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Campesinos idearon ingeniosa trampa contra las avispas

Magdalena Huerta es geógrafa y ecóloga. Trabaja en el Centro de Humedales del Río Cruces, de la Universidad Austral, y en los últimos años una de sus preocupaciones tiene que ver con el control de las avispas chaqueta amarilla (Vespula Germanica), una plaga que importuna a los vecinos de las zonas aledañas a Valdivia: comen sus frutos, matan abejas y poseen mandíbulas que dejan un mal recuerdo en su víctima.

En conjunto con la comunidad, en el último año han capturado 200 reinas. Como estima que pueden poner 5 mil huevos en promedio, significa eliminar un millón de estos seres. Además, han destruido 265 nidos, terminando con otro 1,3 millones. Total: al menos 2,3 millones.

Hace unos meses se le acercó un señor de Tralcao, cerca de San José de la Mariquina, y le dio un dato para combatirlas. "Me contó que deja ropa vieja en una leñera y que se le llena de avispas. Utiliza prendas como una trampa y luego mata a estos insectos", comenta Huerta. Luego escuchó a una señora de Cayumapu, a 23 kilómetros de Valdivia, que además de usar vestuario, empleaba papel arrugado. De esa manera, escuchando a la población, el centro universitario encontró un novedoso método. "Esto no era conocido previamente", comenta.

-¿Por qué la ropa funciona como trampa, Magdalena?
-Aunque las obreras duran 21 días, las reinas de esta plaga viven de un año a otro. En marzo o abril son fecundadas y luego pasan el invierno hibernando, hasta que el tiempo mejore. Necesitan al menos 10 grados centígrados para reactivarse y poner las larvas, algo que concretan en septiembre. Para mantenerse en invierno necesitan un ambiente resguardado. Se sabe que se ocultan en la corteza de los árboles y en las leñeras, donde la gente guarda su leña, porque hay menos humedad y pueden emplear la celulosa de la madera en hacer sus nidos. Ahora sabemos que también se resguardan en los pliegues de la ropa porque así ni las afecta el frío ni la lluvia.

-¿Sirve cualquier tipo de ropa?

-Se han visto en abrigos y en prendas de lana, pero también en capas de lluvia, que son de plástico. Las reinas hibernantes en general son de movimientos lentos, por lo que son más fáciles de atrapar. Las personas las matan aplastándolas con algo o arrojando la ropa al suelo y luego la pisan.

En septiembre y luego en diciembre, las avispas se activan y atacan los cultivos de manzana. Al mismo tiempo se vuelven invitados indeseables en las fiestas costumbristas. "Tenemos un proyecto en conjunto con 21 instituciones de 5 países para el control de la plaga", cuenta Ignacio Rodríguez, director del Centro de Humedales del Río Cruces. Junto a los vecinos se han organizado para elaborar otro tipo de trampas. Por ejemplo, una botella de plástico grande cortada en la parte superior encajada de otra botella plástica, pero de medio litro. Se instalan a dos metros y en su interior se ponen distintas sustancias. A saber:

-Vinagre de manzana. "El olor de la manzana en descomposición las atrae. El líquido se diluye con jabón líquido, por lo cual a la avispa no puede volar y se hunde", dice Magdalena Huerta.

-Miel avinagrada. "Las avispas son grandes depredadoras que valoran la miel de los panales de abejas. Cuando las atacan, matan hasta a las abejas, a quienes usan de alimento para las larvas de su propio nido", cuenta Huerta. Al agregar lavalozas, las avispas no tienen escapatoria.

-Carne. "Son preferentemente usadas para las obreras", aclara Huerta. Básicamente se pone un trozo de carne sobre una fuente de agua con detergente. Al tratar de sacar un pedazo, se ahogan sin remedio.

-Cebo tóxico. Se atrae a las obreras con alimento al que se le ha añadido un polvillo con un veneno llamado fepronil. Actúa lentamente. Permite que la obrera vuelva a su nido y contamine a las larvas y así no alcanzan a nacer.

-Fuentes abiertas. A fin de temporada, más o menos en marzo, las obreras están en plena actividad. "Un apicultor de Punucapa (a 20 kilómetros de Valdivia) utiliza una fuente abierta con miel avinagrada que las atrae. Lo interesante es que las abejas no se interesan, por lo cual no les pasa nada", comenta Huerta.

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