Existe una receta casera que ayuda bastante para no despertarse a mitad de la noche sintiendo la incómoda presencia de los zancudos: poner un plato al lado de la cama o en el velador, con agua y un de par de chorros de vinagre. La cantidad dependerá de qué tan tolerante al olor es la persona que dormirá en la habitación. ¿Qué dicen los especialistas? ¿Realmente sirve?
Según Christian González, entomólogo e investigador del Instituto de Entomología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, en Chile existen alrededor de 15 especies de zancudos. La característica principal de este insecto díptero (con dos alas) es que tiene una estructura denominada probóscide, órgano bucal alargado adaptado para succionar, similar a una trompa.
"Con esta trompa -por entregarle un nombre coloquial- , las hembras, no los machos, logran picar y succionar la sangre. Pese a que otros parientes lejanos de esta especie, como la mosca doméstica, tienen un aspecto físico parecido, ningún otro díptero tiene esa probóscide alargada y proyectada", aclara.
En la zona central es posible encontrar aproximadamente cuatro especies de zancudos, dentro de ellas, la Culex pipiens, presente desde Atacama hasta Los Lagos.
"La hembra necesita sangre para que su sistema reproductivo se desarrolle y tenga la capacidad de poner huevos. Una vez que logra picar, es capaz de poner sus huevos en agua estancada, cuyas larvas se alimentarán de los restos biológicos que encuentran allí", sostiene.
Cuando aumenta la temperatura, el ciclo biológico de los zancudos se acorta. Generalmente, si no hace mucho calor, pasan diez días desde que la hembra pica, pone los huevos y se desarrollan las larvas, dice el investigador.
Se perdió la pista
La hembra, con su olfato, buscará agua estancada que tenga ciertas características para que sus huevos se desarrollen y no servirá si se encuentra con un líquido contaminado con el ácido del vinagre, añade."En otros países se ocupa el vinagre para espantar o impedir que ingresen los zancudos al interior de las casas, al igual que otros aceites esenciales. Eventualmente, sí, puede favorecer, pero hay que tolerar el olor", sostiene el entomólogo.
Todos los insectos que se alimentan de sangre, que se llaman hematófagos, tienen receptores de dióxido de carbono (C02), que les permiten detectar la presencia de vertebrados que eliminan C02 al exhalar. Por eso son capaces atacar de noche cuando las personas duermen. Además, pueden percibir la temperatura constante del organismo humano.
Pican preferente cuando está oscuro, posiblemente, porque generaron un mecanismo de adaptación para atacar cuando los seres vivos están menos alertas y no pueden defenderse, explica González.
De acuerdo con Rocío Santander, doctora en química y académica de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, el vinagre es capaz de enmascarar a la molécula de C02 que producen los seres vivos al exhalar porque esta última es muy pequeña, lo que impide a este insecto estar 100% seguro de que se encuentra frente a su objetivo, ya que además el olor de sus ácidos - principalmente el acético y málico - lo desorientan.
A este díptero también les atrae mucho el olor que emite el ácido láctico, que los seres humanos expelen luego de hacer ejercicios porque evolucionaron para detectar sus objetivos, detalla la especialista.
"Por este motivo, el vinagre ayuda, pero no como los mosqueteros", dice la química.
¿Por qué a algunos les pica más?
Quienes terminan con varias erupciones en la piel tras la picada de un zancudo tienen que asumir que su reacción alérgica, en gran parte, responde a su carga genética. Según Valeria Palma, médica inmunóloga de la Clínica Alemana, a esa base genética se le añaden factores ambientales.
"Estos dos componentes generan que frente a la inoculación de antígenos, como la picadura de un zancudo, una persona reaccione a una sustancia que el sistema inmune reconoce como extraña", explica.
"Lo normal es que a alguien le pique un zancudo, le salga una roncha en su piel, le pique y se le pase. Sin embargo, algunos tienen una genética de alergia, que son los pacientes atópicos, cuyas células de la alergia se estimulan más con la toxina de un insecto", añade María Pía Zañartu, médica inmunóloga del Programa de Alergias de la Clínica Universidad de Los Andes.
Las personas atópicas tienden a generar otras lesiones.