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Angélica Sepúlveda perdió sus cultivos familiares en Yungay

Entre plantas de zapallo muertas y melones arruinados, Angélica Sepúlveda (39) camina resignada. "Se perdió todo aquí", confiesa ella desde los campos de cultivo que mantiene en El Roble, comuna de Yungay, Región del Ñuble. La ex rostro de programas como "Granjeras", "1810" y "1910", vive y se dedica a la agricultura ahí. Lo hace junto a gran parte de su familia, que vio cómo en días la labor de meses quedó reducida a nada.

"Acá pronosticaron lluvias con tormenta eléctrica para los días 28, 29 y 30 de enero, nos preparamos limpiando desagües, pero el agua caída sobrepasó toda expectativa", contextualiza Angélica, respecto al frente de mal tiempo que afectó la zona central del país la semana pasada. Ella sigue: "Las chacras parecían piscina, mi papá no durmió la primera noche abriendo zanjas para que escurriera el agua. Teníamos miedo que al otro día aumentaran las temperaturas, porque se iban a afectar los sembrados y así sucedió".

Según Angélica, las intensas lluvias producidas primero, secundadas de jornadas a pleno sol, crearon un escenario imposible para los cultivos. "Al tercer día las plantas estaban en el suelo, con raíces podridas, un total desastre", reflexiona, graficando que de todo lo sembrado se perdió"un 80%" y "varios millones de pesos".

-¿Cuál es la situación, Angélica?
-De las lechugas, repollos, kale, mizuna, porotos verdes, granados y tomates no se salvó nada. Esa siembra se hizo en vegas, porque es mejor suelo, pero con la lluvia parecía pantano. Unos terrenos que arrendamos en otra comuna y que plantamos con tomate cherry, acelga, pepinos, brócoli y coliflor ni siquiera los fuimos a ver, porque nos llamó un vecino y dijo que estaba todo muerto. Varias hectáreas se perdieron ahí. Hasta el miércoles creíamos que los melones, zapallos italianos y sandías se iban a salvar, pero hoy notamos que sufrieron daños también, las hojas se pusieron amarillentas y los frutos estaban blandos, se van a pudrir.

-¿No se salvó nada?

-De los terrenos que tenemos arrendados en pueblos cercanos a Yungay, por suerte se salvaron cebollas, cebollín, ciboulette, perejil, apio, puerros, choclos y zanahoria... Pero igual es triste ver que todo tu trabajo, esfuerzo y dedicación absoluta desde agosto se muera en tres días. Está el consuelo que nosotros podemos intentarlo otra vez. Lo que nos agobia y produce mucho pesar son las familias amigas que se rindieron y prefieren intentar la próxima primavera, porque quedaron con muchas deudas.

"Hay que entender que Chile Central es una zona con un clima mediterráneo, el cual se caracteriza por veranos secos, por lo tanto, una lluvia en verano es una anomalía para nosotros y para la mayoría de los cultivos que se producen acá", ilustra Constanza Schapheer, doctora en ciencias silvoagropecuarias e ingeniera agrónoma. "Cuando se conjugan temperaturas relativamente altas más humedad (lluvia) se dan condiciones para que se desarrollen organismos dañinos que atacan a las plantas. Esto puede causar problemas en los cultivos", continúa.

Fernando Santibáñez, ingeniero agrónomo y docente de la U. de Chile, reafirma conceptos: "Cuando hay lluvias acompañadas de temperaturas del suelo muy altas, que no es lo normal acá, se puede producir una explosión de hongos y bacterias, los que probablemente ya existían en el terreno. Por ejemplo, el hongo fusarium, que ataca muy rápido, en muy pocas horas puede malograr las plantas".

-Profesor, Angélica dice que el terreno se inundó.
-Si el agua inundó sus cultivos ahí la cosa es grave. Si el agua se queda en el terreno por ser un terreno bajo, las plantas se mueren por asfixia. Y más encima, en esas condiciones de asfixia, los hongos atacan mucho más fuerte porque la planta no puede defenderse porque su sistema inmune ya está comprometido.

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