Silvana Riquelme estudió Trabajo Social sin estar muy convencida. En el último año de universidad, antes de armar la tesis, se retiró. Estaba algo extraviada, pero un buen día su papá, dueño de camiones, la sacó a conducir. Desde entonces, dice Silvana, siente "una especie de libertad" tras el volante.
Tanto así, que terminó por dedicarse a este rubro 100% y ya cumple once años como chofer. "Ha sido una aventura, en este rubro nunca se termina de aprender", valora.
Riquelme trabaja manejando uno de los tres camiones de su papá. Le presta servicios a una empresa de envases para frutas. Procura hacer viajes cortos, a Curicó o Talca, para llegar todas las noches a su casa en Buin y ver a su hijo Tomás, de cinco años. "Antes de ser camionera soy mamá, y prefiero estar con él que ganar un poco más de plata", dice. Pero en temporada estival accede a manejar tramos más largos, al sur o al norte. "Es que ahora está toda la fruta, en invierno es más lento".
Prefiere no decir su edad ("me da vergüenza") pero sí cuenta que conduce un DAF del 2018 que trae un carro de 20 metros. Su camión tiene detalles rosados, como el tablero, un atrapasueños y algunos stickers. "Me gustan los detallitos chicos, prefiero no tener el camión tan sobrecargado".
En su Instagram (@Sil_vaan) muestra la cotidianeidad de ser camionera. Aunque usa la red desde 2013 años, sólo hace tres años la hizo pública. "En las historias muestro lo que hago: dónde descargo, que a veces no se almuerza, las cosas típicas que pasan en el rubro".
-¿Se ha hecho amiga de otros camioneros por Instagram?
-Tengo amigos camioneros de antes, pero por Instagram he conocido a algunos amigos de la ruta, con los que de repente conversamos y me graban videos. Yo hablo con los que son buena onda, no con los que son pasados para la punta. Tengo otra amiga que se llama Fran, es camionera y es súper regia. Somos parecidas, pero ella trabaja en la construcción, la he invitado hasta a mi casa.
-¿Se pasan para la punta algunos camioneros por Instagram?
-No todos, hay una gran parte que se salva. Son hombres y hay de todo tipo: amigables y pasados para la punta. Me llegan varios mensajes y algunos no sé qué creerán, que voy a enganchar o algo así.
-Ser camionera debe ser muy solitario. ¿Subir videos le ayuda a sentirse menos sola?
-No, no es eso. Me entretiene, si voy en algún taco y subo un video quizás alguien se salva de meterse en el mismo taco. Yo también veo historias de otras personas y eso también me sirve. Es algo lúdico, más que para sentirme menos sola.
-¿Hay muchos prejuicios hacia usted?
-Con Instagram ha cambiado. Pero cuando yo estaba empezando a marchar, el 2010, iba a la disco, conocía a gente y les decía que era camionera, me miraban raro y me decían cosas despectivas. Pero los camioneros somos gente trabajadora y de esfuerzo.
-¿Le gusta trabajar con su papá como jefe?
-Sí, a veces. Tiene pros y contras: si necesito hacer algo, me tomo el día y le aviso nomás, y no me pone ningún atado. Pero el contra es que tiene tanta confianza conmigo que me dice cosas que a otros no les dice y ahí peleamos. Pero en general es una buena experiencia.
- Se habla de la quemada del camionero: ¿tiene que cuidarse mucho del sol?
-Demasiado, mi camión está polarizado y eso protege bastante de que el sol no te pegue de lleno, porque si no el brazo se pone negro o café, y después puede dar cáncer de piel. Uno no se acuerda de echarse bloqueador todos los días, así que tengo el bronceado camionero al 100%, jajá.
-¿Hay machismo en el rubro?
-Este es un rubro demasiado machista. Los jóvenes camioneros vienen con otra mentalidad, de que hay que respetar más a las mujeres, te tratan de igual a igual. Pero la gente adulta te trata con delicadeza, siento que te ven como débil.
-¿Como lo hace con el tema de las comidas?
-Como en la ruta, paso a los servicentros, hay más variedad. No soy muy de pasar a picadas porque los platos son más pesados, es que los camioneros comen harto. No hago tanta dieta, me gusta la chatarra, pero ahora me estoy cuidando un poco porque ya no tengo 22 y la comida rápida se acumula en el cuerpo. Antes iba a la Copec y me pedía la hamburguesa con papas fritas; ahora pido el menú, que es arroz con pollo y es más sano.