Soledad Bacarreza (51) se cambió de casa hace poco y más allá del cúmulo de cachureos y ropa que eliminó al establecerse en su nuevo hogar, la mudanza reforzó los lazos con sus hijos adolescentes y su pareja.
"Mi hija Amanda tiene 17 años y mi hijo Guillermo, 15. Y con el cambio de casa más la pandemia que nos ha recluido siento que hemos logrado tener una conexión positiva. A pesar de ser ellos adolescentes, de hecho, me demostraron soportar bien una situación que no es fácil para niños de su edad", dice.
-Usted vive con su novio.
-Sí. Hace cuatro años estoy en pareja con Paulo Oppliger, el ex esquiador olímpico, y creo que hemos logrado establecernos bien como pareja.
-¿Él se lleva bien con sus hijos?
-Sí, muy bien. Además que ellos ven que yo me llevo bien con mi ex marido, Guillermo, con quien estuve casada 14 años. Somos bien amigos, así que todo se da con mucha concordia.
-No es fácil mantener una buena relación con el ex.
-Obvio que al principio, cuando nos separamos, hubo un distanciamiento lógico. Pero nos separamos hace cinco años y la ola pasó hace rato. Estamos divorciados, pero no somos de andar peleando. Él acepta a mi pareja y yo a la que él tiene hoy. Siempre será el papá de mis hijos, así que no vale la pena estar peleados. Nunca lo hemos estado, la verdad. Siempre llegamos a acuerdos sin tener que recurrir a otras instancias.
-¿Tiene planes de casarse con Paulo?
-La verdad es que no es tema. Con Paulo nos llevamos muy bien y no tenemos por ahora de ese tipo de planes. Digamos que somos bien partners y que eso es lo que nos gusta. Por ejemplo, como los dos hablamos francés, cada vez que queremos decirnos algo en secreto delante de otras personas, comenzamos a hablarnos en ese idioma. Es todo un cuento cómplice el que tenemos.
-Usted perdió a su padre muy joven y se quedó sola con su mamá y su hermana. ¿Moldeó esa circunstancia su personalidad?
-No hay duda. Me afectó harto la muerte de mi papá, era muy apegada. Mi hermana Victoria y yo pudimos seguir estudiando porque mi papá, que era súper ordenado, dejó la plata justa para que pudiésemos ir las dos a la universidad. Nos hicimos muy unidas las tres con mi mamá y pudimos salir adelante con esfuerzo y conscientes de que no quedaba otra.
-Hoy usted está en un cargo designado por el gobierno en la comisión Santiago 2023. También su nombre sonó como posible ministra de Deportes al comienzo del gobierno actual. ¿Tiene aspiraciones políticas?
-Yo participé en la comisión de deportes de la candidatura de Sebastián Piñera y, claro, sé que mi nombre sonó para el cargo de ministra. Pero no fue algo que me propusieran formalmente, aunque confieso que alcancé a escuchar las piedras que traía el río, jajajá. Soy militante de Evópoli porque Felipe Kast me propuso entrar al partido y lo hice porque creo que es un partido con ideas frescas, con gente joven, que tiene ideas como para hacer cosas distintas. Dicho esto, para ser sincera, no ando buscando cargos ni con la idea de participar en elecciones, pero está dentro de las opciones. No lo descarto a futuro.
-¿Siempre tuvo inquietudes políticas?
-Siempre he tenido claras mis opiniones políticas y, los más importante, soy de las que participan activamente en todos los procesos electorales. Desde 1989 no he dejado de votar y he sido siete veces vocal de mesa. Lo hago porque solo de esa forma uno puede alegar u opinan No veo otra manera mejor.
-¿Se cansó de la tele?
-Creo que es una etapa que se dio y que fue muy buena para mí en lo profesional, pero ya no la veo como el lugar donde puedo hacer lo que me gusta. En la tele, en especial en la abierta, ya no hay espacio para el deporte. Y mucho menos para los deportes que son mi especialidad, es decir, los que no son fútbol. En DirecTV, en tanto, tuve el espacio al ir a los Juegos Olímpicos de Londres y Rio, pero ahora ya no tienen los derechos de Tokio, así que preferí dar un paso al costado.