A pesar de que los padres de Sebastián Pinto -delantero formado en la U y que este año se retiró de la actividad luego de jugar en 2019 en Temuco-, se separaron cuando tenía tres años y él se quedó viviendo solo con su mamá y su hermana Carla, dice que su papá siempre estuvo presente. "Él se casó de nuevo y tuvo dos hijos más, pero nunca dejó de estar pendiente de mí. Al contrario, fue un apoyo fuerte cuando decidí jugármela por ser futbolista y, junto a mi mamá, me cambiaron a un colegio para deportistas. No era una decisión fácil, era un riesgo, pero mi viejo estuvo de acuerdo y me dio, junto a mi mamá, el espaldarazo que necesitaba".
El papá de Sebastián no es, por cierto, alguien desconocido. Es el periodista y conductor de televisión Carlos Pinto, creador de clásicos programas como "Mea culpa", "El día menos pensado" (ambos hoy en exhibición) y "El cuento del tío".
-¿Y a usted nunca le entusiasmó ser periodista como su viejo?
-Nooo, nunca. De chico fui deportista y en el colegio andaba ahí no más con las notas, jajajá. De hecho, di la Prueba de Aptitud Académica por darla, nomás, porque ya estaba en el primer equipo de la U. Las pruebas las hice rapidito y las entregué en el tiempo mínimo, como a los 30 minutos. Mis compañeros de sala no lo podían creer. Ni sé qué puntaje obtuve... seguro que quedé debiendo.
-El fútbol, entonces, era la gran esperanza para usted.
-Sí pues. Y mi papá y mi mamá, pese a que obviamente querían que estudiara algo, me dieron su apoyo.
-Su papá es famoso e igual deben haberlo molestado por algunos guiños de sus programas.
-Jajajá. Típico que si perdía un gol algún compañero me decía "vai a hacer un gol el día menos pensado" y cosas así. Pero nunca me enojé por las tallas porque yo soy de los que responden al tiro. Me reía. Y contraatacaba. Soy un tipo extravertido.
-¿Siente que se le exigía más por ser hijo de una persona conocida?
-Sí, de alguna manera es así, pese a que mi papá no es del ámbito del fútbol. Yo sabía que si me equivocaba o no andaba bien, me iban a criticar por ser hijo de Carlos Pinto. Pero tuve la fortuna de ganarme pronto mi espacio y a pesar de que sabía que era un tema muy mediático, logré abrirme un espacio propio.
-Usted empezó en la U como un delantero promisorio. Pero su carrera la hizo más bien en otros equipos.
-Sí, mi sueño era jugar en la U. Ni siquiera tenía como meta jugar en la Selección. Sólo en la U porque era fanático y es raro, porque mi papá es del Audax y mis familiares y amigos del colegio son de Colo Colo y de la Católica. Pero yo estaba pegado con la U.
-¿Quién era su ídolo?
-De chico viví el período en que surgió con fuerza Marcelo Salas, cuando la U ganó el título del 994. Era mi ídolo de cabro chico. Siempre lo fue. Tanto así que una vez le pedí a un amigo de un canal de televisión que por favor se acercara a él en un programa al que estaba invitado Marcelo para que me firmara una camiseta. La firmó en el cuello. Era una camiseta de esas con la publicidad Avia. Era mi trofeo.
-¿A qué edad llegó a la U?
-A los 1 5 años ya empecé a jugar en las inferiores. Antes estuve en Universidad Católica.
-¿En Católica?
-Es que como yo quería jugar, mis papás decidieron llevarme a la UC a los ocho años porque ahí, después de entrenar, podíamos comer colación y estudiar. O sea, me podían dejar ahí toda la tarde porque no podían ir a buscarme temprano.
-De todas formas, debió ser poco grato para un hincha azul estar en la UC.
-Jajajá. De hecho, una vez no me dejaron entrenar por ser muy azul. Y es que el profe dijo que podíamos ir a entrenar con la camiseta de otro equipo que no fuera la UC. Yo llegué con una de la U y me retó el profe diciendo que él se refería a camisetas tipo Barcelona o Manchester United, pero no de rivales locales, como la U y Colo Colo. Así es que, para afuera.
-Usted deambuló por muchos equipos y en varios países. Pero lo de jugar en Turquía debe haber sido de lo más exótico.
-Sí, fue extraño llegar allá, pero creo que ahí viví mi mejor experiencia en todos los aspectos.
-¿Anduvo bien?
-Muy bien y, de hecho, tuve opciones de irme a Alemania y a España en esos momentos, pero preferí quedarme en Turquía.
-¿Por qué?
-Porque no quise dejar el lugar que sentía como mi zona de confort. Jugaba, ganaba plata, conocía y lo pasaba bien. Estaba súper cómodo. Además, ahí conocí a Bruna, mi señora.
-Cuente más...
-Jajajá. Ella es brasileña y trabajaba como modelo en Turquía. Unos amigos nos presentaron una noche y, al poco tiempo se fue de la ciudad en que estaba y se fue a vivir conmigo. Desde ese momento, hace ocho años, estamos juntos.
-Modelo y brasileña tiene su desafío de conquista. ¿Cómo lo hizo? ¿Fue a modo de teleserie turca?
-Reconozco que ahí hice la de mi viejo, porque a mi señora la conquisté como hacía mi papá en su programa: con puro humo, jajajá...
-Igual logró estabilizarse.
-Sí, claro. Tengo dos hijos (Ignacio, de ocho años, e Isabela, de tres) y ahora Bruna está embarazada de cuatro meses, así es que la familia está creciendo. Y todo empezó en Turquía.