Las dos primeras clases las hizo gratis. "Quería ver cómo funcionaba", cuenta Claudia Miranda. "Hacía más de 15 años que no daba clases. La última la di en mi academia de danza, que la cerré el 2005 para dedicarme a mis hijos", dice.
Tres meses después de eso, la bailarina tiene 60 alumnos, les hace clases de baile entretenido cuatro veces por semana y la próxima sumará una sesión de entrenamiento localizado. Aparte la están contratando en algunos colegios para que les haga clases a sus profesores. "Los mismos alumnos me han hecho los contactos", dice. Según cuenta, cobra desde $2.000 por sesión, ya que todo depende de la modalidad que prefieran, la duración y la frecuencia con que asistan: "Son valores accesibles por la pandemia. Al principio me cuestioné harto cuánto cobrar, estoy usando tarifas acorde con lo que cobra un gimnasio".
La bailarina estuvo dos meses y medio cesante. Se quedó sin trabajo en abril, cuando Canal 13 terminó el programa "Bailando por un sueño" debido a la pandemia. Un mes antes, su marido, el ex modelo argentino Omar Costella, debió cerrar su empresa de materiales para armar eventos y ferias (@xtressolucionesmodulares en Instagram) también a causa del Covid-19. "Pasamos momentos complicados, estábamos súper afligidos porque teníamos que seguir pagando la universidad de mi hijo (Bruno, de 18) y el colegio de mi hija (Amanda, de 12). Tenemos algunas deudas, igual que todos, que no perdonan y hay que seguir cumpliendo. Nos comimos nuestros ahorros", reconoce Claudia.
-Ahí se le ocurrió empezar a hacer clases.
-No, jajajá. Bailo desde los 13 años (ahora tiene 52), mi cabeza se bloqueó porque buscaba algo que hacer y no se me ocurría. Lo único que sé es bailar. Hasta que una muy buena amiga me dijo que me dejara de tontear y me armó una clase de un sábado para un lunes. Estaba asustada, pero ahora estoy súper agradecida de ella, porque gracias a su presión me animé a partir.
-¿Por qué estaba tan asustada?
-Estaba trabajando como coreógrafa y es muy distinto armar una coreografía para bailarines profesionales. Yo la monto, pero ellos la ejecutan. Mi estado físico no era para hacer clases diarias. Bailar a esta edad no es lo mismo que hace 15 años. La primera clase la terminé destruida, porque por Zoom tienes que mantener la energía y ánimo arriba, así que bailo sin parar. Tuve que tomar antiinflamatorios, pero a las dos semanas retomé el training y ya no ando adolorida.
Para reclutar a sus alumnos, la bailarina usa su Instagram (@mirandaclau5678). "Subo un flyer para promocionarme, la gente que se interesa me escribe 'yo quiero' y por mensaje interno les mando toda la información para que se conecten. Las clases las hago desde el living de la casa, corro los muebles y pongo la música fuerte. Mi hija me ayuda admitiendo a la gente al Zoom", detalla.
Claudia no es la única que se reinventó en su casa: "Mi marido armó una Pyme: vende salmón, aceite de oliva, vino, espumante, carne. Empezó ofreciendo entre los amigos y como es súper sociable su negocio ha ido creciendo rápidamente. Estoy súper contenta. Siento que reviví, me reencontré con la bailarina que tenía guardada. También estoy orgullosa de Omar. Estamos produciendo para mantenernos. Tenemos la ventaja de que hace un tiempo nos compramos un sitio y nos construimos una casa, donde vivimos hace cinco años. Gracias a Dios estamos bien de salud, con las fuerzas y ganas de rearmarnos. Los dos venimos de familias de clase media de esfuerzo y le estamos enseñando a mis hijos que uno sí se puede rearmar".
-¿Quién es más optimista de los dos?
-Nos parecemos mucho los dos. Llevamos 24 años juntos y al comienzo de la pandemia pasamos momentos de mucho desánimo. La parte positiva es que nos hemos desarmado por separado y el que está bien tira al otro para arriba. Creo que lo estamos haciendo bien, que mis hijos están captando el mensaje. Bruno juega rugby en un equipo llamado Dobs. Para ayudarlo, los profesores lo invitaron a dar clases, entonces de lunes a viernes él estudia para su carrera de ingeniería comercial y los fines de semana les hace clases a niños de 10 y 11 años. Asíél también puede generar sus ingresos.