Para que la amistad entre padres e hijos sea sólida una vez que los retoños superan la adolescencia -hito que los especialistas sitúan después de los 24 años- hay recomendaciones para que las partes estén en igualdad de condiciones.
Los estadounidenses Elizabeth Fishel y Jeffrey Jensen Arnett son autores de "When Will my grown-up kid grown up?" ("¿Cuando acabará de crecer mi hijo adulto?"); cuentan que cuando entrevistaron a padres para el libro, "75% de ellos dijo que la relación con sus hijos adultos era mejor ahora que cuando tenían 1 5 años. La mejor parte, coincidieron casi todos, es la nueva amistad que surge con el hijo adulto".
El tema reflotó en los últimos días por la estrecha relación entre Jeannette Moenne-Loccoz -la recordada Sita Jeannette de "Morandé con Compañía"- y su hija María José Palau.
Puro respeto: "La lógica del respeto se nota perfectamente en la relación de la modelo Jeannette Moenne- Loccoz y su hija que estudia Odontología", dice Jaime Fontbona, sicólogo y Magíster en Sicología Clínica, académico e investigador del Instituto de Sicología de la Universidad Austral. Ambas, acota, disfrutan de su amistad. La hija dice que "con su madre son mejores amigas" y la madre argumenta que "conversan como amigas". Insiste Fontbona: "Hay respeto y se nota". Comenta que si un padre se acerca de forma intrusa, "el hijo o hija va a reaccionar de manera adolescente" y no se va a dar esa férrea amistad.
Tolerancia: "Además de respeto en la relación padre-hijo o madre-hija debe existir el compartir y tolerar. Estos dos últimos aspectos son importantes en la relación que se logra con los hijos adultos. Con el compartir se nutre la amistad, la alegría, la tristeza, lo bueno, lo malo. Es una construcción social que incluye hasta las mañas. En el caso de la Señorita Jeannette se convierte en el modelo para la hija que la admira y sigue su huella. Lo mismo pasa con la imagen paterna en que el hijo imita al papá", resalta Alicia Pincheira, socióloga de la Universidad de Chile.
Compartir hobbies: "El compartir no solo es diversión sino todo: problemas, sentimientos, pasarlo bien en una fiesta, comunicar emociones y actividades", agrega Pincheira. Fontbona añade que "es útil para la amistad compartir, por ejemplo, los hobbies. Si el padre es coleccionista de algún objeto, seguro que el hijo tendrá el mismo interés. Si coleccionan objetos diferentes, igual están unidos y pueden intercambiar puntos de vista".
Trátelo como adulto: Tanto los hijos como los padres pasan por etapas. "En la adolescencia los hijos dan menos importancia a la relaciones que establecen dentro de la familia y se desarrollan con pares, con compañeros de colegio y después con los de la universidad. En este punto, el papá debe tratarlo como adulto porque en la medida que trate a sus herederos como tales responderán como adultos y habrá acercamiento. Es un error que se quede pegado como lo hacía hace cinco años", resalta Fontbona. Afirma que "los niños, niñas y adolescentes necesitan más al padre o madre que a un papá amigo o mamá amiga".
Dosificar los consejos: para Fontbona, "ser amigo del hijo no significa llenarlo de consejos, porque él ya tiene un nivel de desarrollo en el que no necesita al padre como autoridad. Distinta es la situación cuando él le solicita apoyo".
Chao adultocentrismo: "Se ha desdibujado el concepto de que el adulto siempre tiene la razón. Hoy, no es así. Los hijos adultos dialogan con sus padres y ambos se ponen en el lugar del otro, se comunican", acota la sicóloga Carolina Pezoa, académica de la Universidad Central. "Hoy, entre el adulto joven y adulto se da un diálogo bilateral porque ambos se nutren de la experiencia del otro. El padre no debe recomendar al hijo que siga sus pasos", aporta Fontbona.
Juntos al estadio: Pezoa destaca que está bien visto que un padre amigo de su hijo o viceversa vayan al estadio, vean una serie o tomen café. "También pueden hacer negocios juntos como buenos amigos", agrega Fontbona.