Sebastián Ugarte baja por el ascensor principal de la Clínica Indisa y se para frente a un micrófono instalado junto a un completo equipo de sonido. Un enorme árbol de Navidad, de suelo a cielo, lo acompaña de fondo mientras un montón de cámaras y celulares lo filman mientras cuenta que el proceso de vacunación en la Unidad de Paciente Crítico (UPC), donde es jefe, comenzó cerca del mediodía de este viernes. Él, dice, fue el primero en pasarle el brazo a la enfermera del sexto piso, lugar donde inoculan al personal médico de primera línea.
"De toda la medicina, las cosas que más han salvado vidas han sido el agua potable y las vacunas", dice Ugarte justo cuando una familia, con un coche, intenta salir del ascensor, pero un guardia les pide devolverse debido a la gran audiencia convocada por el médico intensivista.
-¿Por qué cree que lo quieren tanto, doctor Ugarte?
-¿Por qué me quieren tanto? Soy uno más, podría ser el vecino de cualquiera. No soy una persona destacada en especial, ni alguien inalcanzable. Soy uno más de tantos que se siente parte del país y de la gente. Me ven como alguien cercano, que representa lo que somos los chilenos.
-¿Tiene algo que decirles sobre la vacuna?
-Que tengan mucha confianza. Esto ha sido una verdadera gesta científica, una proeza de la ciencia donde hubo mucha gente detrás. Las mejores mentes de la medicina han trabajado en desarrollar estas vacunas. Y héroes olvidados.
-¿Héroe olvidado?
-Quien desarrolló la tecnología para esta vacuna de ARN mensajero es una mujer científica (Katalin Kariko), inmigrante húngara en Estados Unidos. Nunca recibió reconocimiento. Probablemente debiese recibir el Premio Nobel, porque lo que hizo permitió desarrollar esta vacuna específica contra el SARS-CoV-2. Ella no era de un laboratorio, era una académica.
Doctor vacunado
"Sigue saturando súper bien, Juanita. Oye, vi a tu hermana, está bien, te mandó muchos saludos y dice que te quiere mucho, que te recuperes. A ella ya le falta menos", le dice el doctor a una de sus pacientes hospitalizadas por Covid-19.-Está de mensajero, doctor
-Ella tiene un sobrino de 16 años que la contagió a ella y a sus dos hijas. Tenemos a dos acá y una está en el Hospital Padre Hurtado. Ella le manda recados a su hija. Me visto, entro a verla y salgo con recados. Lo que pasa es que esta enfermedad es bien terrible, porque afecta a familias.
-¿Sus pacientes saben que hoy se iniciaba la vacunación?
-(Va donde Juana) ¿Usted sabía que hoy empezaron a vacunar a los funcionarios de la salud? Juana me dice que lo acaba de ver en la televisión. Eso es muy importante. Los pacientes tienen televisión y reloj, porque a pesar de estar en la UPC están conectados con la realidad. Si no aseguras eso, a veces los pacientes se desorientan.
-¿Cómo fue el pinchazo?
-Casi no duele. Sin duda alguna que duele más una inyección de penicilina. Esa sí que duele. A pesar de que tengo rinitis alérgica, no tuve problemas, no me pasó absolutamente nada. Me vacunaron en el brazo izquierdo y me pusieron un parche curita de esos redondos.
-¿Es la vacuna un alivio para usted y su equipo de trabajo?
-A nivel personal he tenido que pagar un precio en términos de mantenerme alejado de mi familia. Mi madre tiene más de 90 años y no puedo visitarla con regularidad. No tengo palabras para explicarte lo que ha sido este año para nosotros los que trabajamos en salud. Pero no soy solo yo, somos miles los que hemos vivido lo mismo y nadie reclama, nadie se queja, todos seguimos en los lugares de trabajo. Esto realmente no solo es una inyección de la vacuna, es una inyección de ánimo en gente que estaba muy cansada a esta altura del año.
-¿Y le contó a su mamá que por fin lo iban a vacunar?
-No le he contado. Ahora que me vacuné, le diré. Ayer la llamé para desearle feliz Navidad, porque no pude pasarla con ella. Hoy la iré a ven La visito con mascarilla.
-Lo veo feliz. A su equipo también, todos muestran su brazo vacunado
- Sí, la vacuna nos da fuerza. Yo me vacuné porque es parte del protocolo, soy un trabajador de la salud más. Estamos en la UPC y como parte de eso me tocó. Siento alegría y esperanza. Es el comienzo del fin de la pandemia. Hay que seguir, eso sí, con las medidas de prevención.
-¿Va a seguir con su carrera de influencer de la medicina?
-En la mañana he estado estos meses yendo a televisión, porque hemos pensado que la batalla contra el coronavirus no puede ganarse encerrados en los hospitales. Nos hemos comprometido en transmitir un mensaje, en educar con la verdad. Voy a seguir con eso, trabajando en la clínica, estudiando cuando llego a casa y jugando con mi perro en los ratos libres.
-¿Cómo se llama?
-Johann Wolfgang von Goethe. Es un pastor alemán que adopté de la calle.