Hace 31 años, cuando Pablo Valenzuela era el vicepresidente de investigación de Chiron Corporation en Estados Unidos, Michael Houghton, actual Premio Nobel de Medicina, experimentó en los laboratorios del científico chileno hasta descifrar la secuencia completa del virus de la hepatitis transfusional, hoy conocida como hepatitis C por la letra inicial de Chiron: la antigua multinacional biotecnológica cofundada por Valenzuela y el bioquímico estadounidense William Rutter.
Desde Berkeley, en California, el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, cuenta que aún no ha hablado personalmente con Michael Houghton, pero aprovecha de enviarle felicitaciones.
"La hepatitis transfusional fue un gran proyecto de nuestra empresa. Incluso estaba en la lista de las cosas que íbamos a hacer antes de fundar Chiron", recuerda Valenzuela, también director científico de la Fundación Ciencia y Vida.
-¿Cómo conoció a Houghton, doctor Valenzuela?
-Michael Houghton fue un postdoc que contraté para este proyecto que terminó siendo bastante difícil. Casi todos los académicos habían fallado y la gente del National Institutes of Health (NIH) había sido incapaz de encontrar la razón de por qué había sangre que daba origen a una enfermedad llamada hepatitis transfusional. Eso era lo único que se sabía. Después, cuando lo descubrimos en esta empresa, que no fue por una cosa académica, fue un asunto de negocios, lo llamamos hepatitis C por Chiron.
-¿Por qué no se dedicó usted a descubrir el virus?
-Yo como vicepresidente de investigación no podía estar directamente en el laboratorio, así que contraté a este postdoc que me escribió de Inglaterra porque tenía ganas de trabajar en Chiron en un proyecto que no era de hepatitis C. Cuando él llegó, yo lo fui a buscar al aeropuerto, me acuerdo que lo llevé al laboratorio y él se opuso al principio a trabajar en un virus en el que más de 15 personas y en más de 15 años se había investigado y no se había descubierto.
-¿Y qué lo convenció?
-Este hombre resultó ser muy fuerte. A pesar de que íbamos en el año cinco de investigaciones y no había resultados... lo que pasa es que cuando uno anda detrás de un virus no hay resultados parciales, se descubre o no se descubre. Bueno, él tuvo la fuerza como para permanecer en el proyecto y en una de esas lo descubrimos.
-¿Por qué demoraron tanto en descubrirlo, doctor?
-En realidad fueron seis años los que estuvimos detrás de este virus. Una de las personas galardonadas descubrió que estaba en la sangre de los chimpancés. Nosotros sabíamos que era un proyecto muy difícil, pero para nuestra empresa era un proyecto clave por el valor económico de descubrir un virus y tomar la decisión de secuenciarlo. Conocer sus genes fue lo que hizo posible que hoy exista un fármaco que prácticamente destruye el virus en tratamientos de uno o dos meses.
-¿Pensó que Houghton iba a recibir el galardón?
-Esto ocurrió hace décadas. Estábamos con miedo a que no se nos reconociera porque al final éramos una empresa y no un grupo académico. Todos venimos de la académica, pero estábamos en una empresa.
-¿Cuál fue el impacto que tuvo secuenciar el virus en Chiron?
-El impacto es que los bancos de sangre, antes de que se descubriera, estaban distribuyendo e infectando a la gente que se hacía transfusiones, lo llamábamos el virus de la transfusión por eso. Luego de que encontramos este virus, preparamos los test para chequear las bolsas de sangre en todo el mundo y con eso desapareció la infección de hepatitis C por transfusión en todo el mundo. Ese fue el efecto más fuerte.
-Chiron, entonces, aportó con la detección de virus en los bancos de sangre del mundo.
-En ese tiempo, cuando formamos la empresa, teníamos muchos proyectos importantes en mente, que eran fundamentales de desarrollar porque una empresa necesita descubrir cosas que la van a levantar económicamente. El virus de la hepatitis C era una de las infecciones más conocidas en este tiempo que no tenía respuesta. También trabajamos en la vacuna de la hepatitis B que fue lograda mediante métodos genéticos de levadura. Por primera vez en el mundo se usaba una levadura para producir un antígeno viral. Trabajamos por diez o quince años en el VIH y desarrollamos un test para banco de sangre porque ese virus también se desparramaba a través de las transfusiones. Entonces, trabajamos en los tres virus más importantes de la transfusión sanguínea e hicimos un panel de test para todos. Esta conexión de test se metió en los bancos de sangre, lo que produjo que la sangre que se transfiere en todo el mundo ahora sea segura. No tiene virus.
-¿Y la vacuna contra la hepatitis C, doctor?
-Vacuna todavía no hay, pero otra empresa, usando los datos nuestros sobre la estructura del virus, ha descubierto antivirales que son muy efectivos contra la hepatitis C. Michael todavía trabaja en la posibilidad de obtener una vacuna, pero ha sido imposible. Por eso es que las vacunas no son llegar y hacer.