Desde su casa en la villa Los Profesores, de Vallenar, Vinka Fernández no consigue recordar cómo se contagió de coronavirus. "Casi no salía a la calle y nos venían a dejar los productos", dice al teléfono. Pero contrajo la enfermedad. Quedó internada en el Hospital Provincial de Huasco el 7 de julio y en menos de una semana se complicó tanto que fue conectada a un respirador mecánico. Su vida corrió riesgo y en dos oportunidades sus hijos fueron llamados a despedirse de la mujer.
Pero resistió. Comenzó a requerir menos asistencia para respirar y el 22 de septiembre fue desconectada definitivamente tras 70 días. El martes 6 de octubre le dieron el alta médica y volvió a la calle, entre aplausos de funcionarios de salud, a 91 días de su ingreso al recinto. Así se ve en un video que grabó su familia.
"Estoy agradecida, todos se portaron un 7. Se preocuparon tanto que algunos funcionarios ni comían por atender a los pacientes", dice Vinka, profesora rural de la zona de San Félix, 61 años, hipertensa y con un grado de obesidad. "Acá en Vallenar todos la conocen y los vecinos la esperaron con globos y pañuelos blancos", cuenta Camila Rivera, 25 años, la hija del medio de la docente, que está feliz de volver a su cuidar a su madre.
Rivera cuenta que su madre "fue la paciente con más días" en el recinto asistencial. En ese periodo se le realizó una traqueotomía para conectarla al ventilador y "también se contagió de varias bacterias, una de ellas muy peligrosa: acinetobacter baumannii", sostiene.
Jaime Bravo, jefe de la unidad de pacientes criticos del hospital, confirma que Vinka es la persona con la estadía más larga en ese recinto provincial. Aclara que la mujer se complicó muchísimo el quinto día de su llegada: "Estuvo varias veces con riesgo vital".
Bravo añade que la profesora sufrió de complicaciones como neumonía y "se infectó con bacterias multirresistentes" a los medicamentos. Sólo un antibiótico podía ayudarla y, como no lo tenían en stock, debieron adquirirlo en Copiapó.
La estrategia para recuperar a la mujer pasó por marcar un curso de rescate de corticoides de altas dosis. "Nunca dejamos de poner el máximo esfuerzo en su caso", recuerda el médico, complacido de que su paciente más complicada ya esté en casa.
Camila Rivera relata con alegría que su madre ha ido recuperando lentamente la movilidad de sus piernas y brazos. Los exámenes han arrojado que "tiene los pulmones sanos, sin fibrosis".
Avances y retrocesos
Cualquier persona que pase más de 28 días en cuidados intensivos se transforma en un "paciente crítico crónico", sostiene Sebastián Bravo, jefe de pacientes críticos de la Red Salud UC Christus. Esa clase de enfermos, menciona, suelen necesitar "varios soportes" para fallas de diferentes órganos, como los riñones. "Y entre más cuidados intensivos más se expone a más infecciones", afirma.-¿Por qué, Sebastián?
-Porque uno tiene una posición en que las barreras naturales están superadas: tiene una sonda en la uretra, un tubo en la garganta y catéteres que van directamente a venas grandes. Todo eso facilita la entrada a infecciones. Por otro lado, entre los tratamientos que hemos dado para el Covid se encuentran los corticoides, que modulan el sistema inmune, pero favorecen la aparición de infecciones. Esto causa avances y retrocesos en su recuperación, una situación muy compleja porque tienen semanas buenas, luego malas y luego peor. No se alimentan bien, pierden masa muscular y fuerza. Así la recuperación puede ser lenta.
-¿Qué tan grave es la bacteria acinetobacter baumannii?
-Uno puede adquirir infecciones en el hospital, que en general son provocadas por gérmenes que tienen mucha mayor resistencia a los antibióticos normales. Por ejemplo, si se agarra una neumonía afuera, uno puede tomar 10 antibióticos, pero si es intrahospitalario, de repente un solo antibiótico sirve. El acinetobacter baumannii es un bacilo que es endémico de varios centros y es resistente a muchos antibióticos. No es tan virulento como un neumococo, pero cuesta eliminarlo y hace rebrotes.