El emprendimiento de Tatiana Molina nació en plena cuarentena. La actriz vive con su único hijo, el actor Andrés Munster (38 años), y en junio ambos figuraban "paralizados, sin trabajo y apelando a nuestros ahorros". Un día él hizo pan. "Le quedó muy rico y después se lo comenté chateando a una amiga. Ella me dijo que lo quería probar. Así partió todo", resume ella.
Este viernes 18, madre e hijo, que han estado vendiendo pan vía delivery, debutaron en una feria navideña en Peñalolén. Debido a las fiestas, se expandieron y ahora también ofrecen pan de pascua y galletas de jengibre. "Lo hacemos con frutos secos. A los chilenos no les gusta el pan de pascua con fruta confitada. Antes aceptaban la fruta confitada y tomar cola de mono porque era parte de nuestra tradición. Ahora nos atrevemos a probar nuevos sabores y nos gusta comer rico", reflexiona ella.
Tatiana dice con orgullo que su pyme ha ido creciendo: "Cuando partimos teníamos más incertidumbres que certezas. Le dimos con mucho amor y los pedidos se empezaron a sumar. Mi hijo pone la mano de obra y yo soy la jefa".
-¿Cuál es su función?
-Yo administro, veo el marketing, llevo las cuentas en las redes sociales (@casapan_casero en Instagram y Facebook), vendo y hago el delivery. Fijo los precios de acuerdo al mercado. Es harta pega, porque estaba acostumbrada a trabajar con el arte, donde no nos enseñan nada de ventas. Pero estoy aprendiendo, me metí a cursos en Sercotec. Ha sido entretenido descubrir que puedo hacer otras cosas.
-Es lindo descubrir nuevas habilidades.
-Claro. Uno tiende a encerrarse en sí mismo y a decir "yo sólo sirvo para esto", pero resulta que esta pandemia tuvo la gracia de hacernos descubrir otras habilidades. Los que tenemos una mentalidad flexible podremos salir adelante.
Además, asegura que el emprendimiento les ha servido para conocerse con Andrés en otra faceta: "Hemos ido creciendo juntos y aprendiendo a diferenciar los roles. Mi casa es chica, pero tiene dos pisos, cada uno ocupa su lugar y eso sirve mucho. La zona intermedia es el living-comedor y cocina, que ahora está convertida en una panadería. Compramos un horno industrial y una amasadora. Él cocina como los dioses. Es sabroso, ocurrente y busquilla, le gusta mezclar sabores y me pone a probar a mí. La cuarentena le ha regalado cinco kilos extras a mi body".