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El exceso de luz está complicando a los observatorios

En la ciudad de Vicuña, Región de Coquimbo, octubre es el mes de las estrellas. Sin embargo, cada vez hay menos astros para apreciar, debido a la contaminación lumínica.

El viernes, el Ministerio de Ciencia y Tecnología presentó a una comisión científica, conformada por seis astrónomos, para crear un plan de protección a las zonas de observación astronómica. La doctora en Astronomía y decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Serena, Amelia Ramírez, es una de ellos.

La astrónoma expresa una preocupación por el aumento de las construcciones con luminarias en las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo. "Si se sigue construyendo sin planificación, nos quedaremos sin lugares de observación científica", afirma.

Esto lo dice porque los observatorios chilenos están instalados donde están las mejores condiciones de visión. "Es un deber de patrimonio mundial que estemos alerta a que esta zona sea resguardada. No solo velamos por el conocimiento científico, sino que también por el derecho de observar el cielo", sentencia la académica, quien junto a la comisión, deberá entregar a fin de año un listado de zonas geográficas para proteger, basándose en criterios como la infraestructura para la observación, condiciones atmosféricas y producción científica.

El doctor en Astronomía y director de la Fundación Cielos de Chile, Guillermo Blanc, detalla que tanto en los observatorios ópticos como los radiotelescopios son afectados por la contaminación lumínica. "En el caso de los telescopios ópticos, como ocurre por ejemplo en el observatorio Paranal, esta contaminación les afecta ya que estos instrumentos captan la luz visible que podemos ver con nuestros ojos. Es la luz de las luminarias de las ciudades, de las carreteras, de las industrias" explica el investigador del observatorio Las Campanas.

En el caso de los radiotelescopios, como ALMA, Blanc argumenta que la contaminación lumínica les impacta de otra manera. "Un radiotelescopio detecta ondas de radio. Las ondas de radio no son más que luz, pero de una frecuencia que el ojo humano no puede ver. Debido a las comunicaciones, como las antenas de celulares o comunicaciones satelitales, emitimos ondas de radio constantemente para transmitir señales. Estas ondas de radio contaminan las observaciones de los radiotelescopios, igual como la luz de la ciudad contamina las observaciones de los telescopios ópticos", precisa el astrónomo.

El director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC), Pedro Sanhueza, participó durante tres días en la conferencia "Dark and quite skies for science and society", liderada por la ONU entre el 6 y el 9 de octubre, que debate precisamente el tema de la contaminación lumínica.

Una de sus mayores preocupaciones es el financiamiento público a la instalación de luces led o luz azules.

"Los alumbrados que se instalen en el norte, y ojalá en todo el país, no debieran ser luz azul o esa luz blanca fría. En el norte hay mucha faena industrial de soporte a la minería. En Antofagasta, en el sector de La Negra, ha crecido en los últimos años de manera increlble y ya empezamos a percibir su contaminación lumínica desde el cerro Paranal", lamenta.

Sanhueza explica además que la luz azul produce efectos acumulativos en la salud humana y en los animales, ya que inhibe la producción de melatonina, hormona que regula los ciclos del sueño.

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