Así como los consumidores pueden saber si el refrigerador que están cotizando es eficiente energéticamente, de acuerdo al sticker adherido en su puerta, en un futuro cercano también conocerán si la vivienda que quieren comprar es amigable con el medio ambiente y, al mismo tiempo, contribuye a un uso racional de la energía.
Tras la promulgación de la Ley de Eficiencia Energética el lunes pasado, se estima que en dos años más se comenzará a exigir una calificación energética o etiquetado en las propiedades nuevas, ya que dentro de ese plazo tienen que comenzar a regir los reglamentos de esta normativa. Es decir, aquellas propiedades que reciban permisos de edificación en 2023 deberán contar con esta calificación, requisito que también se exigirá para otorgar la recepción final.
Según el ministerio de Energía, las viviendas consumen casi un 15% de la energía total del país, y parte importante de ella se destina a calefacción. A su vez, la cantidad de este recurso que ocupen para elevar la temperatura depende en gran medida de su aislación térmica.
De acuerdo con el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, no será obligatorio para las constructoras incorporar medidas de eficiencia energética, pero sí informar qué tan eficientes son y las personas serás libres de elegir.
"En la casas, el 77% de la utilización de energía es para usos térmicos: calefacción, agua caliente y cocción de alimentos y el 23% restante es exclusivamente consumo eléctrico, como iluminación, artefactos y, en algunos casos, climatización", señala.
"La idea es ahorrar energía (no solo electricidad) sin afectar la calidad de vida. Entonces, la cuenta de la luz debiera bajar porque consumirán menos", añade Jobet.
En tanto, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward, destacó que han hecho un esfuerzo importante en la cartera para incorporar distintos elementos de eficiencia energética en los proyectos habitacionales que impulsan.
"Para alcanzar un sistema efectivo de eficiencia energética es crucial la orientación de la vivienda, la luz solar, la ventilación y las zonas libres de humedad, características que disminuyen los costos si se complementan con mejoras adicionales como el uso de termopaneles y mejoramiento de techos y pisos. Queremos que esta evolución también se refleje en el presupuesto familiar, pues en promedio una vivienda ahorra sobre el 80% del gasto fijo en consumo energético con este tipo de tecnologías", destacó Ward.
Para Humberto Verdejo, doctor en ingeniería eléctrica y profesor del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago, es cierto que mientras más eficiente sea una propiedad será más costosa. Sin embargo, en el largo plazo gastará menos en calefacción y aire acondicionado.
"Las propiedades antiguas quedarán fuera de esta ley, ya que seguirán con la misma infraestructura sin ningún tipo de incentivo o ayuda para disminuir los gastos energéticos", añade el profesor.
Por ejemplo, -propone Verdejo - se podría implementar un subsidio para las tarifas eléctricas residenciales de la misma forma que se hace con el agua potable para las familias vulnerables, ya que es evidentemente que les costará comprar electrodomésticos altamente eficientes.
"Esta ayuda está contemplada en la Ley de General de Servicios Eléctricos, pero (no se ha implementando) por un tema presupuestario. Hay que pensar que una cuenta tipo bordea los $25.000", sostiene.
¿Qué mostrará la etiqueta de eficiencia energética?
- Cuál es el porcentaje de ahorro en la demanda de energía para lograr calefacción, enfriamiento e iluminación apropiados para la vivienda.
- El nivel de eficiencia energética en función del porcentaje de disminución de la demanda de energía.
- Las residencias contarán con una etiqueta con colores, porcentajes y letras, que van desde la A+ a la G, siendo esta última la menos eficiente, mientras que la letra E representa el estándar actual de construcción, establecido en el artículo 4.1 .10 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC).
- El requerimiento energético donde se verá la demanda de energía por metro cuadrado de la propiedad (kWh/m2), y la de energía para calefacción y enfriamiento, por separado.