Sala de cuidados intensivos del Hospital de Watford, en Manchester, Reino Unido. Un joven de 29 años que está con respiración asistida, un puñado de sondas clavadas en su brazo y postrado en una cama UCI, toma su celular y con el poco aliento que es capaz de exhalar se graba a sí mismo para entregarles "un mensaje a los jóvenes". Su nombre es Chris Grailey.
"Hola, chicos. Mi nombre es Chris. Fui el primero en decir que todo lo del coronavirus era mentira y ahora estoy aquí. El Covid lo cogí en Tenerife (España) pensando que yo era invencible, sin llevar mascarilla. Pagué el precio. Estuve enfermo durante la mayor parte de las vacaciones. Perdí el gusto, el olfato, tuve sudores fríos. Pero se puso mucho peor cuando volví a casa. No quiero que nadie cometa los mismos errores que yo", dice.
Chris es gerente de ventas en una empresa ubicada en el centro de Manchester. La grabación la hizo dos semanas después de ingresar al hospital, cuando no hacía otra cosa que empeorar.
"Ahora estoy en cuidados intensivos esperando recibir más tratamiento y sin saber si saldré de esta. Así que realmente quiero que tengan en cuenta este mensaje, porque le puede pasar a cualquiera. Por favor, cuídense", añade.
"El cloruro de sodio cura el Covid". "El coronavirus se transmite por el 5G". "Dos niños en Alemania murieron por usar mascarillas". "Bill Gates quiere introducirnos un chip con sus vacunas para controlar nuestras mentes...". Por muy estúpidas que sean las mentiras sobre el coronavirus que circulan por internet, "siempre cabe la posibilidad de que las mentes conspirativas las crean, porque confían más en la información que calza con sus creencias que la que aparece en medios tradicionales", explica Ingrid Bachmann, académica de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica e investigadora de redes sociales. "Por eso son un peligro", afirma.
"La forma en que me he sentido en la última semana ha sido lo más cercano al infierno que he estado nunca", agrega Grailey. "Honestamente estaba listo para rendirme. No puedo respirar, caminar, moverme. Soy como un zombi. Estoy tomando cuatro antibióticos diferentes, esteroides, oxígeno todo el día y con más agujeros en mi brazo que un drogadicto. Esto es real, es la vida real matándome", dice.
La cascada de mentiras es incontrolable. Facebook acaba de informar que, en el segundo trimestre de este año, detectó 100 millones de casos de desinformación sobre el Covid y eliminó siete millones de noticias falsas, muchas de ellas con curas milagrosas. Otras 98 millones de publicaciones fueron etiquetadas con una advertencia de información engañosa. "Y aún así", dice Bachmann, "es muy difícil hacerles entender a las personas que creen estas cosas que están equivocados. Este joven parece que debió llegar a un caso extremo".
"Así que antes de pensar en ir a fiestas en casas", finaliza Grailey, "miren mi foto e imaginen que podrían ser ustedes. Le puede llegar a cualquiera. Tengo 29 años sin ninguna condición de salud subyacente. Esto es una mierda seria. Por favor, por favor, despierten chicos. Hay más en la vida que esto. La vida es demasiado corta para arriesgar su salud. He aprendido de la manera más dura que no quiero que la gente cometa los mismos errores que yo".