El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) informó que ha observado un crecimiento del flujo de lava que está emergiendo desde hace meses en el complejo volcánico Nevados de Chillán, en particular, desde el cráter Nicanor.
Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de la entidad, explica que han detectado cambios entre el 1 de diciembre de 2020 y el 8 de febrero de 2021, lo que se puede apreciar a simple vista mediante fotos comparadas del Ovdas (Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur).
Las imágenes muestran, según Alvaro Amigo, que "hay una erupción continua, una emisión de material constante desde el cráter Nicanor".
Este complejo del Nevados de Chillán está compuesto por 18 cráteres y Nicanor, en homenaje al poeta, se formó recién el 2016.
Estos son los principales cambios que han observado:
1. La lava ha recorrido hasta el momento 808 metros, lo que es considerada una tasa baja, dice Amigo, que es doctor en Ciencias de la Tierra en la Universidad de Bristol, Reino Unido.No es el mismo fenómeno que ocurre, por ejemplo, en los volcanes Villarrica, Cordón Caulle o el Chaitén. "Las tasas se mantienen muy por debajo del metro cúbico por segundo, que es relativamente baja. Hay que decir que el Chaitén creció a más de 30 y 40 metros cúbicos por segundo en los primeros meses", explica el geólogo.
2. El contenido de la lava, continúa el investigador, está compuesto por un material que se ve por encima como sólido y oscuro, porque, entre comillas, ya se enfrió, debido a que su temperatura superficial rondaría los 1 00 grados Celsius. Sin embargo, al momento de emerger está entre los 800 y 900 grados.
"Adentro el flujo está todavía líquido y es lo que se denomina magma. Quizás contiene algunas burbujitas de gas y algunos cristales dando vueltas por ahí los que, una vez que se enfría todo, quedan flotando en una especie de vidrio volcánico, que le da el color oscuro", asegura.
Amigo dice que no hay que equivocarse con el flujo de lava, porque "las altas temperaturas están escondidas a nuestros ojos". Sólo la han podido observar a simple vista con sobrevuelos y con imágenes térmicas.
3. Otro diferencia entre ambas fotos es el crecimiento del domo o montículo circular que se forma en el cráter.
La importancia de esta vigilancia, en especial del domo, según Amigo, es que allí"se acumula material y no fluye como la lava, entonces eventualmente eso podría caer, podría colapsar, y eso podría generar alguna clase de flujo caliente hacia las laderas".
En caso de ocurrir, el material escurriría hacia el nor-noreste del lugar en que se encuentra volcán, zona que está habitada.
"Es un seguimiento que hay que darle, para ver su estabilidad y su tasa de crecimiento", advierte sobre el domo.
Álvaro Amigo explica que en la foto, el domo se ve más rojizo porque está a alta temperatura y expuesto a la emisión de gases, por lo que "se va oxidando mucho más rápido que la lava".
4. Respecto de la larga duración de esta erupción, que lleva cinco años, el jefe de la red nacional de vigilancia volcánica del Sernageomin asegura que durante todo el siglo XX mantuvo una actividad parecida a la actual. "Lo más probable es que sigamos en esta situación por los próximos meses y quizás años", dice.
Pero el hecho de que emita material a baja velocidad y que lo mantenga en alerta amarilla de peligrosidad no significa que haga sus desconocidas.
"En el pasado, miles de años, las evidencias muestran que el Chillán hizo grandes erupciones explosivas, con columnas altas de 20 y 30 kilómetros de altura, incluso con formación de cenizas y pómez", advierte.
Sin embargo, dice que los chilenos pueden estar tranquilos porque la red de vigilancia volcánica nacional "es robusta" y al menos los 45 cráteres más activos en todo el territorio son vigilados las 24 horas del día y los siete días de la semana.