Carla Muñoz (28) consiguió, el fin de semana, el tercer lugar en un campeonato de racquetball en Las Vegas, Estados Unidos, detrás de Paola Longoria (10 del mundo) y Rhonda Rajsich (70). Este buen resultado, en la LPRT (Ladies Professional Racquetball Tour), es el último eslabón de su dilatada y exitosa trayectoria en Estados Unidos, que incluye estudios universitarios, con beca deportiva en uno de las principales centros de estudios de Colorado.
La chilena comenzó a jugar a los 15 años. Su padre, Fernando Muñoz, la llevó de espectadora a un torneo local. Ella se enamoró del juego y no paró más. Ahora es la número 1 de Chile y 12 del mundo, con un palmarés que incluye una medalla de plata, en dobles, junto a Ángela Grisar, en el Mundial de República Dominicana, en 2012, entre otros logros.
A los 19 años, congeló la carrera de ingeniería civil en la Universidad de Chile y partió a Estados Unidos a perfeccionar su técnica, justo después de los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Estuvo dos años sin estudiar. Solo jugaba, pero rápidamente le picó el bichito de volver a las aulas. Así que decidió matricularse en Las Positas College Livermore, en el norte de California. "Ahí no tenía beca, pero gané unos campeonatos nacionales univesitarios y la Univesidad de Colorado (Colorado State University-Pueblo) me ofreció una beca y acepté. La verdad es que hay muchos deportistas chilenos que han estudiado con beca en Estados Unidos, aunque yo, desde 2011, conté con el apoyo del estado de Chile para costear mis gastos, de la vida diaria, y los torneos", explica.
En mayo de 2019 terminó sus estudios de contabilidad y una maestría en negocios.
-¿Cómo era la beca con la que pudo estudiar?
-Depende del año, pero en general cubría la mayoría de mis mensualidades. Mi deporte no es tan grande, por lo que casi no da becas. Entonces fue lo mejor que pude conseguir. Y la Universidad de Colorado es la más destacada en racquetball. Es la que tiene más títulos y por eso ahí conseguí la beca. Me daban un monto semestral que cubría mis gastos.
-¿Qué recuerda de su vida universitaria en Estados Unidos?
-Todo fue muy entretenido. Ya competía de manera profesional, por lo que tenía mejor nivel que el resto de las competidoras. Las finales eran más parejas. Tuve mucha suerte. Jugaba como veinte torneos al año y los profes me ayudaban mucho. La cultura deportiva en Estados Unidos es muy buena.
-¿Desde 2011 vive sola?
-Al principio, vivía con mi entrenador, Pablo Fajre, y con Ángela Grisar, mi partner en ese entonces. Después comencé a vivir sola o con roomates (compañeros de habitación). Igual debo decir que he echado de menos a Chile, desde el principio. Trato de volver al país una vez al año.
-¿Qué les diría a los jóvenes chilenos que se quieren ir a estudiar y jugar a Estados Unidos?
-En Estados Unidos es difícil estudiar y jugar, pero se puede. Si yo pude, cualquiera puede. Hay que tener mucha dedicación y paciencia. Y, por supuesto, hay que esforzarse.
Hace un año que Muñoz se radicó en Chihuahua, México. "Es una de las mejores ciudades del mundo para jugar y entrenar, con muy buenos jugadores, tanto en varones como en damas. México es una potencia en el racquetball", dice. El año pasado, además, concedió una entrevista para la revista Playboy de México. "En un torneo se me acercó un señor y dijo que querían hacerme una entrevista deportiva y accedí", cuenta.
.¿Se tuvo que tomar fotos especiales para la revista?
-Me dijeron que me tomara fotos como me sintiera más cómoda.
-¿Trabaja en lo que estudió?
-Sí, pero de manera online para una empresa de Colorado. En mis tiempos libres, porque lo principal siguen siendo mis entrenamientos y competencias.
-¿Cuándo se retire, se dedicará por completo a la contabilidad y los negocios?
-No creo. Pienso que nunca tendré un trabajo normal. Quiero ser independiente. Me gustaría tener un club.
-¿Se puede vivir del racquetball en Estados Unidos?
-Sí, pero poca gente. Hay que tener patrocinios y te tiene que ir más o menos bien en las competencias.
-¿Piensa volver a Chile?
-Sí, pero en el futuro. Todavía estimo que me quedan unos ocho años para jugar de manera profesional