Tirada en el piso, Verónica Bianchi abrió los ojos y lo primero que pensó fue en el trabajo. La noche del domingo tenía que conducir el bloque deportivo del noticiero de CHV, pero luego su preocupación se orientó hacia algo más prioritario. "Mi frente estaba sangrando, me dolía todo el cuerpo y por momentos perdí el conocimiento. Ahí como que le tomé el peso al asunto: una caída en bicicleta es algo demasiado peligroso", cuenta.
El rostro de CDF sufrió un accidente el sábado al mediodía cuando regresaba del santuario de la naturaleza de Yerba Loca, en Santiago, y perdió el control de su bicicleta por un descuido, pese a que conocía muy bien la ruta porque lleva recorriéndola hace casi tres años.
"Fue culpa mía. Venía con una amiga y giré mi cabeza para saber dónde venía, pero me desconcentré y me encontré con una curva de lleno y no pude controlar la bicicleta. Fue una caída muy dura. Volé y me azoté con todo el peso de mi cuerpo en el sector izquierdo. Pero el casco me salvó la vida, y también me ayudó el hecho que, pese a ir en descenso, no venía muy rápido, algo así como 30 kilómetros por hora", recuerda Verónica.
Tras el costalazo, el recuerdo inmediato de su trabajo, la confirmación de que estaba sangrando y el evidente schock por el susto, comenzó a sentir dolor.
"Es que se me juntó todo: quería llegar a ver el partido del Betis con Barcelona y luego se me olvidó qué pasó. Me quedé tirada en el piso, abrí los ojos, y vi una persona que se detuvo en su vehículo para saber cómo estaba. Luego se comenzaron a acumular más autos y sentí que bastante gente se bajó para ayudarme. El golpe fue tan duro que el casco se me corrió de posición. Me quedé con moretones y raspaduras gigantes. Y una chica nos bajó. Mi amiga manejó mi auto y luego me llevó a la clínica. Ahí me pusieron calmantes a la vena y me dieron muchos medicamentos", agrega.
A Verónica le realizaron todos los exámenes de rigor, incluyendo radiografías, escáner, y un chequeo general que, para su fortuna, no arrojó ninguna lesión de consideración pese a las náuseas y mareos que experimentó. "Me dejaron con cuello ortopédico, y el miércoles tengo que regresar al canal. Tendré que maquillarme harto para que los moretones no se noten mucho, pero al menos estoy contenta porque estoy bien y esto no pasó a mayores. Estoy con reposo y el escáner me salió bueno por fortuna, lo que ratifica que el tema del casco fue clave. La saqué barata".
Hace un par de días, precisamente, el tema de los accidentes en bicicleta ha estado en el centro del debate tras el evidente aumento de las muertes por este motivo. Según la Conaset (Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito) el 5% de los fallecidos en el tránsito son ciclistas y entre enero y septiembre de 2020, el año de la pandemia, 85 personas murieron mientras se transportaban en bicicleta, un escalofriante 28% más que en 2019.
Por ello, y tras reforzar los llamados a los conductores de vehículos de mayor tamaño parar respetar la distancia prudente con respecto a los ciclistas, el uso del casco se convirtió en un adminículo absolutamente indispensable.
"El objetivo de todos los cascos es prevenir las lesiones traumáticas cerebrales. Cuando ocurre un traumatismo se generan hematomas adentro del cráneo, y como el cráneo es una bóveda que no puede expandirse, cada aumento de volumen producto de un hematoma genera un aumento de presión que termina comprimiendo todas las estructuras del sistema nervioso central, lo que puede causar daño inmediato y secuelas", explica el doctor Nicolás Thumm, traumatólogo especialista en medicina deportiva de Clínica Universidad de los Andes.
"Con el casco buscas disipar la energía del golpe y que la energía que absorba el cerebro por el traumatismo, sea menor. Son hechos de espuma de alta densidad, plumavit entre comillas, que se revientan con el golpe. ¿Consejos? Uno: usar un modelo con certificación para el deporte específico que se va a utilizan Dos: que calce bien y no se mueva, porque es algo que no te conviene comprar online sin habértelo probado. Y tres: si ese casco tuvo un golpe hay que desecharlo ya que su función de disipación de energía ya no será el mismo", añade el doctor.
Por ello, Verónica Bianchi ya tiene claro que tendrá que comprarse otro casco y ponerle mucho más ojo cuando vuelva a subirse a la bici. "Un minuto de desconcentración te puede costar muy caro", sentencia.