La manifestación de los dueños de los gimnasios más pequeños y sus trabajadores en la Plaza de la Constitución, incluyó las clásicas pancartas y también una demostración de artes marciales.
"iNo a la depresión, no a la obesidad, somos profesores y queremos trabajar!", gritaban los apolíneos manifestantes, observados con curiosidad por Carabineros.
Su petición es una sola: abrir lo antes posible, porque aseguran que la mayoría de los gimnasios de barrio están a punto de quebrar. "Nuestras necesidades son distintas a las de las grandes cadenas. Ya se nos acabó el 10%, la suspensión laboral de nuestros trabajadores se acaba este mes y no queremos despedir a nadie", explicó César Martínez, dueño de King of Boxing y vocero de Gimnasios Unidos, que agrupa a 300 negocios y 3.500 trabajadores.
La manifestación tuvo hasta invitado desde Las Vegas. Fue amenizada por "Carlitos" Carlos Parada, la voz latina de la WWF (Federación Mundial de Lucha) para el continente. "No entiendo por qué no abren los gimnasios, si ya abrieron los centros comerciales y veo a la gente aglomerada en las micros y el metro. Creo que es más probable que se contagien comprando o camino a la pega, que en un pequeño gimnasio, donde todos se conocen y cuidan", reflexionó el santiaguino avecindado hace dos décadas en Estados Unidos.
Claudio Villanueva (31), dueño de Team Púas, pequeño gimnasio de artes marciales, que por aforo no permitiría entrenar a más de cinco personas a la vez. "La solución es prestarnos la calle, tal como lo hicieron con los restaurantes para facilitar el distanciamiento social. Hay clases que se podrían hacer afuera con total seguridad", aseguró.
Por parte de los profesores la situación también es precaria. "Llevamos casi ocho meses sin trabajar y muchos de nosotros somos extranjeros, por lo que no nos llegan muchos beneficios del Estado", contó Martín Navarrete, boxeador peruano peso mosca, con el nada despreciable récord de siete triunfos y un empate.