Le pasa algo extraño a Coté López. "Tengo facilidad para que las personas se acerquen a contarme sus problemas. Es que soy súper reservada, jamás en la vida voy a contar algo", promete. Así es cómo, pese a su despampanante estilo, en Instagram su público es principalmente femenino. "El 80% de mis seguidores son mujeres; es algo que me encanta y es súper raro, lo típico es que a las mujeres las sigan más hombres".
Y en su Instagram, Coté, además de bonitas fotos, sube consejos. Y, por si no lo sabía, los da con propiedad: ella es sicóloga, título que obtuvo en régimen semipresencial de la Universidad de Valencia de España. Tan semipresencial fue que comenzó a cursar la carrera cuando residía en Dubai junto a su marido Luis Jiménez, hoy mediocampista de Palestino.
Ella antes había estudiado coaching para el liderazgo femenino, integral y empresarial, pero sentía que quería algo más. "Me encantó el tema de ayudar a las personas solo hablando, pero con el coaching la ayuda se queda solo en el presente. Y yo quería algo más allá", recuerda. De a poco se fue convenciendo de la idea de cursar Sicología gracias a su mejor amiga, la sicóloga Fernanda Arancibia, esposa de Carlos Villanueva, con quien coincidió muchos años en los emiratos.
"Carlos ahora juega con mi marido y son compadres. Cuando estábamos juntas en Dubai le comenté a Fernanda que Sicología me llamaba la atención: me dijo que era una carrera preciosa y me entusiasmé. Yo estaba estudiando inglés en la universidad, pero presencial". Coté se puso a buscar universidad en Dubai y no encontró nada que le gustara, así dio con la U. de Valencia.
Para matricularse debió cumplir varios trámites: le pidieron su certificado de educación media, exámenes y entrevistas. "Me embalé y me fascinó", cuenta. En el camino quedó embarazada de Jesús, su cuarto hijo, se mudó a Qatar, luego Santiago y siguió con su vida.
Adelantada a estos tiempos online, López estudió del 2014 a 2019 siempre a distancia. Las clases eran todos los días y duraban entre cuatro a cinco horas; los exámenes debía ir a darlos a la Embajada de España, con un tutor. Y, por cierto, nunca fue a España a estudiar. "Fue una experiencia maravillosa. Me hice amiga de varios compañeros, con quienes hacíamos trabajos juntos". A menudo, relata, estudiaba hasta las 4 de la mañana. "Lo hacía en el horario que podía. Son cinco niños -aunque uno tiene 19 jajá-, igual meten bulla y hay que sumar al perro".
Ojo: Coté publicó dos libros -"Tu tampoco eras para mi" y "Discúlpame fue un error"- donde la protagonista, Izabella, es sicóloga. "Saqué varios tips de lo que estudié, dentro van varios consejos".
-Debió dar exámenes hasta en su luna de miel.
-Di exámenes hasta el día en que me casé por la iglesia, los he dado en todo momento. Me demoré cinco años, es lo mismo que dura en Chile, pero hay otras universidades donde lo puedes sacar en cuatro. Ahora sigo estudiando y estoy haciendo un máster en sicología clínica.
-¿Le gustaría tener consulta algún día?
-No, siempre he estudiado todo para mí. Me gusta y me llena. Hay momentos en que me vuelvo loca; había veces que eran siete exámenes y me pasaba todo el día y la noche estudiando y leyendo. Tenía lotes de papeles repartidos por todo lo casa.
-¿Qué hacía Luis en esos períodos?
-Luis me ayudaba, me daba una semana en que se llevaba a los niños todo el rato y no dejaba que entraran a la pieza donde yo estudiaba.
Consejos para estudiar en la pieza
López, igual que tantas mamás que estudian, debió organizar una rutina para optimizar el tiempo en períodos duros. "Lo que hacía era leerme los manuales completos, que son libros de 200 páginas con toda la información del semestre: hacía resúmenes de la materia y me auto hacía pruebas. Siento que cuando te haces preguntas te quedan más".-Hay harta gente que se tienta con ver las clases de la cama.
-Ninguna posibilidad de ver las clases acostada, me quedaba dormida. Y eso que nunca me he dormido una siesta, pero algunos profesores tenían un tono de voz demasiado plano. Así que las clases las veía en mi pieza, pero en los sillones.
-Le hacía el quite a la cama.
-No, luego de las clases siempre estudiaba en la cama, tenía todas las colchas y cubrecamas con destacadores, algo que me resulta esencial. Yo necesito lo físico el papel; me carga estudiar del computador, imprimo todo y con destacador en mano voy marcando.
-¿Cómo se desconectaba del teléfono?
-El teléfono siempre lo dejaba de lado; generalmente anunciaba en Instagram que desaparecía por la semana, porque si no uno tiene el vicio de estar revisando. Soy de esas personas que necesita estar concentrada al 100%.