando de lo simple, del hoy.
-¿Han tenido roces por algo?
-El tema del orden ha generado divergencia en esta casa. Yo soy súper ordenada, eso lo saqué fuertemente de mi mamá, y los adolescentes están madurando, entonces son más despreocupados. A veces deja las cosas tiradas, lo que hace que yo aparezca ahí. Pero todo muy normal.
-¿Y el desgaste del encierro?
-Esta familia representa el lado esperanzador en estas dinámicas de encierro. Efectivamente a algunas familias les ha ocurrido así y eso tiene harto que ver con cómo las dinámicas familiares se potencian para bien o para mal en la condición de encierro. Por esa misma razón a algunas familias no les va tan bien.
-¿Puede explicar eso por favor?
-Para mí fue un regalo en verdad esta pandemia, porque las instancias para estar con mi hija, con todas las responsabilidad que existen para vivir, son pocas, bien pocas de verdad. Eso yo lo valoro.
Yuyuniz habla de Antonia, su retoña de 19 años. Junto a ella, y en compañía del perro Ron ("porque no ladra, sino que ronronea"), han pasado casi seis meses encerradas en el domicilio. Dato: en Ñuñoa las cuarentenas empezaron el 26 de marzo pasado y desde el 2 de septiembre la comuna pasó a la tercera fase del plan gubernamental "Paso a paso", lo que permite reuniones sociales de hasta 50 personas, sin permisos.
La mamá del relato retoma: "Si bien estar encerradas puede ser una experiencia muy traumática, también ha sido una oportunidad en muchos sentidos, sobre todo para valorar los afectos. Entonces esa riqueza la hemos podido disfrutar con la Anto. Siempre hemos tenido una relación muy cercana y hemos aprendido a convivir de forma muy natural".
Según Yuyuniz cada una "tiene sus espacios, sus límites" y si alguna quiere estar sola "se va a su pieza a escuchar música o hacer otra cosa. Para ella se viene una etapa súper entretenida, la etapa universitaria, que es un tiempo en que uno conoce a gente, sale, vas para acá, para allá. Creo que a pesar de estar confinada, ella se lo tomó súper bien. Hemos podido compartir mucho".
-¿Qué han hecho?
-De todo. La parte de la cocina ha sido muy entretenida, nos hemos puesto a cocinar juntas. De repente, ella ha preparado ponte tú strogonoff de pollo, y yo hago el arroz. Es muy rica esa parte, entretenida. Vamos al supermercado juntas, y ella siempre muy copiloto, me recuerda la mascarilla, el alcohol gel, también los permisos. Es bonito acompañarse.
-¿Son yuntas?
-Yo tengo una relación con mi hija de hacernos cariño, tampoco eso de estar todo el día pegadas. Pero sí soy una mamá cariñosa, hay afecto, conversamos de muchos temas y compartimos la cotidianeidad. Hemos visto "Pasapalabra", otros programas de TV, hemos comido frutillas con chocolate... hemos disfrutando de lo simple, del hoy.
-¿Han tenido roces por algo?
-El tema del orden ha generado divergencia en esta casa. Yo soy súper ordenada, eso lo saqué fuertemente de mi mamá, y los adolescentes están madurando, entonces son más despreocupados. A veces deja las cosas tiradas, lo que hace que yo aparezca ahí. Pero todo muy normal.
Siquiatra al habla
"El caso propuesto expresa cómo una familia fortalece los espacios de encuentro, sin ser invasiva", parte analizando Manuel Reyes, siquiatra de Clínica Alemana. "Tener distintos espacios en un mismo lugar es muy relevante, para ser papá o mamá, marido o esposa o dueño de casa y que esos espacios compartidos sean valorados", continúa él.-¿Y el desgaste del encierro?
-Esta familia representa el lado esperanzador en estas dinámicas de encierro. Efectivamente a algunas familias les ha ocurrido así y eso tiene harto que ver con cómo las dinámicas familiares se potencian para bien o para mal en la condición de encierro. Por esa misma razón a algunas familias no les va tan bien.