Una investigación realizada por el Departamento de Fisiología de la Universidad de Murcia, España, y publicado en The American Journal of Clinical Nutrition , plantea que las personas que almuerzan en horarios tardíos (después de las 15 horas) tienen mayor probabilidad de tener enfermedades crónicas, como diabetes e hipertensión, además de riesgo cardiometabólico y dificultades para bajar de peso.
¿Por qué ocurre esto? "El páncreas aumenta su producción de insulina en el día controlando los niveles de glucosa en sangre y en la noche disminuyen. Los intestinos de la misma forma con la absorción de nutrientes y producción de enzimas", dice Daniela Costa, nutricionista del Centro de Salud Deportiva de Clínica Santa María, un magister en Trastornos Alimentarios y Obesidad en la Universitat de Barcelona en España, leyó la investigación.
Pero no sólo eso: "El reloj circadiano es un reloj biológico ubicado en el hipotálamo que, a través de distintas señales, controla distintos procesos metabólicos, que se regulan por estímulos dados por las señales de luz", dice Costa.
La nutricionista Lilian Contreras, que trabaja en la Clínica Ciudad del Mar, complementa: "Comer tarde o a oscuras envía al cuerpo una señal conflictiva al reloj circadiano (lo confunde), lo que altera los procesos e interacciones en el metabolismo, lo que afecta al peso corporal".
Y detalla: "Las personas que normalmente comen a medianoche porque trabajan de noche, consumen comidas muy altas en carbohidratos o muy altas en carga energética. A largo plazo pueden tener mayor prevalencia de generar alteraciones metabólicas o hormonales como resistencia a la insulina".
En el estudio, cabe decir, participaron 3.362 personas, con una media de edad de 41 años.
¿Qué se recomienda? "Comenzar el día temprano con el desayuno y finalizarlo entre 10 0 13 horas después con la última comida del día, como máximo", dice la nutricionista Costa.