Palma, acostumbrado a viajar y estar siempre en el estadio, reconoce que el debut, a distancia, fue difícil. Al menos, este martes, podrá estar en una cabina en el Estadio Nacional. "A mí me encanta relatar a la Selección, pero me siento incómodo en estas condiciones por la pandemia. Me tengo que estimular y tratar de mantener un ritmo porque a mí me gusta jugar mucho con el público. Mirar la tele y ponerle emoción me cuesta mucho", explica el comunicador, que hace un tiempo estrenó un canal de YouTube con su hijo periodista (Sin Barrera).
-Ya lleva un tiempo relatando sin público igual.
-Ha sido tremendo. Hay partidos del fútbol chileno que en verdad quiero que se terminen rápido, porque uno se distrae, en un estudio oscuro, donde lo único que está encendido es el monitor y una tele que no es un LED gigante, es una tele nomás.
-¿Modificó su relato de gol?
-En el campeonato local relato, grito el gol y salgo rápido. Es contar la descripción y basta. No mucho más puedo hacer porque no se está con el ambiente en vivo, el público, con los cánticos que le dan su atractivo. No puedo falsear emociones.
-¿Está en modo piloto automático?
-Es como relatar en piloto automático, es un antirelato. Lo peor que le puede pasar a un relator es narrar mirando a una pantalla, porque uno juega con las emociones y las inflexiones de voz. En Uruguay quizás se me hubiese soltado la cadena por el penal no cobrado, pero acá estaban todos en silencio. Y me callé.
-¿Se escuchó después?
-Lo sufrí, me vi un rato y no me gustó. Un gol de Chile sin el grito de fondo no es gol de Chile. Lo padecí, yo no me preparé para esto. Al no tener público y el retorno referencial, relaté nomás y salió como en bruto. A mí me gusta ir oscilando mucho, entre un relato neutro, subir, explotar en el área, bajar, jugar mucho con las inflexiones de voz. Eso no lo pude hacer. Es como que Luis Miguel salga a cantar en Viña y no escuche a nadie. No, muy pretencioso, podría hablar mejor de Montaner. Pero eso, yo no pensé que iba a ser tan duro.
-Suena muy crítico de su pega.
-Yo trabajo demasiado para los partidos y eso me agota. Voy a hacer cerca de 10 partidos en siete días. La gente cree que uno llega, mira, anota y se va. Lo obsesivo compulsivo me liquida. A veces me dan las dos de la mañana. Y todavía no logro superar en años algo que debí haber superado: no me permito equivocarme. En todo caso, no tengo Twitter. Me preocupan más los portales que hacen noticias. Uno se googlea y esas cosas quedan ahí.