"¿Sabes qué? Si yo no tuviera que hacer muchas cosas en la vida, me pasaría todo el día sufriendo por esta sensación atroz, llorando al lado de ella". Macarena Ramis (45 años) proyecta escenarios ficticios, anclados en esa realidad latente que la angustia desde hace meses. Nieves Duhalde, su madre de 70 años, padece un agresivo cáncer, que partió en el pulmón y se extendió hasta su cerebro.
Según Macarena, ya no quedan tratamientos para sanarla: "Ella tiene un cáncer terminal, se hizo quimioterapia, radioterapia, se hizo todo lo que podía hacerse. Pero ahora ya está sólo con paliativos y postrada en cama. La familia está en una etapa de aprovechar cada minuto con ella, de quererla, de estar ahí, pero ya no hay nada que hacer en términos de medicina".
-¿Cómo ha enfrentado esta situación?
-Ha sido tremendo, yo siento que vivir esta agonía ha sido atroz. Primero, cuando te hablan del cáncer, que es una palabra que ya tiene cierta carga. Después cuando vienen las esperanzas de que se puede hacer esto o lo otro. Estuvimos en eso por 9 meses, se hizo todo lo que se pudo y todo eso fue súper doloroso. Fue un cáncer muy silencioso, que cuando se lo encontraron ya estaba ramificado. Y después viene este tiempo que es trágico todo el día. Hay días que me llaman y "me dicen vente, está mal". Y uno parte con pena, angustia... lo siento como una agonía constante.
En este proceso, el clan Ramis Duhalde se ha apoyado como nunca antes. "Tengo 4 hermanos hombres, soy la única mujer. Mi papá y mis hermanos han estado muy contenedores, agradezco tener una familia increíble, hemos tratado de apoyarnos lo que más podemos", confidencia ella.
-¿Cómo se encuentra su madre?
-Ella está en su casa, y hay que cuidarla bien nomás, aprovecharla, nada más que eso. En este minuto todo esto es cariño... yo voy a verla todos los días, tipo 6 de la tarde hasta las 9. El fin de semana ya es más largo. Ella tampoco está tan conectada, a ratos entiende, cada minutito nos reconoce a nosotros, los hijos, a mi papá. Con los nietos se pierde un poco...
-Duelen mucho estos temas familiares.
-Es terrible. Uno en esta situación esperaría que el mundo se parara, que sólo importara mi pena y mi dolor, lo que es un sentimiento muy egoísta. Pero la vida no para. Yo tengo que trabajar, tengo mis hijas, mi marido, las cosas no dejan de funcionar. Mi trabajo por ejemplo depende de mí.
Macarena se refiere a CrioClinic, clínica enfocada en tratamientos estéticos, que tiene dos sucursales (Providencia y Lo Barnechea), la misma que en estos tiempos está modificando su nombre a Ella Salud y Belleza. "Estuvimos seis meses cerrados por la pandemia. Fue un golpe duro. Veníamos abriendo una sucursal nueva, compramos equipos y se cerró todo en marzo. Hace un par de meses abrimos, con todas las complicaciones a cuestas. Igual uno mira al lado y se da cuenta que hay gente que lo pasa aún más terrible, por lo menos ya volvimos".
-Seguramente su negocio la saca un poco de su asunto familiar.
-Ocuparse hace bien a la cabeza. Hay que abocarse a las responsabilidades. Por ejemplo, a las compras, a los insumos, al personal, y hay que ocuparse. Nada funciona por sí solo y estos procesos requieren que uno esté en cuerpo y alma. Hay que estar ahí, por mucho que yo tenga pena, y no tenga ganas, hay que hacerlo, porque además es mi negocio y me gusta. Siento que igual es un privilegio hacer cosas que realmente te gusten. Además, en estas condiciones siento que ha sido terapéutico para mí.
-¿Siente que el trabajo le ha ayudado a soportar lo otro?
-De todas maneras, la pega siempre es positiva... La pega me saca un poco de lo otro. Obvio que mi marido, mis hijas, mi familia, mis maravillosas amigas, ayudan un montón al momento en que uno lo pasa mal, pero claramente conectarse en algo que necesita de mí, es importante. Hay horas del día en que estoy full pega y no es que uno se olvide del dolor, de la angustia y la sensación asquerosa que uno tiene por dentro, sino que simplemente uno se desconecta un poco de eso porque estás en otra.
-¿Cómo proyecta lo que viene?
-Lo que viene ahora es la parte más terrible de esto. Lo más probable es que lo que nos va tocar vivir en cualquier momento va a ser mucho más terrible aún, y creo que eso va a permanecer. También creo que uno debe aprender a vivir con el dolor, porque no creo que se vaya, hay situaciones en la vida que escapan de uno y finalmente uno debe aprender a aceptarlo. Yo soy optimista, soy una agradecida de la mamá que tengo, y tiendo a ver el vaso medio lleno. Eso no quiere decir que en algunos momentos quiera que detengan el mundo, pero en esos momentos, tengo a mi familia, a mis amigas increíbles y mi pega. Siento que soy afortunada. Desde otro punto de vista, la vida me ha regalado este tiempo especial con mi mamá. Físicamente aún la tengo, entonces hay que demostrar cariño. Aprovecharla todos los días que pueda.